Por: David Flores, SI Inmobiliaria.

No todos los terrenos se valorizan de la misma manera. Conocer los factores que más impactan en el crecimiento de valor es esencial para invertir de forma inteligente en Funes y Roldán.

David Flores, de SI Inmobiliaria, comparte en esta nota las cinco claves principales a tener en cuenta para elegir un buen lote y asegurar una inversión sólida a futuro.

Invertir en tierra puede ser una excelente forma de resguardar y multiplicar el capital. Sin embargo, el crecimiento del valor no es automático: depende de factores muy concretos que hay que analizar antes de invertir. “No es solo comprar barato. Es comprar el lote correcto, en el lugar correcto, en el momento justo”, señala David Flores.

¿Cuáles son los aspectos que más aceleran la valorización de un lote? El primero es la ubicación estratégica. La cercanía a accesos rápidos, como rutas principales o autopistas, a ciudades grandes como Rosario, y a servicios esenciales como colegios y centros comerciales, sigue siendo el principal motor de crecimiento de valor. Un lote bien ubicado puede valorizarse entre un 20% y 40% más rápido que uno en zonas alejadas o de difícil acceso.

El segundo factor son los servicios instalados. Contar con agua potable, electricidad, gas natural y cloacas marca una gran diferencia. Incluso si la obra de tendido es reciente, ya le suma valor inmediato al terreno. Los lotes con servicios listos duplican su ritmo de venta respecto a los que solo prometen infraestructura futura.

En tercer lugar, la consolidación del barrio juega un papel clave. La presencia de casas construidas y habitadas, la actividad comercial o de servicios básicos en la zona, el alumbrado público y el mantenimiento municipal activo, son señales de un entorno que crece y atrae. Los barrios donde ya hay vida real se valorizan más rápido y son más demandados.

Otro aspecto a considerar es la regulación urbanística favorable. Factores como un FOS y FOT razonables, permisos de construcción claros y la posibilidad de subdivisiones o desarrollos futuros abren más oportunidades para distintos tipos de proyectos, desde viviendas hasta emprendimientos comerciales o mixtos. Un lote flexible para construir permite captar distintas demandas.

Por último, el tamaño y las proporciones del lote también influyen. Los terrenos de dimensiones estándar, entre 400 y 600 m² en zonas como Funes o Roldán, suelen ser más líquidos. Además, una buena proporción entre frente y fondo facilita diseños modernos y atractivos, lo que los hace más deseables tanto para usuarios finales como para desarrolladores. “El lote ideal no es solo el más grande o el más barato. Es el que combina ubicación, servicios, entorno vivo y potencial urbanístico”, resume David Flores.

Invertir en tierra sigue siendo una estrategia sólida, pero el éxito depende de saber detectar qué lotes tienen las mejores condiciones para crecer en valor y consolidarse como activos de alta demanda. Una elección inteligente hoy puede representar una plusvalía sustancial en pocos años.

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