La Ciudad

Soñando en Familia: compraron un minibus y saldrán desde Roldán a rodar por todo el país

Gastón y Paula visualizaron su sueño hace poco tiempo y no dudaron en darle rienda suelta a su objetivo. Compraron un minibus para acondicionarlo y vivir viajando. De hecho, ya se imaginan cruzando fronteras.

Solemos pensar que el día de mañana nos permitirá concretar el sueño al que le damos forma día a día, en medio de la rutina. Seguramente, en un futuro habrá tiempo para que ese deseo tenga lugar. No es el caso de la familia de Gastón y Paula, quienes hace muy poco tiempo visualizaron su vida dentro de un motorhome y no han detenido su marcha para hacer realidad esa iniciativa. Junto a los dos más pequeños, saldrán a recorrer el país andando en su casa rodante, la que adquirieron este año y ya están transformando en su hogar.

Viajeros por naturaleza y apasionados por descubrir algo nuevo a cada paso, sus vidas dieron un giro de 180° en el pasado cercano. “Vemos las cosas desde un punto de vista mucho más energético que material. Sabemos que es cuestión de decidirse para que todo empiece a organizarse”, dice él a El Roldanense. Actualmente, se encuentran abocados de lleno a la transformación del Mercedes Benz 814, un minibus modelo 2000 que compraron hace poco tiempo y al que ya comenzaron a desarmar para luego darle una impronta propia.

“Estamos en la primera etapa, la de desarmado. Hay que sacarle todos los asientos, las paredes, el techo, para luego empezar a darle forma. Lo hacemos todo nosotros de forma personal”, cuenta sobre el trabajo dentro del bus, hoy estacionado en la puerta del domicilio, en Tierra de Sueños 3. “Luego vendrá la segunda, con las distintas capas de aislamiento térmico y el revestimiento con lo que deseamos hacer en techo y laterales. La idea es hacerlo en madera, y así transformarlo para que quede estilo casa”, añade. En un pequeño croquis, las divisiones del nuevo hogar ya están diseñadas.

Sin plazos estimados, la ambición es salir y dar comienzo a la aventura en 2022, sin embargo aún queda trabajo por hacer. “En la camperización, uno le va imprimiendo la energía de uno, de la familia. El colectivo empieza a ser parte, es como un integrante más de la familia. La idea es trabajar dentro, transformarlo, transformarnos nosotros al mismo tiempo que la casa rodante”, señala Gastón. Harán viajes de prueba una vez esté todo aceitado, para luego darle rienda suelta al sueño compartido. “Vimos un montón de videos de gente que los arma a su medida y hacen su casa allí. La parte linda es esa también”, completa Paula.

El primer período del viaje será bajar desde aquí hacia Ushuaia, atravesando distintas provincias, y subir hacia el Norte por la Cordillera de los Andes y la Ruta 40, para luego llegar a Bolivia, Perú, Ecuador y visitar Brasil. “Buscamos esos pueblitos que no son tan turísticos y encontrar una experiencia, parar en un lugar y quedarse un día, dos días, una semana, y seguir”, expresa sobre el objetivo real. “Queremos conocer otras culturas, otras formas de vivir. La idea es ir por rutas alternativas y no autopista, que te da vía rápida pero hay muchos pueblos que te los perdés”, asegura, y dice que a esa primera etapa la denominaron “Argentina Soñada”.

Liberty, un hogar en tránsito

El colectivo que pronto se transformará en un hogar itinerante para los cuatro integrantes de la familia se llama hoy Liberty, por “la sensación que nos da el hecho de parar y vivir en el lugar que encontremos, sin tener una limitación específica”. La canción ‘Un velero llamado Libertad’, de José Luis Perales, fue toda una revelación cuando no sabían qué nombre asignarle. Llegar a tenerlo estacionado y verlo cada mañana al abrir una ventana esconde una historia particular en sí misma, una que esconde la efusividad inicial por comprar un vehículo de esas características y la frustración de no encontrar lo que querían.

Luego de evaluar las diferentes posibilidades, qué tipo de bus querían y observar distintos modelos, Gastón pensó que tal vez el actual no era el momento exacto para el viaje soñado. “Después de idas y vueltas, de ver varios que me encantaban y no terminaba de decidir, dije ‘ya está, no quiero más’. Fue como un hartazgo, esa noche me fui a dormir frustrado y dije ‘ya fue, lo postergamos para más adelante’”, recuerda. Habían pensado en comprar un colectivo grande, pero las limitaciones de maniobra o de lugares a los que podían acceder jugaban en contra. Incluso, analizaron comprar una Sprinter o una camioneta para luego agregarle un camper, pero no era lo deseado. El sueño se estaba desdoblando mucho.

“A la mañana siguiente me desperté con otra energía y dije ‘el 814, ese quiero’. Me decidí, busqué en internet y habían publicado uno hacía solo cuatro horas. Lo llamé, coordiné, fuimos a verlo y se resolvió en horas”, señala con el brillo en los ojos de quien ve concretar el proyecto familiar. Hoy, sin ideas sobre herramientas pero haciendo camino al andar y trabajando en el colectivo como un autodidacta, va dándole forma a Liberty y escucha la amabilidad de los vecinos. “Muchos nos dicen ‘uh, es mi sueño’, o ‘qué bueno que lo pueden hacer ustedes’”. También, destacan el ambiente colaborativo y servicial de la gente que tiene casas rodantes y ayudan a solucionar dificultades.

La vida de ambos cambió completamente hace poco tiempo. Ambos son santafesinos, aunque se mudaron a Roldán en febrero de este año, después de vivir en La Plata. Quisieron acercarse a la familia en medio del contexto actual por el nacimiento de Shanti, el pequeño que en noviembre cumple un año de vida. Gastón, kinesiólogo de profesión y osteópata, renunció a su trabajo allá, donde tenía un cargo y hacía guardias en un hospital, para tomar un nuevo camino. Paula, por su lado, trabajó muchos años en turismo, es terapeuta y también se encarga de abrir archivos akáshicos, una terapia que define como “sentir la sabiduría del alma”. Es por eso que, con solo disponer de Wifi, podrán trabajar arriba del bus.

Cuando Paula y Gastón piensan que el motorhome será la primera casa propia de la familia, se asombran y enfatizan en que “tiene todo el sentido del mundo”. El sitio platense en el que vivían desde comienzos de 2018, cuando se conocieron después de que él le escribiera a ella para empezar con su terapia, era de alquiler y decidieron mudarse una vez terminó el contrato. Lo mismo sucede ahora en Roldán, por lo que no dudan en soltar amarras y subirse al colectivo cuando todo esté listo. Para eso, además, deben hacer trámites burocráticos como homologar el vehículo para hacerlo casa rodante, hacer la inspección técnica y sacar las licencias de conducir que los habiliten a manejarlo.

En medio de la charla de más de una hora con este medio, Lucio, hijo de Paula con una pareja anterior y de siete años de edad, graba con su tablet un video para su incipiente canal de YouTube. Se encuentra tan esperanzado por el viaje como los mayores y se entusiasma con “ir a México, comerme unos tacos, unos burritos, unos nachos e ir a un lugar donde haya una piñata”. Es que la segunda etapa del viaje es subir hasta Estados Unidos. “También quiero ver las historias de terror de los latinoamericanos”, dice en un tono que mezcla ultratumba y alegría, en medio de las risas generales.

Precisamente, en YouTube radica otro de los intereses de este propósito. Utilizarán esa plataforma para generar contenido y subir imágenes, ya sea del lugar en el que se encuentren o charlas con gente local. En paralelo, en su cuenta de Instagram Soñando en Familia (@soniandoenfamilia), exhiben el día a día de la camperización y muestran lo más cotidiano. “Queremos crear esas posibilidades, por ahí mucha gente conoce el lugar gracias al video y decide visitarlo. Buscamos que mucha gente se una a nuestro proyecto”, señala.

Desde que se conocieron hace poco más de tres años, hicieron viajes en conjunto, aunque la meta que se plantean actualmente va más allá. “Antes de ir a La Plata, le mandé un mensaje que decía ‘¿sos de agarrar la mochila para salir de viaje?’. Que me haya dicho que sí fue buenísimo, porque ya la hemos agarrado y partimos”, expresa Paula. Mientras tanto, ya se imaginan el Liberty dividido con el baño cerca del ingreso, una mesa y asientos para cuatro personas en frente, la cocina con una anafe y un espacio abierto hacia el fondo, con dos sofás-cama y una cama matrimonial. Incluso, la idea es dejar las ventanas tal cual están, para disponer de la vista de un paisaje en 360°.

“Estamos haciendo realidad nuestro sueño. Aprovechamos la sensación de verlo transformado y luego queremos vivirlo en viaje. Lo hacemos súper contentos, felices. Queremos vivirlo el tiempo que sea, no tenemos un límite. Tal vez llegue un momento en que digamos ‘listo, lo hemos disfrutado, cerramos el ciclo y volvemos’, pero no lo sabemos”, cuenta Gastón.  “Nuestra primera casa propia va a ser el bus que está estacionado afuera. Es algo muy fuerte”, suma Paula, todavía algo incrédula. No hay fechas, pero sí una ilusión muy fuerte para poner primera y despegar. En tanto, Liberty descansa en el frente para cuando sea su momento de protagonismo.