La Ciudad

Empezó como un hobby, se la jugó y armó un emprendimiento bien dulce

Le falta sólo la tesis de su carrera universitaria pero decidió hacer un curso de pastelería y perfeccionar lo que hasta hace muy poco sólo hacía para la familia.

Agustina Hag le puso algo más que el nombre a su emprendimiento de pastelería artesanal: dedica más de 12 horas por día de miércoles a domingo para cumplir con los pedidos, hizo que su papá Osvaldo le ayude aportando todo su conocimiento, y logró que lo que empezó como un hobby de a poco se vaya transformando en un emprendimiento.

Hoy tiene pedidos de Roldán y también muchos de Rosario gracias a la difusión que le aportan las redes sociales y el boca en boca. Tiene el área de producción montada en su casa y gran parte de lo que va ganando lo reinvierte en el proyecto: hizo hacer el logo con una diseñadora y también compró los utensilios necesarios.

“Siempre lo hacía para cumpleaños de familiares, me ponía a planificar unos meses antes. Nunca había estudiado nada. Pero este año me puse a buscar trabajo y no conseguía y como tenía tiempo libre porque ya no curso materias en la Facultad comencé un curso de pastelería en Rosario”, contó la emprendedora a El Roldanense.

“Empecé para Pascuas a vender una torta especial que le puse como nombre Bomba y como tuve muy buena respuesta me embalé y me puse a vender. Me armé el emprendimiento en el garage de mi casa. Mi papa es chef pero también lo hacía como hobby aunque su sueño siempre fue tener una pastelería boutique”, agregó Agustina.

Papá Osvaldo vio que la cosa iba en serio y que a su hija muchas veces no le daban las manos, asique decidió ayudar y de vez en cuando se suma a la producción. Ambos comparten la pasión por la pastelería y es quizás uno de los secretos de que el emprendimiento haya tomado vuelo propio.

“Tuve mucha respuesta en mesas dulces o tortas de cumpleaños y de gente que se reúne los fines de semana en reuniones familiares”, señala Agustina y dice que lo que más sale –además de la especialidad que es la Bomba- son los vasos individuales y las mini tortas.

Con 26 años, Agustina está a sólo una tesis de recibirse en la carrera universitaria de Trabajo Social, una profesión que le gusta pero por la que, al menos por el momento, no piensa relegar la pastelería: “Voy a tratar de combinar los dos trabajos una vez que me reciba. Me apasionó la pastelería, son muchas horas de trabajo pero lo disfruto”, asegura.