La Ciudad

Roldán Diversa, el espacio de inclusión e igualdad que da sus primeros pasos en la ciudad

El movimiento está tomando forma e intenta concientizar sobre la aceptación de grupos desplazados y los derechos de la comunidad LGBTQI+. Los proyectos que tienen en mente para Roldán.

Un nuevo espacio de inclusión e igualdad se está cimentando en la ciudad. Denominado Roldán Diversa, da sus primeros pasos mientras persigue un objetivo, defender los derechos de la comunidad LGBTQI+ y propiciar un encuentro de debate. Está impulsado por Fernando Malenchini, quien es actor, director de teatro, productor y docente, y llegó aquí en noviembre pasado. “El espacio está abierto a ir mutando y tomando la forma que tenga que tomar, incluso su nombre. La idea es que sea un equipo autogestivo e independiente”, dice a El Roldanense.

Decidido a que los grupos desplazados y las minorías discriminadas sean aceptadas en la sociedad tal cual son, dice que es hora de “no solo exigir políticas del Estado, sino que las personas comencemos a unirnos, congregarnos, en pos de intereses comunes”. Hasta el momento, desarrolla el proyecto de forma personal, pero se muestra predispuesto a una transformación que persiga la misma meta. De hecho, ya ha mantenido contacto con la agrupación local Unidad Ciudadana, la cual le facilitó contactos.

Malenchini subraya que tiene proyectos para llevar a cabo en Roldán, ideas que absorbió de su participación en otros lugares. “Hay varios puntos que confluyen. Por un lado, desde que llegué a la ciudad me llamó la atención que no sean visibles las disidencias, y entendí que es un lugar donde hay aún una parte de la sociedad muy conservadora”, analiza. “Pero, con toda seguridad, también hay personas que necesitan otro tipo de espacios más inclusivos, que se las reconozca, y tengan las mismas oportunidades de expresión, laborales, etc”, puntualizó.

En primera instancia, dice que es necesario que “se visibilicen esas realidades, porque sino pareciera que ni siquiera existen, y desde ese lugar no se puede construir nada”. No obstante, el espacio al que le da forma va más allá. “Después, seguramente nos topemos con esas resistencias, pero con respeto, acciones que construyan conciencia, la ciudad va a empezar a ser más inclusiva y a saber valorar que hay muchos colores que enriquecen nuestra cultura e idiosincrasia. Entiendo y tengo en claro que no será fácil”.

Según admite, hacer zoom en la problemática y hacer visibles a los espacios oprimidos va de la mano con extirpar el miedo de vivir en la “clandestinidad” que sufren algunas personas. Y dice que lo ha sufrido en carne propia: “Empezando por casa, mi familia. La escuela, los espacios de recreación, laborales, por todos lados. Pero ellos no son el enemigo, la única enemiga es la ignorancia, el no conocer, y rechazar por miedo, por no ser aceptados por el resto”, describe. “Nadie está en contra de nadie. Uno no tiene que cambiar, las personas tienen que ser y dejar ser”.

Miembro del movimiento de Teatristas Independientes Autoconvocados de Rosario, y de UTIA a nivel nacional, Fernando se encuentra abocado también a la formación actual de una red de artistas y artesanos de Roldán. A la vez, explica que formar parte del espacio Kiki Ballroom le ayudó a abrir su mente y a formular su iniciativa en nuestra ciudad. Kiki Ballroom surgió en Estados Unidos, explica el entrevistado, cuando homsexuales, latinos, negros y transexuales organizaban bailes en clubes “parodiando la heteronormativa de la sociedad”. Luego, se hizo popular en Nueva York en los ‘70 y ‘80, hasta traspasar barreras y hacerse un fenómeno internacional.

“Es enorme lo que está sucediendo, cada vez va ganando más reconocimiento de la sociedad”, expresa sobre la amplitud y el cambio de mentalidad mundial. “Trabajo con los valores humanos, los derechos de las infancias, la solidaridad. Fui recogiendo las piezas con cada paso. Creo que una verdadera transformación social arranca desde la educación y la cultura”, manifiesta, y se reconoce como una persona que no puede quedarse inmóvil ante este tipo de inquietudes. “Es algo que me sale, no lo puedo forzar ni evitar, sólo ir encausando intuitivamente”.

Al cabo, señala que este tipo de proyectos son muy necesarios. “Si no se impulsa desde lo público, se tiene que autogestionar. Las personas estamos necesitando tener esperanza, entonces nos une la angustia, pero cuando nos unimos, de corazón a corazón, pasan cosas realmente mágicas y transformadoras”.