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Raúl Belén, el roldanense que hizo historia como futbolista y se consagró con la selección

Abandonó la ciudad a los pocos meses de haber nacido. Triunfó en Newell’s y Racing en los ‘50 y ‘60, y una rara enfermedad amenazó con retirarlo. Fue campeón con la camiseta argentina y admirado por Pelé.

Por: Nicolás Galliari

Hay historias que vale descubrir, personalidades que es necesario desentrañar, como si hubiese que soplar las páginas de diarios viejos para quitar el polvo. Es el caso de Raúl Oscar Belén, nacido en Roldán y erigido en un futbolista que marcó una época allá por las décadas del ‘50 y ‘60. Surgió y se retiró en Newell’s, jugó muchos años de su carrera en Racing, fue figura en ambos clubes y se consagró con la Selección Argentina. El otrora delantero de lustre solo aparece en hojas amarillentas de otra época, por eso nos proponemos reivindicar su figura y, en la línea histórica de tiempo, viajar hasta sus mejores días.

“Ponga que nací en Roldán. Se van a alegrar los muchachos del pago, pese a que los abandoné en coche de ruedas al año escaso de haber nacido”, le contó al periodista de El Gráfico cuando todavía no cumplía tres décadas de vida y ya era un jugador muy reconocido en el ambiente nacional. Llegar a la tapa de esa revista deportiva era aspiracional para cualquier deportista, ya que significaba el súmmum de la prensa para el género periodístico. Y Belén lo logró en dos oportunidades. Aquel niño que nació en la ciudad, se mudó pronto al barrio Triángulo, a las afueras de Rosario, donde creció su amor por el fútbol.

Pasó numerosas tardes en el potrero que estaba frente a su casa, junto a la pelota que había heredado de sus hermanos. No estaba del todo seguro de ir a Bella Vista para probarse en Newell’s, el club del que era hincha, pero todo cambió cuando le dijeron que, si era jugador de las inferiores, le permitirían ingresar gratis a los partidos del primer equipo. Fue la plataforma que lo lanzó, dado que no paró de crecer. Debutó en la liga rosarina, se mezcló con los jugadores de primera división e hizo su estreno para ya no salir. Los hinchas leprosos le guardan un profundo cariño desde esos primeros tiempos.

Entre sus hitos, se cuentan dos grandes goles en clásicos contra Rosario Central, uno como local y otro de visita. El primero de ellos fue en el arco del estadio que da a calle Pellegrini, mientras que el otro, en territorio canalla, aconteció del lado del club Regatas. Ambos tantos sirvieron para la victoria de su equipo. No era extraño verlo volver a casa caminando desde el estadio, junto a otras figuras de renombre como Jorge Griffa o Alberto Yudica, mientras cantaban y atravesaban barrios de gente que los insultaba o compartía el festejo. Llegaban de madrugada a sus casas.

Fue parte de las primeras giras que los equipos del interior hacían por fuera del país. Newell’s llegó a Europa y jugó amistosos ante potencias en países como Holanda o Luxemburgo. En los Países Bajos, por caso, la delegación se hospedó en Amsterdam, cerca de donde se refugió Ana Frank antes de ser capturada por el régimen nazista. Eran épocas de posguerra y la comida escaseaba, por lo que muchos jugadores debieron solventar de sus propios bolsillos algunos gastos previos al retorno al país.

En uno de esos viajes, Belén padeció su baja forma física, la pobre alimentación y un partido bajo un frío álgido de -15°. No podía bajarse de la convocatoria debido a que otros compañeros estaban peor que él, por lo que jugó y mostró su nivel. La pesadilla llegó unos días después. Debió ser internado, pasó 30 días en una habitación del sanatorio Británico y, cuando pudo volver a jugar, ya no era el mismo. Los medios y los hinchas prestaban atención a cada gesto del roldanense para asegurar que estaba cansado, que su respiración no era normal. Por entonces, la tuberculosis era una amenaza en el país y no se descartaba que Belén estuviera enfermo.

Atravesó un año sin jugar y aprovechó para casarse y formar una familia, pero la dirigencia leprosa le rescindió el contrato. Debía buscar nuevos horizontes, un desafío para entrar a la cancha y confiar en que podía volver a ser. Racing le abrió las puertas y le hizo disputar varios partidos con el equipo de Reserva, hasta que llegó el ansiado retorno a las esferas más altas de la pelota. Su técnico le encontró una nueva posición, la de wing izquierdo, en la que deslumbró y fue el futbolista que siempre apuntó ser. Ganó dos campeonatos en Avellaneda, uno en 1958 y otro en 1961.

“Lo he visto jugar, y mucho. Fue la primera Bruja del fútbol argentino. Era un wing izquierdo típico, jugaba pegado a la raya. Ha hecho goles, más allá de que no fue un goleador nato. Pero sí brindó muchas asistencias. Fue un jugador fundamental en la delantera que también componían Corbatta, Pizzutti, Manfredini o Mancilla, y Sosa”, explica Miguel Gomis, histórico formador de futbolistas de Racing, a El Roldanense. Es decir, el hombre que vivió sus primeros días en Roldán, se transformó en símbolo y formó uno de los grandes equipos históricos de la Academia, con ídolos incuestionables.

Eran tiempos de campeonatos largos, de 30 fechas cada uno. El hombre fue protagonista de ambas conquistas con una marcada participación en una delantera legendaria. “Fue un jugador exquisito, viéndolo en el uno contra uno, desbordando por los costados, eludiendo siempre a los rivales. A pesar de que tenía un físico delgado y era muy flaquito, se las rebuscaba para aguantar todo el partido, con movilidad permanente. Era imprescindible dentro del equipo y del esquema”, amplía Gomis. Cuando la pelota corría, se sacaba de encima un nerviosismo que lo ponía pálido y, según contó Belén a El Gráfico, lo hacía temblar “como si tuviese paludismo”.

La tapa de la edición 803 de la revista “Racing”, del 4 de febrero de 1957 -enviada a este medio por el Archivo Histórico Racing Club- brinda un panorama del increíble crecimiento del jugador: “A estas horas se sabrá si Raúl Belén queda definitivamente como N° 11 de la selección nacional. El ‘milagro argentino’ en lo deportivo, porque llegó a Racing prácticamente con certificado de defunción y a los dos años viste la camiseta argentina”. Tras su desarrollo en el Cilindro de Avellaneda, llegaba su convocatoria a la selección, donde también escribiría su apellido con tinta indeleble.

Argentina obtuvo el Sudamericano de 1959, lo que hoy se conoce como Copa América, en condición de local. Titular indiscutido, el exNewell’s integró el equipo ideal de los mejores jugadores del certamen y fue elogiado hasta por Pelé, quien dijo que era el mejor wing que alguna vez había visto. El propio Pelé y hasta Garrincha formaron parte del mismo once y recibieron la distinción entre los mejores de la copa. Aquel hombre que se crió en Rosario tras haberse mudado de Roldán, en donde su historia hasta día de hoy parece ser una incógnita, se codeó con los mejores jugadores de la historia. Años más tarde, jugó dos partidos en el Mundial de Chile 1962, ante Inglaterra y Bulgaria, con compañeros como Silvio Marzolini y Antonio Rattin.

“Por algo jugó durante esos años en la Selección Argentina, cuando había jugadores de sobra y muy buenos wines”, describe Gomis. Lito Trabes, periodista de mucha antigüedad siguiendo a Racing, otorga un dato revelador ante la consulta de ER: “Su hijo, también llamado Raúl, nació en la cancha de Racing. En casa de Tita. Fue en 1958, donde no arrancó como titular. El wing izquierdo del equipo era un tal Gómez, hijo del vicepresidente de la Nación, vice de Frondizi”, cuenta. Tita es Tita Mattiussi, la mujer más importante en la historia del club de Avellaneda.

Belén había logrado torcer su historia, ser el héroe deportivo que había querido ser, y recibió una oferta millonaria de un club de Medellín, Colombia. Debía firmar al día siguiente, cuando recibiría una transferencia bancaria, pero por la noche atendió un llamado que cambió los planes. La nueva dirigencia de NOB le ofrecía volver para retirarse en el equipo de sus amores. Lo meditó toda la noche, no logró dormir ni cinco minutos, y a las 4 de la mañana llegó a Rosario para sellar su nuevo contrato. Atrás quedaba la hipotética experiencia cafetera. Jugó dos años más con la casaca rojinegra y hasta fue entrenador en dos partidos.

Se acopló al inmenso proyecto de Griffa, que renovó las divisiones juveniles, y fue director técnico de los chicos. No era extraño verlo en el club o en el centro de la ciudad vestido con elegancia y fina estampa, incluso en los primeros años del Siglo XXI. “Cuando tenía que ver características de alguno, mis referentes eran Belén por la izquierda y Corbata por derecha”, suma Gomis, quien se esperanzó con llevarlo al predio de Buenos Aires para que vea a una nueva joya y se sienta reflejado. “Siempre fue mi ilusión traerlo. Por esos años, Belén estaba en Rosario y no era fácil”.

Su vida se apagó en 2010, a causa de una neumonía a la que no pudo responder cuando tenía 79 años. Su nombre, el de aquel recién nacido que abandonó Roldán a los pocos meses de ver la luz, está en el archivo grande del fútbol argentino. Los hinchas todavía lo recuerdan como un ídolo y las grandes generaciones le transmiten su legado a los jóvenes. “Tengo la satisfacción de haber defendido la divisa nacional. Culminé sueños de muchacho, ambiciones de hombre y aspiración de todo futbolista”, le respondió a El Gráfico. Belén no desarrolló su vida en Roldán, pero sí se ocupó de dejar bien en claro sus orígenes. Es por eso que vale la pena desempolvar su historia.

Fuente: Archivo Histórico Racing Club