Procesaron por trata de personas al “gigoló de Fray Luis Beltrán” que allanaron en Punta Chacra
El juez Marcelo Bailaque le dictó la prisión preventiva y le trabó un embargo de 3 millones de pesos.
Gino Calcia, un hombre de 33 años conocido como “el gigoló de Fray Luis Beltrán”, mote dado por la prensa de Chile a partir de una saga de estafas que cometió en el país trasandino, fue procesado este miércoles por el delito de trata de personas en la Justicia Federal de Rosario. El juez Marcelo Bailaque le dictó la prisión preventiva y le trabó un embargo de 3 millones de pesos.
La causa que se le sigue al “gigoló” quedó al descubierto el 11 de agosto cuando la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) allanó una vivienda de El Palenque al 1900, en Roldán, por una denuncia que sostenía que Calcia había captado y acogido, con fines de explotación mediante engaño y abuso de una situación de vulnerabilidad, a una menor de edad, al menos desde el 22 de julio.
En la vivienda donde fue hallada la adolescente, que contaba con la presencia de un custodio informal, también fueron secuestradas un arma de fuego, 14 gramos de marihuana y numerosas tarjetas de crédito y débito.
La causa comenzó a investigarse por la denuncia de la madre de la menor (hoy de 18 años) captada, quien refirió que en julio se le presentó Calcia, le manifestó ser el novio de su hija y le solicitó firmar un consentimiento para que su hija esté con él.
En uno de los departamentos de Gino, ubicado en barrio Tablada, la mujer se encontró con su hija, quien le aseguró que “su celular estaba clonado y que los mensajes los leía primero su novio, que ella prestaba su consentimiento, ya que quería mantener su actual nivel de vida que no le iba a poder dar su madre”, reconstruye el procesamiento.
La denunciante se negó a firmar el consentimiento presentado por Calcia y sostuvo que su hija estaba siendo víctima de la manipulación de un hombre mayor que la alejaba de su familia y amistades, indica el procesamiento.
Durante la investigación, que incluyó escuchas telefónicas, “pueden leerse promesas constantes de bienes materiales, permisión de anotarse en un gimnasio bajo condiciones (en forma de premio, ya que antes no se lo permitía) y, sobre todo, indicaciones de lo que puede o no hacer”.
“Eso hace una compañera de vida, ¿está? Así que si vos estás en la casa y te sentís sola, porque yo no estoy ahí, vos no tenés que preocuparte con nada porque yo te llevo en mi corazón y pienso en vos, ¿está? Yo pienso en vos y a mí no me hace falta tenerte encerrada o lo que sea, lo que voy hacer mañana, algo que no te permitía antes, es anotarte en un gimnasio, ¿me entendés? En Roldán. Entonces lo único que te voy a pedir es que vayas a la mañana, ¿por qué? Porque soy un poco celoso, no quiero que te juntes con muchos hombres.
Calcia, un hombre casado con dos hijos, se presentó ante la denunciante “como un hacker que se encarga de blanquear cuentas bancarias, representante de grupos de cumbias y poseedor de varios departamentos en Rosario”.
Para los investigadores “se pudo corroborar que Gino Calcia captó y acogió a la menor de edad y mediante tácticas de manipulación psicológica logró distorsionar la realidad en la que la víctima se encontraba y era mantenida en un estado de limitación a su libertad ambulatoria en el que le era permitido o no, autorizado o no determinado comportamiento, actividad o acción, derivándose así una singular situación de sometimiento y control característicos de la servidumbre de personas, consecuente con la disminución y anulación de sus voluntades».
Gino Calcia no sólo habría captado a la víctima a través de la red social Instagram sino también que con habitualidad captaría –por sí o por terceros– a otras mujeres por redes sociales –lo que se desprende de escuchas–, la forma de captación más común en la actualidad, junto con la seducción o falsas ofertas de empleo de mujeres en situación de vulnerabilidad, ofreciéndoles mediante engaño una vida «tipo» para luego explotarlas con la finalidad de obtener un beneficio económico a costa de considerar a las personas como mercancías, afectando su dignidad, integridad y libertad, sostiene la resolución.
Para el juez, ilustra esto último las expresiones de Calcia en la comunicación con un tal hombre aún no identificado a quien le refiere: “Acá en este trabajo no se tiene compasión con nadie, ¿me entendés? Acá no existe ni la prima ni el primo ni nada, ¿me entendés cómo es esto? Acá se mira el bolsillo de uno”.
“El consentimiento dado por la víctima de la trata y explotación de personas no constituirá en ningún caso causal de eximición de responsabilidad penal, civil o administrativa de los autores, partícipes, cooperadores o instigadores”, deja en claro el procesamiento con prisión preventiva.
Fechorías en Chile
Calcia recibió el apodo del «Gigoló de Fray Luis Beltrán» hace unos tres años luego de la viralización de un informe de la Televisión Nacional de Chile que daba cuenta del ardid delictivo que desplegó desde principios de 2019 en el vecino país, enamorando y estafando mujeres.
Para septiembre de ese año, los Carabineros lo buscaban tras la presentación de 15 de denuncias de mujeres que habían sido engañadas. Ya por esa fecha el Gigoló había cruzado la cordillera y volvió a operar en el Cordón Industrial. Así se conoció la historia de Griselda, el estafador junto a una cómplice forjaron una amistad y tras ganarse su confianza, la estafó sacando tarjetas a nombre de ellas y sus familiares junto a unos 41 créditos. La víctima radicó la denuncia que quedó a cargo del fiscal de Flagrancia Marcelo Maximino.
“Adónde va busca una mujer, se hace el novio, la usa y le saca el dinero. A través de esa víctima de turno empieza a conseguir amistades, familia y empieza la estafa. Es muy sigiloso y audaz para escapar. Ojalá lo atrapen para que deje de perjudicar a la gente. Te destruye, te arruina económicamente. Te saca todo”, dijo Griselda en una de las tantas declaraciones a la prensa que brindó tras conocerse su caso.
Fuente: Rosario3