La Ciudad

“Fueron 10 minutos que me parecieron dos horas, una locura”

El dueño de la verdulería que fue asaltada la pasada semana en barrio Tierra de Sueños 1 relata lo sucedido. Pese a que le dieron el alta y volvió a abrir su local, aún tiene la bala alojada al lado de la columna.

El pasado sábado 5 de junio, la verdulería La Esperanza, situada en el barrio Tierra de Sueños 1, fue blanco de un violento robo. Tres delincuentes llegaron al local en horas de la tardecita, agredieron al dueño y se llevaron dinero y diferentes pertenencias. En diálogo con El Roldanense, Alberto, quien abrió el negocio hace poco tiempo, antes de las últimas Fiestas, contó lo sucedido. A día de hoy, todavía tiene la bala alojada cerca de su columna.

“Primero, entraron dos personas que habrán tenido 20 años, con gorra, capucha, barbijo y campera. Pensé que eran clientes y les pregunté qué necesitaban, como cualquier otro. No escuché qué me dijeron y, cuando les pregunté de nuevo, sacaron un arma cada uno y me trajeron atrás del mostrador”, comenzó con el relato. “Se llevaron toda la plata de la venta del sábado por la tarde. Les pareció poco y entraron a mi casa, que está conectada al local. En el camino y sin resistencia de mi parte, me pegaron un golpe en la cabeza, se disparó el revólver no sé de qué forma y me hirieron en el cuello. Tengo la bala calibre 22 al lado de la columna”, agregó.

En un primer momento, sintió mucho calor y pensó que tenía la bala en la cabeza. Pidió algo que sirviera para taparse y frenar la hemorragia, pero fue encerrado en una de las habitaciones. Fue allí que ingresó el tercero de los ladrones, quienes revolvieron la casa y se llevaron celulares, dinero que servía para el cambio de la verdulería y una llave que pensaron que era de un auto que estaba estacionado en la entrada. “Fueron 10 minutos que me parecieron dos horas, una locura”, dijo Alberto.

Tras lo sucedido, una radiografía descubrió dónde estaba alojada la bala y fue derivado al HECA, donde estuvo internado desde el sábado a la noche hasta la tarde del domingo. “Por ahora, dicen que no me pueden operar. La bala quedó ahí. Estuve medicado hasta el miércoles, aparentemente la herida está cerrando bien. Cuando me vieron fuera de peligro me dieron el alta. Veré si es operable, si me la pueden sacar. No me está molestando ahora, pero no es agradable”, manifestó.

A poco más de una semana de lo acontecido, dijo que se le hace imposible reconocer quiénes ingresaron al local y su casa. “Me informaron que detuvieron a dos de las tres personas 40 minutos después del hecho, a 20 o 30 cuadras del local. No sabía si realmente eran ellos, no encontraron el dinero, los teléfonos, los vinos ni la llave”, subrayó, y añadió que es la primera vez que es víctima de un episodio como éste, en un sitio en el que vive desde hace ya 10 años.

El último fin de semana, abrió su local con la sensación de temor de que algo similar pudiese volver a ocurrir. “El barrio está complicado, se escuchan comentarios de robos de bicicletas, ropa o mascotas. Uno espera que nunca le toque hasta que sucede”, señaló.