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Los días más felices siempre fueron finalistas

Roldán se vistió de fiesta después de los últimos dos triunfos de la Selección. La alegría popular, la más genuina, fue desde la calle San Martín hasta el playón. Por eso, disfrutemos estos días hasta el domingo.

Por: Nicolas Galliari

Cada tanto recuerdo la nochecita del 9 de julio de 2014. La avenida San Martín estaba desbordaba, quizá tanto como estas dos últimas alegrías de Selección, pero la recuerdo sin lugar para nada. Todo el pueblo estaba allí, festejando el triunfo por penales ante Holanda, entre abrazos y gritos, con autos que hacían mil y una maniobras para hacerse paso. Sin embargo, poco recuerdo de aquello que siguió hasta la final del día 13. Por eso, disfrutemos de estos días que nos pertenecen. Los días más felices siempre fueron finalistas.

El Mundial nos une, nos hace sentir una alegría popular, una algarabía colectiva. Esa felicidad que se disfruta más que cualquier otra. Un amigo para nada futbolero me escribió por WhatsApp en la agonía del partido con Países Bajos “si no me gusta, para qué mierda lo miro, ¿por qué me amargo?”. Durante los festejos, casi me abrazo con un compañero de la primaria, compartí una cerveza con un nuevo compañero de trabajo, agité los brazos con mi hermana, debatí del partido con otro amigo y me sumé a cantar y saltar en medio de toda la gente.

Tanto el sábado como el martes me tomé un instante para contemplar semejante alegría de la gente, las risas y emociones que contagiaban. Miré por unos segundos, como si eso pudiera hacer posible que las imágenes quedaran en mi retina. Alguien descargaba dos sifones de soda y bañaba a la gente, otros saltaban arriba de la garita, unos pibes cantaban por la Scaloneta sobre los autos estacionados fuera de la comisaría, dos abuelos le cantaban a sus nietas que el que no salta es un inglés. Imágenes que seguramente permanecerán vivas.

Durante el partido con los neerlandeses, recordé a mi vieja. Íbamos 2-0 y me puse a lagrimear pensando en un post de Facebook que aquel 9 de julio de 2014 me había comentado. Yo había escrito algo sobre que era la primera vez que veía a la Selección en una final, y ella me decía que se iba a dar. Los alemanes tuvieron otros planes aquella vez. Ojalá sea este domingo. Mientras tanto, disfrutemos estos días, para que cuando llegue el momento de decir esa frase tan clásica de estos días, podamos decir “éramos felices y sí, lo sabíamos”.