La Ciudad

Todos por Rubén: gran movida solidaria para darle techo a un vecino de barrio América

Vivía en una pieza que ni siquiera tenía cuatro paredes. Jóvenes de la zona se pusieron al hombro la tarea de levantarle un lugar más digno.

El día había amanecido lluvioso, gris, frío, húmedo, de esos que pintan para no despegarse de la estufa, hacerse un rico café, poner una película, y no levantarse del sillón. A los vecinos de barrio América les sorprendió que Rubén no hubiera pasado, como es costumbre, a pedir un poco de azúcar, o algo para comer. Graciela decidió calentarle algo y llevárselo a la choza de la esquina de Güemes y Gálvez donde habita. A un abismo del confortable sillón y la escena de hogar descripta. Así vivía Rubén. Dormía en una silla porque era mejor que acostarse en el barro, y hasta desafiaba a la matemática porque su “casa” tenía tres paredes.

La inquietud de Graciela porque ese día Rubén no había pasado coincidió con la de otros habitantes de barrio América, y casi sin pensarlo, empezaron por Facebook y a través del boca a boca, una campaña para darle al hombre condiciones más dignas de vida. Pidieron donaciones y aparecieron. Juntaron chapas, maderas, materiales de construcción y otros insumos que el pasado sábado se materializaron en una pieza con cuatro paredes y techo que recubre del frío a Rubén.

La mano de obra fue aportada por unos seis jóvenes de entre 25 y 30 años que Joni Mansilla juntó para trabajar. Joni, como Graciela, ese día de clima hóstil se había encontrado con Rubén viviendo en condiciones inhumanas y decidió que algo había que hacer. “Empezamos seis pero el sábado había un momento que éramos como 25 porque los que pasaban se sumaban, hasta tal punto que no alcanzaron los choripanes que nos llevaron”, bromeó en diálogo con El Roldanense.

“Esa noche, gracias a los chicos que trabajaron bajo lluvia, pudo dormir. Al otro día cuando lo vi me dijo que después de tantos años era la primera vez que no se quería levantar. Estaba al resguardo del frío y no se mojó”, describió Graciela. “El nunca se quejaba, no pedía nada más que comida y siempre decía que esa había sido su decisión de vida”, agregó.

Rubén vive con sus gallinas y sus perros, y según presumen los vecinos los canes los salvaron de no morir de frío ya que con sus pelajes lo abrigaban. Irse de ahí nunca fue una opción, porque pese al barro y a la ausencia de todo tipo de confort, es su hábitat, es donde él eligió pasar sus días luego de que por circunstancias de la vida abandonara su oficio de tapicero, y se volcara al cirujeo.

Rubén ya tiene su pieza. Pero ahora los chicos van por más y este fin de semana van a volver para construir un baño y una galería. Para eso necesitan de más solidaridad: chapas, materiales de construcción, inodoro, son las principales cosas que requieren, algunas de las cuales van a ser aportadas por la secretaría de Promoción Social de la Municipalidad.

“Vamos a hacer un baño y el contrapiso, además queremos llevar el agua. Conseguimos una cocina, un caloventor, un televisor. Pero no hay luz, eso también lo tenemos que conseguir. Vamos a hacer las cosas paso a paso”, asegura Joni con una firmeza que hace creer que no pararán hasta lograrlo.