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Una vida dedicada a la pelota naranja: el basquetbolista roldanense que disputó las semifinales de la Liga Rosarina

Forma parte del Club San Telmo de Funes y se desempeña como pívot. Conoce la historía

Nicolas Cagna tiene 40 años, vive en el barrio Acequias de y desde los ochos practica basquet. El experimentado pívot que pertenece al Club San Telmo de Funes, días atrás disputó quizás uno de sus últimos partidos como jugador y en diálogo con este medio hizo un recorrido de su historia con la pelota naranja y analizó cómo creció el deporte en los últimos años.

‘‘En el año 2016 decidí venir a vivir a Roldán y me fui a probar al club San Telmo de Funes, el mayor tiempo lo había transitado jugando para Libertad de Rosario, Rio Negro, Puerto San Martín, Universitario y Edison. Cuando hice la prueba en Funes venía de una lesión importante en la rodilla, lo cual me generaba molestias, y si bien había quedado en el club, decidí operarme para estar en óptimas condiciones y recién al año siguiente pude volver a jugar y disfrutar del poder hace el deporte que hago desde que era pequeño’’, explicó Nicolas, en dialogo con El Roldanense.

‘‘Toda mi vida jugué de pívot, y hoy en día sigo cumpliendo la misma función, pero al jugar con chicos de entre 20 y 25 años trato de aportar otras cosas, ya desde el lado de la experiencia o también una opción para que el técnico encuentre en mi la posibilidad de darle descansos a algunos de mis compañeros’’, resaltó.

‘‘En este tiempo que llevo en el club, el basquet fue creciendo y si bien estábamos en la Liga Rosarina, se empezó a profesionalizar cada vez más. De manera paulatina y con mucho trabajo, sacrificio y esfuerzo el club logró ascender  en la divisiones inferiores de la categoría B, a la A, y eso le fue generando un roce diferente, de poder tener enfrentamientos con equipos santafesinos y no sólo tener los cruces locales, lo que automáticamente fue potenciado al plantel día a día’’, sostuvo el basquetbolista.

Crecimiento sostenido desde las infancias hasta la primera. ‘‘La Primera fue acompañando todo ese crecimiento de San Telmo, y en el 2022 accedimos a jugar a la semifinales, pero perdimos. Este año buscamos mantener la base de lo realizado y seguir mejorando, fue así que hicimos una etapa regular previa a los playoffs, muy buena, donde logramos salir terceros (detrás de Red Star y Puerto San Martín) y poder clasificar a la etapa de los mano a mano’’.

‘‘En el primer cruce al mejor de tres, le ganamos la serie por un total de 2 a 0 a Paganini Alumni de Baigorria, lo cual nos habilitó a enfrentarnos contra Sionista. Allí también logramos un muy buen nivel de juego y la serie quedó en nuestro favor por dos a cero y eso nos dio la posibilidad de enfrentar en la semifinal al mejor equipo del año, que es Talleres de Villa gobernador Galvez’’, detalló.

El primer partido lo disputaron de visitantes y perdieron, el segundo fue de local en Funes y ganaron. Pero el definitorio fue nuevamente de visitante y se quedaron las manos vacías ‘‘pero con la sensación de haberlo entregado todo para poder lograr el ascenso a la Superliga’’, contó el jugador y agregó: ‘‘Para nosotros esta semifinal era como una final, porque si la pasábamos tenía la particularidad de que lográbamos el ascenso directo a la Superliga de Rosario, lo cual genera que la derrota duela un poco más, pero todo es un aprendizaje y parte de crecimiento del deporte’’.

El futuro cercano, no está definido. ‘‘Todavía no tengo decidido lo que voy a hacer el año que viene, lo sentí como mi último partido, pero no se lo que va a pasar en el 2024, soy realista que el físico y las lesiones que tuve (dos roturas de ligamentos) sumado a las diferentes situaciones de la vida personal van marcando etapas, por ahora es momento de pensar en descansar y evaluar el futuro’’, repasó.