Desde la primera canción de cuna que escuchamos, la música ronda en nuestras vidas a cada instante. Casi sin darnos cuenta nos acordamos de canciones tan solo por escucharlas, ya sea porque nos rememora momentos especiales o simplemente por mera repetición. Elegimos algunos artistas y descartamos otros sin tener mucha idea de los motivos. Es que la conexión con las diferentes expresiones artísticas que nacen de un acorde son tan propias como las ganas de sentarnos a escuchar, y esa elección se puede estimular e incluso enseñar desde los primeros meses de vida.

Con una pedagogía orientada a incentivar la libertad y la creatividad, en Flow, el Espacio Creativo de Acequias del Aire, ofrecen desde talleres de estimulación musical para bebés de entre seis y 24 meses de edad, de iniciación para chicos de hasta cinco años y también todo tipo de instrumentos para niños y adultos.

“La música es algo esencial en nuestras vidas. Como adultos es una herramienta de expresión, de comunicación, que nos ayuda a llorar, a reir, o a poner de manifiesto diferentes emociones. Nosotros tratamos de transmitir a todos los que vienen a Flow la importancia de aprender música no como conocimiento sino como lenguaje, para que aprendamos a comunicarnos a través de la música”, contó en diálogo con El Roldanense la profesora Carolina Patritti, una de las hacedoras de Flow.

“Cuando antes se vaya teniendo este contacto con la música, los niños ya lo naturalizan y pasa a ser parte de su vida. En Flow estamos permanentemente generando espacios para que puedan aprender de otra manera e incorporen a la música como un canal de libertad. Que cada niño haga propia esa expresión y que sea distinta a la del resto. Fomentamos que haga música de una manera única, sin estereotipos predeterminados”, agregó.

Los conceptos de juego, creatividad y libertad están muy presentes durante la enseñanza de los niños. “Todo lo que van a hacer es jugar, de principio a fin, y a través de eso adquirirán las habilidades y desarrollarán su oído”, señaló Carolina.

En el caso de los más chiquitos ( de seis a 24 meses), cada niño asiste al taller acompañado de su padre o madre y existe una clase de estimulación musical, en la que se unen el movimiento, el canto y la posibilidad de explorar los instrumentos. “Utilizamos mucho la unión que brinda la música para que cada chico pueda conectarse con sus padres o los compañeros”, expresó. En paralelo, dijo que si bien las clases son grupales, llegan a los chicos de manera personalizada. “Sabemos que cada niño es único, intentamos conocerlos, saber qué les gusta y qué no, y abordar la enseñanza desde sus intereses particulares”.

“Ponemos mucho énfasis en la risa y la alegría, en que aprender también sea algo placentero y divertido. Queremos que los chicos disfruten la experiencia, y vemos que la mayoría muestra ganas de volver a la siguiente clase”, argumentó Carolina, y contó que la música colabora con todos los chicos. “A los más tímidos les ayuda a expresarse, y encuentran allí un lugar seguro para animarse. Están los que son más enérgicos, pero aquí encuentran calma. Y hay otros que son muy distraídos, aunque las clases los ayudan a concentrarse”, detalló.

El taller cuenta con muchas opciones de horario e incorporó los sábados a las 11 de la mañana. Durante las clases, los profes también abordan películas, series y personajes que son del gusto de los chicos. A la par, en Flow existen otros cursos como el de iniciación musical, destinado a niños desde los dos años y medio hasta los cinco. “La formación artística es esencial para todos, la música nos hace bien. En ella volcamos un montón de cosas que nos pasan, y observamos que trae muchos beneficios en la primera infancia”, aseguró Carolina.

Flow está ubicado en el Paseo del Aire, del barrio Acequias del Aire, y la inscripción puede realizarse por WhatsApp al 3415 150437 o haciendo clic acá. Para más info, podés visitar su página web acá o ingresar a su cuenta de Instagram aquí.