Juan Carlos trabaja en la estancia Santa Rosa hace más de 40 años. Comenzó cuando el lugar vivía sus últimos años de esplendor y transitó allí más de la mitad de su vida. Hoy, es el cuidador de la casa durante el día. Su hija denuncia que él debe lidiar permanente con los destrozos que genera la gente que visita el sitio y, además, dice que los fines de semana suele estar repleto de gente.

“Este no es un lugar público, es privado y tiene sus dueños. Mi papá trabaja hace tiempo allí. Hace muchos años que está la casa acá, pero nunca hubo tanta gente que viniera como lo hacen ahora”, relata María José a El Roldanense. “Se juntan chicos a andar en moto y quemaron un galpón. También destrozaron todas las ventanas. Todos los fines de semana es un caos de gente», suma.

De acuerdo a lo que dice ella, cuyo posteo en Facebook contando lo que sucede se hizo viral, su padre ya hizo denuncias. “Ha hecho un montón. Todas quedan sin efecto en La Salada o Luis Palacios”, expresa. «Mi papá está ahí ya que es el único que se encarga de todo. El problema es si llega a pasar algo, ¿a quién le van a querer reclamar después? Es un peligro ya que está todo abandonado”, se lamenta.

Junto a su angustia por lo que acontece usualmente, ella dice que muchas personas son receptivas a las órdenes que brinda el cuidador, pero otras tantas le responden con faltas de respeto y hacen caso omiso. “Lo peor es cómo le hablan. Muchas veces tiene que venir la policía que manda el patrón a sacar la gente, dado que a él no le hacen caso”.