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Dia de la industria: Militancia para el desarrollo

"En estas localidades no existe la grieta productiva, industria y campo generan riqueza parejo en ellas", asegura el industrial y dirigente local Román Guajardo.

Por: Román Guajardo (*)

El 2 de septiembre de cada año, en nuestro maravilloso país, se celebra el día de la Industria Nacional. Para quienes hacemos y somos parte de ella, es uno de esos días en los que uno amanece contento. La cara lo expresa, los mensajes que empiezan a llegar saludando te traen recuerdos, de luchas, de logros personales y colectivos, de esfuerzos y sobre todo, de muchos desafíos y proyectos que nos planteamos para adelante.

Sí, para adelante, porque claro que hay futuro y posibilidades para soñar con el desarrollo de nuestra nación. Y van a creer que como todo joven e industrial argentino, soy muy optimista. No puedo decir que no lo soy, pero tengo ejemplos concretos y bien cerquita, que avalan mis sueños, que es el mismo que el de muchos y muchas. Esos modelos son los de las comunidades industriales de nuestro interior.

En estas localidades no existe la grieta productiva, industria y campo generan riqueza parejo en ellas. Basta con salir de una fábrica y ver que a metros hay campos y producciones agropecuarias. A nadie se le ocurre dejar a uno de los dos sectores afuera en la discusión de cómo mejorar las condiciones para el pueblo. La misma gente que trabaja en uno u otro sector no dejan que con críticas se toque lo que les genera trabajo y dignidad.

Hablando de trabajo, en muchas de ellas, en una Argentina donde hay pobreza, hay desocupación cero o mejor dicho, llegan a “importar” trabajo. Cuántos de nosotros como roldanenses disfrutamos de las cosas lindas que nos da nuestro lugar. Es invaluable tener trabajo, seguridad, educación y una muy buena calidad de vida para nuestras familias acá. Qué lógica tiene ir a juntar pobreza cerca de las grandes ciudades, cuando se pueden lograr condiciones en los lugares que nos gustan.

Indirectamente, además, se crean verdaderas cadenas de valor locales. Se dinamiza el comercio, los servicios y aparecen numerosas soluciones a los problemas cotidianos a la vuelta de la esquina. Se desarrollan habilidades y todo un ecosistema orientado a producir, que se va retroalimentando con la suma de los resultados obtenidos.

Los jóvenes no se van, por el contrario, la tasa de emprendedurismo de estos lugares, es de las más altas. Uno se cría queriendo ser industrial y sabiendo que muchos de los que pudieron, arrancaron con nada o muy poco. El valor del ejemplo de cercanía es el espejo donde se reflejan los deseos de esa juventud, que en su esencia misma busca naturalmente el progreso.

Quien se atreva a decir que la industria local es obsoleta y no puede competir con el resto del mundo, con sobrados argumentos, de mínima estará muy errado, para no decir que nunca ha realmente pasado ni cerca por una de ellas o un velo ideológico no le permite verlo. Una tonelada, por ejemplo,  de la maquinaria agrícola que se fabrica en varias ciudades de nuestra provincia puede valer uss 20.000 y pelean el liderazgo de su segmento en mercados globales. Se sustituyen importaciones y  se ahorran dólares por un lado y por el otro se generan por exportaciones de altísimo valor agregado.

Menos casual es que tengan centros de capacitación y de investigación científico tecnológica de primer nivel. Clubes que son su orgullo, como así también cuarteles de bomberos, hospitales y escuelas. Es común ver a hombres y mujeres de la industria en la conducción de ellos. El nacionalismo y sentir popular es una de las representaciones de quienes sienten la causa industrial en su piel. Ese amor por lo propio y capacidad transformadora repercute en todo orden de la vida social .

El sostener políticas industriales en el tiempo es una condición fundamental y constante en ellas. Con todo esto entonces como no me voy a ilusionar, como no voy a creer que es posible, si todos estos locos y locas lo hicieron desde Argentina, con nuestras leyes, costumbres y estructuras. No son historias de Japón o Alemania. Son maquetas y ejemplos a escala. Nos muestran y enseñan lo que podemos ser como país, si apostamos a plazo a la industrialización. Claro que hay cosas y muchas para mejorar, pero trabajemos en donde coincidimos y no gastemos energías donde nos dividimos.

Este día de la industria reforzemos la militancia del desarrollo y nuestras luchas contra la desigualdad, la pobreza y el desempleo. Feliz día para todos aquellos y aquellas que sienten la causa industrial, para todos ellos y ellas que son verdaderos industrialistas. Viva la Industria Nacional!

(*) dirigente industrial UNIRR, y UIA