La Ciudad

Quién es “la loca de la Colectora”, la roldanense que se hizo viral con su personaje de Instagram

La Rosi adquirió popularidad por la alegría que transmite con su contenido. Sin embargo, detrás existe una historia de superación, un resurgir con el humor como bandera.

Por: Nicolás Galliari

El estado de WhatsApp de La Rosi funciona como la mejor carta de presentación. “Bailarina y cantante de la colectora, embajadora de la ridiculez, amo ayudar a la gente”, se lee en su perfil. A través de los videos que publica en su cuenta de Instagram, construyó un personaje que cada día adquiere mayor popularidad en la ciudad. Sin embargo, detrás de ese contenido que muchas veces se viraliza y de esa alegría que contagia, existe una historia de superación que ella describe con una frase: “Hay que dejarse romper para armarse de nuevo”.

Sus publicaciones la transformaron en “La Loca de la Colectora”, un mote del que se siente orgullosa porque le permitió volver a ponerse de pie. Es por eso que no resulta extraño verla caminar, correr, bailar y grabar con su celular a los costados de la autopista o en las calles de Tierra de Sueños 2 y 3. En muchas ocasiones, utiliza un micrófono para hacer el papel de “notera trucha”, como ella misma lo define, y de esa forma brinda lugar en sus redes a los comerciantes de la zona. “Sé que Roldán es mi lugar en el mundo, amo esta ciudad”, asegura, en charla con El Roldanense.

Vive aquí desde el 2014, luego de dejar su hogar en Rosario, el sitio al que siempre había pertenecido. “En ese momento podía ver desde mi casa el árbol de la rotonda de TDS 3, ahora ya no se ve nada”, cuenta como una humorada, al referirse al crecimiento de ambos barrios. Estos ocho años fueron de resiliencia, de levantarse para volver a ser. “El maltrato y el bullying en los lugares de trabajo fueron los detonantes de mi amor a la colectora, lo que me cambió la cabeza”, describe, dispuesta a relatar su historia.

“Donde estaba trabajando recibí tanto maltrato por mucho tiempo que mi salud me pedía a gritos que salga de ahí urgente”, cuenta. Sufrió un accidente isquémico transitorio y se juró no volver a ese lugar. “Ahí la Rosi dijo ‘qué hago con esto, qué voy a hacer de mi vida sin trabajar’. Siempre trabajé, desde los 15 años, y no podía imaginar mi vida sin hacerlo”, relata en tercera persona ella, que estuvo en tratamiento psiquiátrico y psicológico. “Sentía morir en ese momento y estaba devastada. El 2018 fue de romperme para volver a resurgir de tanto que había cargado en la vida”, recuerda. Ya lo decía Gustavo Cerati: “Poder decir adiós es crecer”.

Madre de Giuliana y Rodrigo -31 y 29 años respectivamente- y abuela de Milena (8), asegura que su familia fue su gran sostén y se permite viajar en el tiempo. “Fui mamá y papá a la vez, una mamá sola que crió a sus hijos con tan solo 18 años, una mujer muy maltratada por parejas. Pero siempre logré sortear esas situaciones, no sé de dónde saqué tantas fuerzas siendo tan chica”, explica. La aparición de Dady, su actual pareja, fue un punto de inflexión. “Es chofer de colectivo y lo conocí peleando como pasajera, cuando casi me deja en la parada. Ya llevamos 20 años juntos”, dice.

El humor ofició como válvula de escape en su historia. O el intangible que la ayudó a “salir de muchos lugares tóxicos”, como lo define. “Un día llegó el Dady y yo estaba tirada en la cama. Me dijo ‘Rosi, no podés seguir así, tenés que hacer algo’, y empecé a caminar por la colectora. Me cambió la cabeza, la amo, me ayudó a tomar decisiones”, espeta. “Me gusta alegrar a la gente porque quizás alguien puede estar pasando momentos como los que yo pasé, y tal vez viéndome bailar logro sacarles una sonrisa”, cuenta, emocionada.

Hay diferentes personajes dentro de ella misma. La Rosi es quien envía videos a los medios de comunicación bailando y cantando, la que se filma revolviendo contenedores para dar rienda suelta a su imaginación, es quien hace de periodista por las calles. Y lo hace sin miedo al ridículo o al qué dirán. “Paso por los locales para ayudarlos a que los conozcan, amo ayudar a la gente de mi barrio para que puedan vender, y desde el humor siempre salgo con algunas preguntas locas que me salen en ese momento”, asegura.

“Me han preguntado muchas veces si estoy loca y yo digo que sí, estoy loca por vivir, por ayudar, ¿quién no lo está un poco? Todos, pero mi locura es linda, es piola”, describe mientras explota de risa. Con el paso de los años, Roldán se transformó en su tierra. “La colectora es mía, es mi amor, mi paz, yo salgo y me cambia el mundo. Ese olor a pinos que siento me cura el alma… Quizás nadie lo nota porque vivimos al palo, estresados, pero hay que darse un momento para uno”, señala. “No somos imprescindibles en ningún lugar. Solo nos tenemos a nosotros mismos y de vos depende tu vida”.

Las calles extrañan su sentido del humor actualmente pues una lesión puso en pausa sus andanzas. Si bien en 2019 debió ser operada por la rotura del peroné en una de sus piernas, hace pocos meses tuvo una intervención urgente de vesícula y recientemente se rompió el otro peroné. “Una vez que me recupere voy a volver a salir. Sin la colectora, mis videos y mi micrófono trucho me muero. Hoy mi vida es La Rosi. Encontré mi rol”, destaca. Y a la vez, no quiere dejar pasar la oportunidad de nombrar a sus amigas Paula, Rocío, Yiyo y Daniela, personas que “apoyan, bancan y aconsejan”.

La Rosi aduce que se aburre de la rutina y que “si toda la manada tira para un lado, yo voy para el otro”. Cada tanto se otorga un momento para mirar hacia atrás, pero casi siempre gira hacia el horizonte. Frecuentemente cambia los lugares de sus caminatas para conocer lugares y gente nueva. “Me gusta la sinceridad, amo la gente piola, la que va de frente, la que no caretea, amo romper estructuras, esas que traemos arraigadas desde chicos”, señala, como una declaración de principios. “Soy de decir las cosas de frente, sé que a veces me trae muchos problemas pero ser sincera y no caretearla es lo mío”.

Un día, recibió un mensaje que la impulsó a continuar por el camino que ella misma edificó. “Una señora me dijo ‘Rosi, mi marido murió hace poco, yo me levanto viendo tus videos y logras sacarme una sonrisa’. Eso vale oro, hacer reír a alguien que la está pasando mal es mucho para mí”, describe. “Vivan, suelten eso que los traba, rían, vayanse de lugares donde no sean bienvenidos ni se sientan cómodos, vayan más livianos por la vida, respiren, canten mucho, bailen, salten, sacudanse”, expresa. A fin de cuentas, es lo que hizo. “De eso sale lo que hoy soy, esto que ven, La Loca de la Colectora”.

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