Una final con el corazón en la mano: cómo prevenir los riesgos de infarto
Cristian Moriñigo, cardiólogo de Beta Salud, explica qué sucede con el cuerpo ante situaciones de estrés como la que se produce ante la Final de la Copa del Mundo y brinda recomendaciones.
Por: Cristian Moriñigo (*)
Estamos a las puertas de un momento que para nuestra gente es muy importante: la Final de un Mundial de fútbol. Esto, por nuestra manera de vivir las cosas, es algo que nos genera mucha atención, mucha expectativa y, por qué no decirlo, miedo. A este conjunto de situaciones nuestro organismo lo traduce como una situación de estrés, similar a lo que ocurre cuando nos vamos a enfrentar a algo potencialmente peligroso.
El estrés es un estado de tensión y alerta durante cierto período, es la manera en que la mente y el cuerpo reaccionan ante una amenaza o un desafío, y esto es algo totalmente subjetivo y personal, depende de la percepción de cada uno. Las situaciones simples, como un niño llorando, pueden causar estrés. También podemos sufrir estrés cuando estamos en peligro, como durante un accidente automovilístico o un robo. Incluso las experiencias positivas o inciertas, como lo que viviremos el domingo con la selección, pueden ser estresantes. El problema es que el cuerpo reacciona de la misma manera a todos los tipos de estrés, incluso cuando la persona no está en peligro físico.
A esta altura del Mundial, y después de haber pasado algunos momentos difíciles, todos sabemos cuáles son las sensaciones que se presentan: nos late fuerte y rápido el corazón, tenemos mayor nivel de alerta, respiramos más rápido, hay personas que están más irritables, a mucha gente incluso les altera el sueño los días anteriores y/o posteriores. Y si nos tomamos la presión arterial en esos momentos, seguramente la tendremos más alta de lo habitual.
Estos signos y síntomas son los mismos que nos ocurren ante cualquier situación de peligro, ya sea real o imaginario, y se deben a que nuestro cerebro interpreta ese riesgo y ordena que se liberen las llamadas «hormonas del estrés», algunas de las cuales tienen efecto directo sobre el sistema circulatorio haciendo que el corazón trabaje más rápido y con más fuerza.
Una situación de estrés transitorio, como es un partido de fútbol, en alguien sin enfermedad cardiovascular previa, tiene baja probabilidad de producir eventos de gravedad. Subirá la presión arterial, tendrá palpitaciones (ese golpeteo que produce el corazón en el pecho) y otros síntomas hasta que el momento pase y sepamos el resultado, algo similar a lo que ocurre con un ejercicio físico o un susto, producto de la acción de las hormonas que mencionamos antes.
Ahora, si nos referimos a una persona con antecedentes cardiológicos o ciertos factores de riesgo (hipertensión arterial, diabetes, colesterol alto, tabaquismo, sobrepeso, y también la edad y el sexo) la posibilidad de que ocurran situaciones graves aumenta en mayor o menor medida, al provocar que ese corazón previamente enfermo trabaje más. Asimismo también existe mayor riesgo de problemas neurológicos, como un Accidente Cerebrovascular.
El cardiólogo en el consultorio tiene en sus manos la posibilidad de detectar estos factores y a partir de ahí tomar las medidas necesarias para disminuir el riesgo de aparición de estos eventos. De cara al partido que viviremos el domingo, la recomendación es tomarlo con la mayor calma posible, saber de antemano que no estaremos ante una situación que nos afecte en lo personal y que si el resultado es el que todos queremos, nos dará una alegría y un disfrute, pero en caso de ser negativo, no es algo que cambiará nuestro día a día y no debemos hacer que nuestro cerebro crea que estamos ante un peligro real. Es decir, no seamos como aquel famoso hincha frente al televisor cuando su equipo pasó un mal trago, sufriendo ante algo que no lo afectaba realmente.
(*) Cardiólogo en Beta Salud