La Ciudad

Aventura sobre ruedas: familia roldanense se lanza a recorrer el mundo a bordo de un colectivo

Proyectan el viaje para el 2022. Compraron un bus y ya lo están transformando en su próxima casa. “Si tenemos la posibilidad de recorrer el mundo, ¿por qué no?”, se entusiasman.

Matías y Nadia dieron muchas noticias juntas a sus amigos y familiares hace tres semanas. Compraron un colectivo, saldrán a recorrer Sudamérica en familia y, para coronar 15 años de relación, se casaron. Junto a sus hijos Santino y Julián, de 8 y 6 años, viven en Roldán hace cinco y, desde su casa en barrio Las Tardes, planean el viaje para el año 2022. Nómades por naturaleza, decidieron soltar amarras y aventurarse para salir a recorrer otros países y culturas. Será una primera etapa, mientras ya proyectan seguir subiendo y hasta cruzar el charco.

La idea surgió de ver a otros viajeros por redes sociales. “Nos gusta viajar. A los chicos también y se la bancan, algo que también nos ayuda en la decisión”, dice Matías Wainer en primera instancia a El Roldanense. Ya realizaron viajes en familia o por separado. En principio y pese a que el itinerario puede modificarse, la hoja de ruta ya está trazada. “Empezaríamos por Uruguay. Haríamos toda la costa uruguaya para después subir a Brasil, llegar a Río de Janeiro, bajar nuevamente y conocer las Cataratas del Iguazú. Luego, hacer el norte argentino, subir a Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia”, cuenta sobre el recorrido.

Pese a que falta más de un año para el inicio de la aventura, el tiempo pasa rápido y por eso ya se pusieron manos a la obra. Adquirieron un colectivo Mercedes Benz de media distancia, modelo 2002, e inauguraron su cuenta de Instagram, llamada @felices.viajando. Ya están exhibiendo en las publicaciones el proceso de armado del motorhome y proyectan aprender sobre edición de foto, video y redes sociales durante este año, para mostrar la travesía en diferentes plataformas. 

“Lo estamos terminando de desmantelar, sacamos todo el revestimiento de techo y paredes, los asientos y las bandejas portaequipajes de arriba. Nos encontramos también con algunas filtraciones de agua, óxidos, y hay que reparar. Lo vamos a impermeabilizar y arrancar después de eso con la aislación térmica y acústica, para después armarlo con su respectivo revestimiento en madera y hacer las instalaciones eléctrica y de agua”, dice Matías sobre el vehículo, que además tiene bodegas grandes abajo para transportar elementos y hacer más cómodas las instalaciones.

Próximamente, el bus estará dividido. “Tendrá un living comedor, baño, ducha, una habitación para los chicos y otra para nosotros. Nos permite tener tanques para desagües, agua limpia, y la idea es tener energía solar con paneles fotovoltaicos y baterías”, amplía. Incluso, uno de los propósitos de viajar en un transporte grande es hacerlo para ocho personas y así poder recibir visitas de amigos o familiares en cualquier destino. En tanto, ya están haciendo los trabajos mecánicos de mantenimiento de motor, freno, embrague, cambios de aceite y filtro, para probarlo en enero o febrero.

Matías cuenta también que podrá trabajar de forma remota, pero hay algo más importante que los motiva a realizar el viaje. “Los chicos pueden seguir educándose y hacer su ciclo lectivo. Tenemos dos sistemas en Argentina, uno del Ministerio y otro del Ejército, que es el que creemos que tomaremos, y permiten que los chicos sigan con sus estudios arriba del motorhome mientras viajan por el extranjero”, explica. Este año de cuarentena y homeschool les dio “una práctica bárbara”, añade.

Habrá diferentes formas de financiar el viaje en su recorrido, según cuenta el protagonista, uno de los cuatro que tiene esta historia. “Soy uno de los titulares de Cinta Cerco y estoy encargado de las ventas por internet y desde las redes sociales. Eso lo puedo manejar de forma online”, expresa, y cuenta que tiene una vinoteca en Rosario de la que se hará cargo su socio. No obstante, ya planean generar algo extra: “Dicen que los viajeros van modificando destino a destino cómo generar un ingreso. Muchos terminan siendo artesanos sin saber de artesanía. A mí me gustaría cocinar. Tengo muchas ideas en la cabeza”.

Dentro del Sofía Benítez, el nombre que le asignaron al bus en un juego de palabras por la denominación de su marca, tienen preestablecido llegar hasta Colombia, pero allí podrían saltar hacia Panamá. El Tapón de Darién es intransitable, por lo que la familia debería hacerse cargo de un gasto oneroso que incluiría la embarcación del colectivo, el sistema de importación y exportación y los pasajes en avión. “Si se puede, lo haremos y pasamos a Centroamérica. Desde allí, subir a México, Estados Unidos, Canadá y Alaska. Es algo que me encantaría”, subraya, aunque dice que eso sería una hipotética segunda etapa.

El objetivo del viaje es conocer las diferentes culturas de un continente que, dice, “es muy rico y cambiante”. “El viaje en sí va a ser playas, montañas y probar comidas típicas, los diferentes sabores. Las costumbres mutan y ojalá podamos conocer cada una de ellas”, argumenta Matías, que conoció a su compañera de vida en Willie Dixon una noche de milonga. “Fuimos a jugar al pool y quedamos unos pocos. La invité a desayunar o a tomar una cerveza. Me contestó la segunda y ahí supe que era para mí”, rememora quien pasó temporadas enteras en la costa argentina, ya sea de vendedor de tragos y ensaladas de frutas como también siendo dueño de un restaurante.

“No es una locura, aunque mucha gente dice que estamos locos” piensa Wainer. Tienen poco más de un año para profundizar la idea del viaje, poner primera y arrancar. “Con Nadia somos unos convencidos de que las cosas que uno quiere hacer en la vida, hay que hacerlas y pelear por ellas -cierra Matías-. Si tenemos la oportunidad de viajar los cuatro juntos, salir a recorrer el mundo en un colectivo, ¿por qué no? Con las ganas no nos vamos a quedar. Tener a alguien que te siga en estos sueños y piense igual que uno no es un detalle menor”.

 

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