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A 40 años de Malvinas: testimonios de excombatientes de la región para mantener viva la causa

Hever Torres vive en Roldán, Jorge Moschen en Luis Palacios y Salvador Fragapane en Pueblo Esther. Heridas emocionales, reconocimiento del pueblo y un Estado bastante ausente.

Por Aquiles Cardiola

“Olvidar, yo sé bien que no podés, como la sociedad olvida que fuiste obligado a marchar, en su defensa”, es la frase con la cual comienza la canción ‘El visitante’ de Almafuerte, la cual sintetiza una sensación de olvido del que no se puede escapar cuando se habla de los veteranos de la guerra de Malvinas. El conflicto duró 74 días, pero las consecuencias persisten hasta la actualidad cuatro décadas después y así será, eternamente. Por el lado argentino se contabilizaron 649 muertos y más de 1.200 heridos. Por el otro, 255 británicos. También hubo civiles entre las víctimas, ya que tres mujeres isleñas fueron abatidas.

A 40 años de Malvinas, El Roldanense dialogó con tres ex combatientes de la región, Hever Torres de Roldán, Jorge Moschen de Luis Palacios y Salvador Fragapane de Pueblo Esther, quienes hablaron sobre las heridas emocionales, coincidiendo que son las que perduran de por vida o al menos costó muchos años sanar. También se refirieron a qué reconocimiento reciben actualmente y una problemática que sufrieron durante décadas, como el apoyo económico por parte del Estado.

Torres: “Las heridas que no cierran son las que llevamos en nuestras mentes y nuestras almas”

Acerca de los traumas que dejó el conflicto por la soberanía de las islas, remarcó: “Fui herido dos veces y ésas heridas cerraron, pero las que no cierran son las que llevamos en nuestras mentes y en nuestras almas. Las de nuestros muertos en combate y los que murieron en las frías aguas del Atlántico Sur, siempre estarán abiertas. Esa huella es imborrable para todo ex combatiente que estuvo en las Islas”.

“En lo particular, desde que volví de Malvinas no tuve asistencia psicológica”, aclaró Torres sobre una cuestión siempre presente a la hora de hablar sobre la salud mental de los veteranos. Y admitió: “Duele y mucho no ser reconocido y dejar de ser ‘los pibes de la guerra o los locos de la guerra’. Hoy ya a mis 60 años, con que un niño de alguna escuela me dé un beso y un abrazo, y me diga gracias, me hace muy feliz. Y ver que mis tres hijos, Juan Cruz, Nahuel Nicolás y Mariángeles, me acompañan a los actos, me llena de mucho orgullo.

Consultado sobre las ayudas por parte de los gobiernos de turno, cuestionó: “Actualmente por parte del Estado no tenemos lo que nos corresponde como veteranos de guerra. De hecho, hace dos semanas en Buenos Aires nos pegaron palazos cuando fuimos a PAMI a reclamar por nuestra obra social. Así estamos los veteranos de Malvinas”.

Moschen: “Es lamentable que hayan quedado tantos muchachos en el camino, sin atención, sin ser escuchados”

El palacense rememoró cómo fueron esos primeros años tras la guerra: “Sabemos que dos países cuyos mandatarios no se ponen de acuerdo y tienen bronca, mandan a sus jóvenes a la guerra. Después terminan las guerras y estas personas se dan la mano como si nada, los platos rotos los paga el pueblo y los hijos del pueblo. Nos escondieron, era prohibido hablar del tema de Malvinas. Luego nos empezamos a reunir y empezamos a ‘Malvinizar’ que era lo contrario a las órdenes que venía de arriba del país. No teníamos trabajo y no nos tomaban porque éramos los loquitos de la guerra”.

“Cada cosa que uno hace, es como que todo vuelve como un deja vu. Después de muchos años fueron llegando los reconocimientos y hoy disfrutamos de un sueldo que no tapa nada de las cosas que uno lleva adentro. No siempre la condición económica es lo que tapa y sana las heridas”, continuó el veterano hablando sobre lo que representa el aspecto económico por parte del Estado y señaló: “Es lamentable que hayan quedado tantos muchachos en el camino, sin atención, sin ser escuchados, nos costó. Hace días atrás estuvimos en PAMI reclamando por la Ley 191 que no se cumple. Esperemos que no pase como todos los años, que llega el 1º de abril a mayo o junio y después nos cajonean todos los expedientes, no se les paga a quienes nos proveen de salud y volvemos nuevamente al reclamo el próximo 2 de abril. Como no tenemos un sindicato, ya somos medio descartables. Es lamentable que cada 2 de abril tengamos que ir a recordarles que cumplan con los deberes de cumplir las leyes”.

Sobre la asistencia psicológica, contó: “Recién tuvimos nuestra parte de ayuda, si se puede decir psicológica, allá por el 2004 o 2005, fue la primera vez que vinieron de Estados Unidos, médicos que habían trabajado con ex combatientes de Vietnam. Nuestro país está en pañales, no pasó por conflictos anteriores como las grandes potencias. En 1986 o 1987, fui a un psicólogo que me mandó a un psiquiatra que me daba pastillas y en vez de hacerme bien, lo único que hizo es que me caiga dormido un par de veces arriba de la moto. El que pretendía curarme, lo único que quería es dejarme dormido en una cama. Yo me había quedado viudo, tenía tres hijos, y no podía quedarme encerrado. Vi más un negocio de parte de un profesional, que la asistencia que necesitaba. No pude hacer el duelo de Malvinas, no pude hacer el duelo de mi esposa, tuve que agachar la cabeza y como podía, salir adelante”.

“Sin lugar a dudas que un reconocimiento económico ayuda a suplir los faltantes de varias cosas. Una persona que está acorralada no termina tomando buenas decisiones. Hay muchas familias de los veteranos destruidas, porque en los peores momentos, que más necesitaban apoyo, solo ayudaron a que se destruyan esas familias, que son muy pocas las que permanecen armadas de aquellos días”, continuó Moschen y cerró: “Como usábamos uniformes parecidos a los de los militares de la dictadura, cuando volvimos de la guerra nos tiraban monedas desde los colectivos, nos sacudían con una moneda. Nos confundieron y nosotros éramos hijos del pueblo, patriotas, que fuimos a defender una causa nacional. Éramos chicos para ir a una confitería y éramos de edad corta para ir a una guerra. Quienes hacen las leyes no las tienen claras y con una copa de whisky nos llevó a una guerra”.

Fragapane: “Con los reconocimientos, uno siente que lo que se hizo en el ’82 tuvo sentido, no fue en vano”

Por su parte, el ex combatiente que actualmente reside en Pueblo Esther, expresó: “Cada uno está todavía en el proceso de poder sanar y aquellos que pudieron sanar, lógicamente la herida cerró, pero queda una cicatriz y eso es imborrable. Se lleva hasta el último día de la vida de cada uno”. Asimismo, se refirió a la ayuda de profesionales para tratar los traumas mentales: “Cada uno de nosotros de alguna forma recibió asistencia, nos encontramos con una vivencia, una experiencia que fue única, o por lo menos la primera que se tuvo. Los profesionales tampoco tenían la experiencia de haber tratado un veterano de guerra. Nos encontramos con la atención psicológica que cada uno pudo solicitar o tener. Para cada persona viene bien un apoyo terapéutico, más para quienes participamos del conflicto bélico del ‘82 para poder poner en palabras algunas sensaciones que todavía al día de hoy se tienen”.

Al respecto de los reconocimientos, analizó: “Tenemos que pensarlos desde lo emocional, espiritual o lo económico. Dadas las características de nuestro país, el reconocimiento económico lo tenemos a nivel nacional, provincial, en algunas localidades le brindan espacios laborales a los veteranos y a los hijos. En cuanto a lo material, el Estado se encargó de reconocer. Pero también hay reconocimientos, ya sea condecoraciones en los actos, en ser tenidos en cuenta por lo menos una vez por año cuando llega el 2 de abril y recibir un cariño al alma. Pero el mayor reconocimiento está dado por los seres cercanos, aquellos que nos contienen y pueden brindarnos ese afecto que necesitamos. Esto es lo que hace bien para que uno sienta que lo que se hizo en el ’82 tuvo sentido, no fue en vano y se hizo con un sentimiento patriótico y un compromiso con una causa nacional que fue Malvinas. Los que fuimos estábamos comprometidos y conscientes que íbamos a defender una causa justa”.

“Los veteranos, en cuanto al reconocimiento estatal, tenemos las pensiones de guerra, que nos reconoció el Estado nacional y los estados provinciales. En cuanto a la atención psicológica, tenemos la obra social y aquellos que lo necesitan, la pueden solicitar. De esa manera, sobrevivimos. Aquellos que tienen necesidad de tratamientos mucho más intensos, la obra social lo cubre”, agregó Fragapane y finalizó: “Reivindico la participación en el conflicto de los soldados conscriptos, que somos aquellos que hicimos el Servicio Militar Obligatorio de acuerdo a lo que dictaba la Constitución Nacional de entonces. Cada uno pudo estar bajo bandera y fuimos a participar con total desinterés y un altísimo compromiso e identidad patriótica”.