Las manos en las cuerdas: llegó hace poco tiempo a Roldán y muestra su talento con la guitarra
Agustín Córdoba tiene 15 años y se unió en febrero a la banda municipal de la ciudad. Acostumbrado a la criolla, hoy aprende con la eléctrica y se ilusiona con la primera presentación en sociedad.
El compás de los instrumentos se oye apenas uno ingresa a la Casa de la Cultura, sin embargo es cuando se abre la puerta del auditorio que comienza a escucharse la canción “El Estudiante”, un clásico de la banda municipal de Roldán. Siete jóvenes roldanenses dan rienda suelta a su faceta artística con dos violines, una batería, el bajo, un órgano, la voz y una guitarra, la herramienta con la que se desempeña el nuevo integrante del grupo. Es Agustín Córdoba, quien se predispone a contar cómo llegó a la banda en un alto del ensayo.De 15 años, Agustín empezó a tocar la guitarra cuando tenía 11 y residía en Rosario. La cuarentena puso en pausa sus clases, por lo que fue autodidacta y aprendió tocando en casa. Hace poco más de un año que vive en Roldán. “Entré a la banda en febrero, después del curso de lectura musical que hicimos en el verano. Nos fue bien en el curso y el profe me pidió que le mandara un video tocando la guitarra”, relata a El Roldanense. El profe Abel Spitzer lo invitó a la banda, él lo consultó con su madre y no dudó en sumarse.“No lo conocía a Agustín hasta el curso. Él vino a todas las clases, se veía que era responsable, que le ponía ganas y tenía voluntad de aprender. En ese momento pensé en él para invitarlo”, cuenta el director de orquesta de los chicos. Agustín no despega los dedos de su guitarra mientras habla y sus nuevos compañeros hacen silencio a un costado. “Me sorprendió la banda, hay chicos que tocan muy bien y estoy muy contento de haberme sumado”, expresa convencido.Aún no ha podido tocar en público con la banda y se juntan cada miércoles a ensayar, junto a las clases particulares que cada uno tiene una vez por semana. Recuerda los días en que tocaba su guitarra criolla en la iglesia mientras alguien cantaba, pero esta vez asegura que es diferente. Igualmente, no le teme al desafío. “Con la banda todavía no lo hice, es algo distinto y me da un poco más de nervios. Esta vez hay más instrumentos y tenes que coordinar con todos”, argumenta.La banda atraviesa un período de recambios actualmente. Hay miembros que dejaron su lugar y otros que mutaron su rol dentro del plantel, como una rueda cíclica. Spitzer señala que será necesario un mes de ensayo para que la banda entre en sintonía y volver a encastrar todas las partes, pero sabe que este tiempo dará sus frutos. Mientras, se ilusiona con que el coro y la banda se presenten juntos en sociedad dentro de poco tiempo. “Serán cerca de 40 chicos en un escenario, algo espectacular”, avizora.“Estoy muy bien en la banda, nos llevamos bien. Tengo las mejores expectativas, estamos yendo muy rápido y vamos por buen camino”, cuenta Agustín, quien asiste a la escuela técnica 643, vive en el barrio Plan Federal de Viviendas y describe a Roldán como “un lugar muy lindo”. Más allá de estar acostumbrado a la guitarra criolla, ensaya con una eléctrica y continúa aprendiendo. Es fanático del rock nacional, tiene como referentes a Gustavo Cerati y Las Pastillas del Abuelo, y no se precipita: “Ahora mismo no me planteo un gran objetivo, pero sí tendré mis sueños con la música en el futuro”.