Comunidad Madre Tierra: el proyecto de una nueva forma de vida que se construye en Roldán
La idea surgió a partir de un grupo de familias que buscaban una educación alternativa para sus hijos y se cristalizó en una amplia zona rural. Planean reforestar todo el lugar y cuentan sobre sus proyectos.
Si fuese posible imaginar una línea histórica, sería necesario retroceder 10 años para viajar al origen de esta iniciativa. Allá por 2012 y mediados de 2013, dentro de un grupo de familias conformado por padres primerizos creció la idea de formar una escuela propia, una institución que vaya por fuera de la educación tradicional. No habían quedado conformes con las averiguaciones hechas en jardines de infantes de Rosario, por lo que la iniciativa tomó cada día mayor forma. Fue así que nació la “escuelita viva”, basada en una educación alternativa.“Nos empezamos a juntar por redes sociales con personas que tenían el mismo pensamiento, y fue así como se formó un grupo de padres. Trabajamos con una educadora que venía desde España”, contó Germán Porta, uno de los integrantes de este grupo que aún es incipiente, pero persigue un rumbo con obstinación. Aquel proyecto que se originó hace una década, hoy se traduce en la Comunidad Madre Tierra, un espacio en el que viven y sueñan nuevas actividades a las afueras de Roldán.Tanto Germán como su compañera de vida habían empezado tiempo atrás a vivir junto a grupos de personas en comunidad o tribu. Viajaron, tejieron lazos con aquellos padres que hoy son amigos e hicieron talleres. “En 2019 empezamos a hacer cursos de agricultura biodinámica y similares, vimos temas holísticos con antroposofía y otras ramas, y surgió la idea de hacer un proyecto juntos”, narró él. Así creció el ideal que habían proyectado durante años, algo que se cristalizó todavía más con el comienzo de la pandemia.“A partir de ahí, buscamos durante poco menos de un año un lugar donde asentar este proyecto. Apareció un lugar en Roldán y, luego de idas y vueltas, concretamos en 2021 la compra”, describió sobre este espacio que tiene aproximadamente 12 hectáreas. Uno de los grandes objetivos es reforestar todo el lugar, un proceso que comenzó hace relativamente poco tiempo. “El año pasado pusimos 40 árboles nativos y este año pensamos en plantar 300”, contó al referirse a una plantación que comenzó el sábado 23 de abril con 120 unidades.El proyecto Madre Tierra y su vida en comunidad se basa en tres pilares para su andar diario. El primero de ellos se relaciona con el desarrollo del ser humano como un ser pleno. “Lo fomentamos a través de trabajos donde tratamos que cada persona pueda expandirse y volcar todo su potencial”, precisó. El segundo es el contacto con la naturaleza, asentado en una zona rural y utilizando la permacultura y la agricultura biodinámica. Por último, “planteamos la vida amorosa junto a otras personas”.Las cinco familias que hoy habitan el lugar eligieron no intervenir el campo durante un año, para observar de cerca qué especies autóctonas y exóticas había y para estudiar el nuevo proceso de reforestación. “Queremos cuidar la fauna y la vegetación ya existente en el lugar. Desde el año pasado empezamos con la forestación contactando con distintas ONG’s de Rosario. También, en 2022 comenzamos con nuestro propio vivero de nativos”, expresó. Las actividades de este tipo suelen ser abiertas a la ciudadanía, para que la gente conozca el proyecto.El predio cuenta actualmente con diferentes áreas. Una es la zona de viviendas, donde residen, aunque también hay un centro comunitario con cocina, un salón de usos múltiples donde se brindan charlas, talleres y terapias, vestuarios y una pileta que comparten en verano. Aún con estas instalaciones y una gran zona verde, quienes dan forma a Madre Tierra proyectan nuevos espacios. “Hay un sector al que llamamos Centro de Producción Primaria, en el que habrá huerta orgánica, agroforesta, gallinas y un sector de emprendimientos con locales”, narró.“Tenemos espacio para acampar, lugares donde se van a realizar ferias y talleres, y también se está proyectando una huerta escuela junto a la Municipalidad”, detalló Germán. Si bien desembarcaron hace dos años en Roldán, sueñan con formar un bosque de nativas con un pequeño lago en el medio y una biolaguna en otro sector. “Queremos reforestar todo el lugar. Soñamos con hacer una reserva provincial visitable, en la que se pueda pasear”, planeó.Aquella iniciativa de una década atrás hoy se exhibe como una propuesta abierta. “Lo que se busca hacer es algo híbrido entre lo privado y lo público. Si bien este es un proyecto privado, siempre estamos en contacto con la sociedad y la ciudadanía de Roldán y la zona”, argumentó, y se mostró entusiasmado con que más familias se unan. “Estamos abiertos a recibir a nuevas personas. Somos cinco familias las que formamos parte, pero esto contempla entre 10 y 15 habitando el lugar”, explicó Porta, integrante de un proyecto alternativo de vida en comunidad que le escapa al sistema.