La Ciudad

Bomberos de nacimiento: la guardia joven del cuartel roldanense

Por primera vez desde su fundación, la institución local abrió una Escuela de Cadetes para preparar a los voluntarios del futuro.

Cuando a un chico se le pregunta qué quiere ser cuando sea grande, hay un 90 por ciento de probabilidades que la respuesta sea bombero. La profesión atrae por todo lo que representa: riesgo, compromiso, valentía, dedicación y sobre todo vocación de servicio, cualidades que quizás a esa edad no se comprendan del todo, pero al menos se intuyen. O tal vez lo que llame la atención sean los trajes, la autobomba y el sonido de la sirena. Da igual. Lo cierto es que el cuartel local de Voluntarios abrió este año por primera vez la posibilidad de que niños de 9 años en adelante ingresen al cuerpo, se formen y egresen preparados ejercer el oficio con el que siempre soñaron.

Con más de tres décadas a cuestas, la Asociación Bomberos Voluntarios de Roldán nunca había abierto las puertas a una capacitación de estas características. Pero gracias a la insistencia por parte de la actual Comisión Directiva, sumada al interés manifiesto de dos jóvenes integrantes de la fuerza en ponerse al hombro la experiencia, en marzo de 2015 tuvo comienzo la Escuela de Cadetes Dr. Fernando Cichitti, en honor al reconocido médico local.

Agustín Callegari y Pablo Hag, con 21 años cada uno, fueron quienes asumieron la responsabilidad, se capacitaron para ser instructores cumplimentando los cursos de rigor, presentaron el proyecto que fue aprobado por la Comisión y emprendieron la aventura de tener a su cargo la preparación de lo que será el futuro de tan prestigiosa institución.

“Yo ingresé al cuartel a los 14 años en 2008 por mis hermanos, que a su vez ingresaron por mi cuñado, y rendí en 2012. Estuve cuatro años boyando y siempre me quedó la pica de poder dar a otros lo que no tuve yo, que fue una formación. Un día Walter me comentó la idea de abrir la Escuela de Cadetes. A mí me gustó porque dar clases también se asocia a lo que estoy estudiando que es profesorado de música, le comenté a Agustín, de quien soy amigo, y decidimos hacerlo”, cuenta Pablo Hag en diálogo con El Roldanense.

El Walter al que se refiere el joven bombero es Walter Turi, actual presidente de la entidad y uno de los principales impulsores de la idea. “A mí me hubiese gustado ser bombero, pero como nunca pude, me metí en la Comisión. Entonces ahora quiero empujar a todos para que no les pase lo que me pasó a mí. Por más que no lleguen a ejercer, salen con una preparación que el día de mañana les puede servir. Antes que estén en la calle, prefiero tener a los chicos en el cuartel enseñándoles algo”, asevera con convicción.

Con siete niños en un comienzo y cinco ahora, la escuela funcionó durante todo el año pasado los días sábados por la tarde, y en este 2016 la intención es agregar un día más ya que se empezará a focalizar más en la cuestión bomberil: “Empezamos con siete chicos porque no sabíamos cómo iba a funcionar. Algunos fueron llegando por tener conocidos acá, pero hubo otros que se enteraron por el boca a boca y se anotaron. Quizás este año incorporemos a dos más ya que hay interesados, pero es algo a definir porque significaría ponerlos al nivel de los que ya vienen trabajando y eso implicaría dedicación extra”, explica Agustín Callegari.

Los pibes que actualmente están formándose entraron con 14 años y permanecerán en el programa hasta los 17, cuando egresarán como Aspirantes y estarán listos para capacitarse en otros cuarteles. “La idea es no abrir un curso todos los años sino acompañar esta camada hasta el final y una vez que terminen, sí abrir nuevamente las inscripciones”, completó el instructor.

Si bien hubo chicas entre las interesadas, por el momento el cupo es sólo para varones ya que las instalaciones del cuartel (los vestuarios, por ejemplo) no están preparadas para albergar mujeres. Sin embargo, no lo descartan para un futuro a largo plazo.

Un grupo «copadísimo»

“A los chicos uno trata de motivarlos todo el tiempo. A los 14 años se les dan responsabilidades de adultos, saben que van a estudiar, tienen que respetar pautas, no salir el viernes porque el sábado tienen clases. Pero es un grupo copadísimo, y están muy enganchados y son muy unidos”, define Agustín Callegari.

El hecho de que este año quizás se agregue otro día de cursado no es algo que preocupe a los asistentes de la Escuela de Cadetes. Más bien todo lo contrario: los entusiasma todavía más. De hecho, eran ellos quienes pedían ir más seguido al cuartel.

Cadetes en primera persona

Como no podría ser de otra manera, El Roldanense también dialogó con los propios cadetes, chicos de entre 14 y 16 años que con el correr del tiempo se irán convirtiendo en parte oficial del cuerpo de Bomberos Voluntarios que enorgullece a Roldán. Consultados por las sensaciones que les genera la experiencia que están atravesando, ¿qué fue lo que respondieron?

Matías Rodríguez (15 años): “Quiero ser bombero para ayudar a la gente, a la sociedad, y aparte me gusta. Conocía a los instructores y por eso me acerqué”.

Gianluca Bisutti (16 años): “Me gustaría ser bombero porque me gusta la profesión y para ayudar a las personas. En lo que pueda ser útil, ahí me veo”.

Francisco Lange (16 años): “Quiero ser bombero para ayudar a la gente desde cualquier punto de vista, desde cosas más sencillas hasta más complicadas”.

Guillermo Toranzo (14 años): “Quiero ser solidario y ayudar a las personas. Cuando me enteré que abrió la escuela me interesó anotarme y lo hice porque me gustaba. Me veo egresando”, asegura.

Agustín Beauvallet (14 años): “Yo ya venía desde antes al cuartel por mis primos y mis hermanos, y siempre me gustó ser bombero, desde chiquito. Me gusta ayudar a las personas y así ser mejor persona yo. Salir con la autobomba a apagar un incendio es lo que más me llama la atención”.