La Ciudad

El escritor roldanense que puso el foco en la escasez de agua y publicó su primer libro

José Ainsuain trabaja en Aguas Santafesinas y presentó la obra recientemente en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires. Brinda datos globales que son abrumadores y plantea la necesidad de poner el tema en agenda.

José Ainsuain atravesaba sus primeros días como trabajador de Aguas Santafesinas cuando, en la charla de inducción laboral, escuchó una frase que hizo click en su cabeza. “Lo que pasa por acá, pibe, es oro líquido”, le dijo un ingeniero mirando al Paraná. Meses más tarde, algo similar potenció su curiosidad. “Las próximas guerras serán a través y por el agua dulce”, planteó el presidente de Obras Sanitarias. Esas palabras fueron una inflexión, un punto de partida para el libro “Agua, patrimonio de la humanidad o de Wall Street”, que acaba de publicar.

Era el año 2007 y venía de trabajar en otras industrias, pero esas frases sembraron una semilla. Fue así que José empezó a escribir y dedicó horas a investigar desde lo más simple, como el ciclo del agua en el planeta, a lo complejo, descubriendo que todas las civilizaciones se formaron a partir del agua dulce. Esa ambición por redactar con birome y papel se acentuó con los años, hasta que en 2020 decidió desempolvar esos artículos cuando se inició la pandemia. Continuó escribiendo, ahora en su notebook, hasta que le dio forma a una obra que lanzó a fines de abril y el 2 de mayo presentó en la Feria Internacional del Libro en Buenos Aires.

“Lo que el libro pone en valor es que, a partir de los años ‘50, el capitalismo como modelo económico imperante en la tierra cambió el concepto de lo que nosotros llamamos ‘elemento vital’, ya que sin agua y aire no vivís”, introdujo el autor en diálogo con El Roldanense. “En ese aceleramiento del capitalismo, al agua se la empezó a llamar ‘recurso’, es decir se le puso un valor. Y en 2020, en plena crisis humanitaria y sanitaria con el coronavirus, avanzó y no tuvo mejor idea que cotizarla a valores de la bolsa de futuro de Wall Street”, describió.

Ainsuain explicó que, del total de agua dulce existente en el mundo, un 70% se utiliza para la producción agroganadera. Un 20% es usada en otro tipo industrias, como puede ser la textil, siderúrgica, minera o explotación de hidrocarburos, y solo el 10% restante es de consumo humano y de todas las especies de la Tierra. En ese contexto, se pregunta si la escasez de agua se produce por el consumo o debido al sistema productivo. “Está claro que es por el sistema. Es necesario cambiarlo, sino no habrá mundo sustentable”, afirmó.

El libro, a la vez, cuenta con una sección llamada “¿Sabías qué?”, y brinda datos abrumadores. “Mientras hablamos, hay 700 millones de personas que emigran buscando agua potable. Cada día mueren en el mundo entre 4.500 y 5.000 niños, y cada mes fallecen 50.000 adultos por la falta de agua potable y saneamiento”, describió. “Un kilo de carne vacuna consume 15.000 litros de agua hasta que es puesto en góndola. Hay 7 millones de argentinos que no acceden a agua potable, y más de la mitad de la población no cuenta con servicio de cloacas”, añadió.

El autor de la obra habla con pasión del tema, como si las palabras fluyeran en una catarata. “Europa es un continente muy escaso de agua potable. Puede que en nuestra región no tomemos muy en serio este tema porque vivimos junto a dos de los ríos más importantes del mundo, como el Paraná y el Río de la Plata”, razonó. “Es cotidiano que aquí abramos una canilla y salga agua, o que estemos un rato en la ducha, pero en el mundo no es así. Hay un cambio, existe una faltante, y debemos protegerla, pensar cómo se cambia el modelo productivo”, expresó.

En paralelo, José señaló que en Argentina hay dos grandes acuíferos. Uno es el Guaraní, que es compartido con Brasil, Paraguay y Uruguay, y tiene 300 billones de litros de agua bajo tierra. El otro se denomina Puelche y atraviesa Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires. “Nosotros estamos sobre el segundo, que también es inmenso. Coprol toma agua de este y del pampeano. Los análisis muestran que se supera la cantidad de arsénico, puesto que el acuífero está bajando y los minerales se concentran, por lo que baja la calidad del agua”, definió.

“Agua, patrimonio de la humanidad o de Wall Street” tiene también una parte colectiva. “Hablan siete representantes en la sección ‘Grandes luchas por los derechos del agua’. Son personas que vivieron bien de cerca la falta de agua potable y salieron a pelear por ella”, contó. “El agua dulce es patrimonio de la humanidad. Sin ella no se puede vivir. Es un derecho, todos debieran poder acceder, y así tendría que mantenerse. Hay muchas leyes que la protegen y que los estados tendrían que implementar”, narró.

“La idea es que el libro sea una herramienta de conocimiento y de debate, y fomentar la necesidad de cuidar el agua”, manifestó. “Busco que el tema se discuta. No lo planteo como una verdad absoluta, pero lo respaldo con investigación y ciencia. Por lo tanto, quiero que quien me refute lo haga con esos argumentos”, pronunció. Ingresó al área electromecánica de Aguas hace casi 20 años y se especializó, como la magistratura en gestión de Medio Ambiente y sus estudios actuales en Ingeniería Ambiental, a la par de su trabajo como docente en la Facultad de Ciencias Médicas.

Aún cuando su creación es muy reciente, el autor ya está escribiendo su segundo libro. “Nunca imaginé presentarlo en Rosario y mucho menos en la feria de Buenos Aires. Traté de escribirlo para que todos lo entiendan, desde un lector primario sobre el tema hasta un especialista. Las primeras páginas te sumergen en un mundo nuevo y desconocido”, definió el escritor, quien vive en Roldán desde hace 12 años. “Mi objetivo es concientizar sobre este tema y ponerlo en agenda, que se sepa que habrá un problema en torno a la escasez”, aseguró.

El libro se consigue en las principales librerías de Rosario o contactando con el autor mediante su Instagram aquí