Loterías y juegos de azar suspendidos por COVID-19, ¿qué implica?
El sector de loterías y juegos de azar sigue sin tener fecha de reinicio de la actividad
Como muchas otras actividades económicas, el sector del juego ha visto cómo el COVID-19 ha causado sus estragos. Evidentemente, no se trata de un producto o servicio de primera necesidad, por tanto las boleterías a pie de calle fueron de los primeros negocios que se vieron obligados a cerrar. Hay que tener en cuenta que el riesgo de contagio se podría considerar sustancial ya que se manipula constantemente el papel, se utilizan bolígrafos y superficies de apoyo y se suele abonar en efectivo.
No obstante, algunas loterías internacionales todavía operan y brindan la oportunidad de participar a través de internet, celebrando los sorteos con la misma regularidad aunque lógicamente el bote acumulado no es tan voluminoso, ya que la participación ha bajado por todas aquellas personas que en vez de a través de internet juegan utilizando el método tradicional.
Algo que pueda parecer intrascendente sin embargo ha planteado diversas situaciones a resolver, como por ejemplo, aquellos boletos que resultaron premiados antes del cierre y que no se ha tenido oportunidad de cobrar aún. Las operadoras insisten en que se podrá cobrar el premio una vez finalizado el estado de alarma. Por otra parte, están aquellos que adquirieron boletos para sorteos que han sido aplazados o cancelados. También la respuesta de las operadoras es que hay que esperar y que esos sorteos se celebrarán. Sin embargo, otras versiones sugieren que este será un duro golpe para el sector del juego que podría incluso acabar con él. No se ha experimentado una situación parecida hasta la fecha, por lo que, al igual que muchos otros negocios y actividades, no puede conocerse con certeza las consecuencias que se derivarán de una inactividad prolongada.
La Lotería Nacional para la Asistencia Pública mexicana había anunciado que los sorteos programados se suspendían hasta el 19 de abril. Sin embargo, si algo hemos aprendido es que toda fecha es prorrogable en función de la evolución de la pandemia. Lo cierto es que hay quienes apoyan que las actividades relacionadas con el juego se hayan visto interrumpidas o hayan bajado de intensidad (ya que no está detenido al 100% al poder jugar loterías de otros países en su modalidad online) porque argumentan que será una oportunidad para que aquellos que hubieran caído en el juego patológico se rehabiliten. Sin embargo, la repercusión a efectos económicos es devastadora. No podemos obviar que muchas de las loterías que operan destinan los beneficios a causas solidarias o a la financiación del sector de la salud. Algunas loterías son gestionadas por fundaciones de colectivos específicos que no están percibiendo los ingresos necesarios para asistir a personas en estado de necesidad.
Ampliando la perspectiva, vemos que además de las loterías y sorteos del Estado, el sector del juego, que viene creciendo en la última década de manera exponencial, es un potente motor de la economía tanto a nivel nacional como internacional. En muchos países, la recaudación de impuestos generados por el sector del juego es más que millonaria, pero además, el aumento de la oferta y la demanda genera anualmente miles de puestos de trabajo a cada país, sea en el ámbito presencial o en el entorno online. Obsérvese que aquellos que ya trabajaban online en modalidad de teletrabajo o trabajo desde casa podrían haber mantenido su nivel de actividad profesional si el juego siguiese desarrollándose con normalidad (dentro de lo que la demanda le permitiese, obviamente). Por el contrario, las restricciones aplicadas han dejado a aquellos trabajadores que podían seguir trabajando sin riesgo de contagio con pocas o nulas posibilidades de seguir ganándose la vida.
En cuanto a las boleterías físicas, a rasgos generales han manifestado estar verdaderamente preocupadas, pues a pesar de haber realizado las consultas pertinentes sobre cómo deben proceder o qué consecuencias habrá de cara al futuro, o si existe algún plan paliativo para los daños producidos por la interrupción de la actividad, todavía no han obtenido respuesta, por lo que están navegando a la deriva, sin saber hacia dónde deben orientar sus esfuerzos ni qué deben decir a sus clientes.