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Duendes y magia: abrieron una casita de té muy particular y hasta Claudia Villafañe los alentó

La apuesta es de una familia roldanense y la apertura fue en mayo. El lugar escapa a los bares tradicionales y la atención es personalizada. El sitio es un homenaje a Bruno, uno de sus hijos, que falleció hace seis años.

Una muñeca, un cuento que pronto se transformará en libro y una casita de té. En ese orden cronológico, Claudia y su familia le dieron vida a un lugar que planearon hace tiempo y que escapa a lo tradicional: La Casita de Mi Brunella. Hace más de un mes, abrieron en Roldán el sitio en el que se puede desayunar o merendar y la atención es personalizada, pero que por encima de todo invita a una experiencia diferente en una temática de duendes y ángeles. La idea que plasmaron es la unión entre la pasión y su trabajo, la artesanía, y un homenaje a Bruno, su hijo fallecido hace seis años. 

“Mi Brunella” es hoy la muñeca que da la bienvenida. Claudia cuenta que la muñeca tiene el poder de volver el tiempo atrás y transportar a la niñez a todo aquel que la abraza. Comparte espacio con otras similares en una casa de madera, aunque ella tiene su documento y una libreta que cuenta la historia. De hecho, le hizo llegar una de ellas a Claudia Villafañe, la expareja de Diego Maradona, quien agradeció el gesto por redes. “Con Brunella, llegamos a esta transformación. ¿Qué podemos hacer con el dolor? Empezamos a aprender como familia, somos como un clan”, cuenta ella a El Roldanense, y añade que se enamoró de la ciudad una vez puso un pie aquí hace dos años.

Cuando se ingresa a la casita de té, los colores abundan, hay atrapasueños, duendes y ángeles en cada costado y un sahumerio aromatiza el ambiente. Hay carteles en los que se pueden leer frases como “¿Quién quieres ser?”, “Sucedió la magia, vuelvo a mí”, “La gratitud sana” y “Solo pueden pasar quienes creen en la magia”. De cualquier modo, esta última oración no se trata de ninguna manera de un derecho de admisión, sino una invitación a que el espacio conquiste a sus visitantes. Cada una de las cosas que se pueden ver, fueron hechas por la madre de familia, quien trabaja con este tipo de artesanía hace mucho tiempo.

Claudia asegura que cada persona que ha visitado el lugar, se ha ido contenta, y que la idea es intercambiar un desayuno por una esperanza. “Soy una mamá a la que no le quedó nada pendiente con mi hijo. Lo único que me quedó es pensar dónde ponía todo el amor que me quedaba, y esta forma es muy buena para hacerle un homenaje a él. Nos va acompañando en cada logro que vamos teniendo. Él tenía 22 años y tomó la decisión de irse”, dice. La apertura del bar es, para ella, su esposo y sus hijos, un proceso de “transformación del dolor”.

Junto a una taza de té común, de canela, rojo o amarillo, mate cocido y chocolates, cada quien que asiste al lugar puede acompañar esas infusiones con tostadas, budines, tortas y masas que son totalmente caseras. Y la atención es individual y personalizada porque sus dueños invitan a elegir un color y tres cartas del mazo de “Mi Brunella”, la muñeca. Cada uno tiene un mensaje que el cliente puede llevarse a casa. “Todo el que viene se va fascinado, le gusta, y se va con un regalo”, añade; por ejemplo, si no terminaste de ingerir los alimentos que te sirvieron, podes llevarlos a casa.

Tiempo atrás, unos angiólogos visitaron su casa y conocieron la historia que hay detrás de la muñeca. Invitaron a su creadora a viajar a Europa y pudo llevarla a Sevilla, Barcelona y Murcia, donde quedó varada en marzo de 2020 por el inicio de la cuarentena. “Fueron meses tristes, hasta que el día del cumpleaños de mi hijo, que ya no está, me avisaron que me podía volver. Bruno cumple años el 20 de mayo, y ese mismo día me avisaron que retornaría al país. Lo tomo como un mensaje de mucha magia”, dice Claudia, y se esperanza con que Roldán conozca la historia y visite la casita.

La familia incorpora elementos nuevos a cada hora. Lo último es un buzón en el que cada visitante puede dejar su mensaje. En un futuro, tienen pensado dedicar un día a la artista Frida Kahlo y un domingo a la pintura de mandalas. Además, ella presentará el libro que incluye el cuento con una tirada de globos. “Tengo la intuición de que, cuando esto se sepa, a mucha gente le va a interesar. Y vamos a poder hacer algo muy lindo”, expresa Claudia, pareja de Roberto y madre de sus otros tres hijos Iván, Arón y Milagros. 

“Muchas personas piensan que, ante estas situaciones, uno debe estar en el llanto y la tristeza, pero no sirve eso. Me pareció bueno dar otro mensaje, no soy la única que ha perdido un hijo o un ser querido, pero siempre hay algo bueno, otra forma”, brinda su perspectiva. Y asegura que uno de sus grandes objetivos es ayudar a chicos que “tienen problemas o son discriminados”. “Bruno sufrió mucha discriminación, por su color, su condición y muchas cosas. Entonces, mi misión es esa, ayudar a todo aquel que lo necesite”, cuenta.

La Casita de Mi Brunella está abierta en Emilio Petorutti al 394. Claudia le dio vida como un homenaje y subraya: “Somos una familia de resilientes”