La abuela Emma no pasará por Roldán, pero hizo llegar su luz
Con sus jóvenes 91 años, decidió caminar desde Tucumán hasta Luján con una promesa a cuestas. Iba a parar en la ciudad, pero por razones de salud no podrá hacerlo.
Emma Moronsini tiene 91 años, es italiana y se la conoce como «la abuela peregrina» porque desde de un tiempo a esta parte se ha propuesto como meta caminar largos -larguísimos- recorridos en distintos lugares del mundo. Por estos días se encuentra en Argentina, completando el trayecto entre Tucumán y la basílica de Luján, a donde se dirige con una promesa y un pedido por la paz y los jóvenes del mundo. En el marco de ese periplo, había anunciado que iba a pasar por Roldán este viernes e incluso dormir en la casa de una vecina, lo cual despertó muchísima alegría y sentimiento de solidaridad en la ciudad. Pero, lamentablemente, para resguardar su salud decidió tomar otra dirección.
Jonatan Acosta, un joven local de 27 años, fue quien en gran medida se hizo cargo de la organización que ameritaba la llegada de Emma. Tras conocer la noticia de que finalmente la visita no podrá ser, conversó con El Roldanense y contó que, si bien tenía mucha ilusión, está satisfecho por todo lo que se generó en torno al acontecimiento.
«Fernando, que es el muchacho que está acompañando a Emma, nos comunicó que en vez de pasar por Roldán, Zavalla y Pujato de camino a Casilda, al final va a ir directamente desde Carcarañá», explicó Jonatan. Y agregó: «La verdad es que me puse un poco triste, pero por otro lado fue muy emocionante ver cómo reaccionó la ciudad, cómo nos unimos todos. Roldán demostró lo solidaria que es».
La abuela peregrina iba a llegar a la ciudad este viernes a las 19 caminando por la ruta, ocasión para la cual se había montado todo un operativo. «Me llamaron el intendente, funcionarios municipales, los Bomberos y gente de los clubes para ponerse a disposición con lo que hiciera falta. Y habíamos conseguido que una vecina, Graciela Cimino, la alojara esa noche», relató el joven que se puso al frente de la recepción.
Por último, Jonatan abrió una ventanita de esperanza, soñando con un cambio de planes de última hora: «Emma es de tomar decisiones sobre la marcha, así que no pierdo la fe en que determine venir a Roldán. Sería muy lindo, no para mí -yo voy a ir a conocerla a Carcarañá- sino para toda la genté que se entusiasmó con su visita».
Emma Moronsini no tiene familia y su hogar está en Castiglione delle Stiviere, en la provincia de Mantua, en el norte de Italia. Ya realizó caminatas por Polonia, Israel, México y Brasil. Su único equipaje es una valija y un paraguas que porta en su “carello” de dos ruedas. El resto lo recibe del cariño de la gente en cada pueblo por el que pasa. “Soy feliz caminando”, dice. Todos los días sale a la ruta a las 6 de la mañana y camina cuatro o cinco horas. El resto del día descansa. En una bolsa lleva pan, agua y leche en polvo, suficiente alimento para maneterse enérgica.