Una mujer roldanense que vive en Mar del Plata sufrió el incendio de su casa: “Perdimos absolutamente todo”
El fuego se desató minutos antes de las 8 de la mañana del lunes. Ella logró despertarse por los gritos de su hijo y pudieron salir por la ventana. Cómo colaborar.
Minutos antes de las 8 de la mañana del lunes, las llamas tomaron la casa de Anahí Milessi, una joven roldanense que vive en Mar del Plata, y arrasaron con todo a su paso. Ella logró despertar por los gritos de su hijo Ian, que estaba en la habitación contigua, y corrió a asistirlo. Ambos pudieron escapar por la ventana, segundos antes de que el incendio se haga incontrolable. “Perdí absolutamente todo, pero gracias a Dios estamos vivos”, contó a El Roldanense.Vive allí desde 2008, cuando decidió mudarse por un problema de salud de su padre. “Desde el año 2010 que estoy en pareja con mi marido y tenemos dos hijos. Empezamos a construir nuestra casita, que estaba prácticamente terminada”, describió. “Tengo un ángel que me salvó. Hay un bache de no tener consciencia, de no saber qué pasó, pero mi hijo me despertó con sus gritos y pude salvar su vida y la mía”, detalló. Una media hora antes de lo ocurrido, su pareja había salido con el hijo más grande para llevarlo a la escuela.Si bien los peritos aún trabajan sobre cuál fue la causa del incendio, Anahí piensa que se debió a un problema eléctrico. “La gente de Mar del Plata es muy solidaria. Hemos tenido una respuesta increíble de la gente en ropa, calzado, electrodomésticos. Nos han donado un montón y, de hecho, hemos dado mucha ropa a gente que también la necesita”, destacó. “Salí con lo puesto pero, gracias a la gente que es solidaria, tenemos ropa y estamos vestidos”.“Estamos juntando plata para esperar que se pueda demoler la casa y volver a construir. Tendremos que volver a arrancar. Estamos los cuatro más fuertes que nunca y muchos amigos y familiares nos han ayudado”, aseguró ella. Actualmente, la familia está parando en el hogar de la madre de Anahí, mientras que su casa está cercada y no se puede ingresar debido a un peligro de derrumbe. “Lo material va y viene pero, con la ayuda de todos, vamos a salir adelante”, auguró.Anahí se crió en Roldán y, en estos momentos, siente de cerca el cariño de sus seres queridos. “Es mi pueblo, mi tierra y tengo a mi familia y muchas personas que quiero allá. Extraño volver y sé que la gente, de una forma u otra, quiere abrazarme”, explicó emocionada. De hecho, sus publicaciones en redes sociales se llenaron de comentarios de aliento y de mensajes que brindaban ayuda.Para colaborar con la familia, se puede hacer un aporte al CBU 0140421403610150382278, o al alias VINO.PARTE.TIERRA. La cuenta está a nombre de la pareja de Anahí, Miguel Ángel Gallardo. “Sea un peso, dos pesos, cualquier colaboración nos sirve para solventar gastos”, dijo ella, y sumó: “El de arriba me cacheteó para salvar la vida de mi hijo y la mía. Dios es muy grande. Siempre presenté a mi hijo como ‘mi milagrito’ y la verdad es que es así, él es mi héroe”.En paralelo, un grupo de amigos lanzó dos campañas para ayudar a la familia. La primera es una rifa solidaria con múltiples premios y un costo de $500. En tanto, la segunda es un vaucher solidario en un corralón para que Anahí, su pareja y sus hijos puedan retirar lo que crean conveniente con el dinero juntado. Para comprar un número o colaborar con dinero destinado a materiales, es necesario contactarse con Alicia al número 54 9 2235590868.La lucha por el implante coclear de IanPese a las pérdidas materiales, lo que más lamenta Anahí es no haber podido salvar los procesadores cocleares de Ian, su hijo más chico que padece hipoacusia bilateral. “El 31 de enero del 2020 lo implantaron, está en primer grado y lo más desesperante es que no iba a volver a escuchar”, contó. Horas después de lo sucedido, pudo contactarse con la ortopedia que le proveyó un implante. “Es un montón y me volvió el alma al cuerpo al saber que, aunque sea de un oído, él está escuchando”, aseveró.“Lo que me queda es la lucha con la obra social. Nosotros esperamos durante un año el implante coclear del nene, y queremos que la burocracia de este país no le haga perder otro año de audición a mi hijo”, señaló. “La prepaga cobra todos los meses y no se trata de que perdí los procesadores, los comió el perro o se mojaron, sino que se prendieron fuego como toda una vida”.