El matrimonio roldanense que estaba en Israel cuando se desató la guerra: “Pasamos de la felicidad a la angustia”
Efren y su esposa tenían pasaje para volver el día siguiente al sábado en que comenzaron los ataques. Así empezó una travesía angustiante para salir del país que cuenta el vecino local en primera persona. “Nunca imaginamos que podía pasar algo así, todo era normal”, recordó.
Por: Nicolás Galliari
Luego de realizar diferentes viajes de placer durante su vida, alrededor de distintas partes del mundo, visitar Israel era una cuenta pendiente para Efren Arregui y su esposa. Habían idealizado el viaje durante casi dos décadas, hasta que hallaron el momento perfecto para cumplir su deseo. Pasaron nueve días soñados en Tel Aviv, la capital israelí, e hicieron diferentes excursiones por sitios históricos, hasta que se encontraron con la ebullición de la guerra el día anterior a emprender el retorno. Fue cuando la alegría de esos días se transformó en desesperación por salir del país.
La aventura había comenzado incluso antes, con una semana de turismo por Italia, días en Roma, Nápoles y la Costa Amalfitana. Emprendieron el viaje hacia Israel y disfrutaron la experiencia que habían imaginado, pero los planes cambiaron el sábado 7 de octubre. “Ese sábado íbamos a visitar el sepulcro de Jesús, donde resucitó, pero a las 8 de la mañana llegaron los guías y nos dijeron que se suspendía todo porque la guerra había comenzado muy fuerte”, recordó Efren en diálogo con El Roldanense.
“Nos asesoraron y nos dijeron que, cuando escucháramos sirenas, fuéramos hacia los refugios que todos los hoteles tienen. Pasamos de momentos de felicidad a momentos de angustia”, contó desde la comodidad de su hogar en Roldán, al revivir esas horas de incertidumbre. Asimismo, aseguró que con las sirenas se armaba “un despelote tremendo”, puesto que todos los huéspedes corrían al refugio en el que debían quedarse 10 o 15 minutos ante una amenaza cercana. “El drama ocurrió y no nos dejaban salir del hotel. Se escuchaban explosiones desde todos lados”.
Desde la azotea del hotel, Efren podía ver misiles que viajaban de un lado a otro dejando una estela de humo. “Estábamos en medio del lío y al día siguiente teníamos que regresar. Nos quedamos sin excursión, sólo podíamos quedarnos en el hotel e informarnos de los vuelos allí”, relató. A las pocas horas, la empresa Lufthansa le comunicó que el vuelo del domingo, en el que primero iba hacia Frankfurt (Alemania) para luego viajar hacia Santiago de Compostela (España), se había suspendido.
La misma aerolínea les consiguió otra alternativa que, aún cuando les pareció una travesía mucho más larga porque contemplaba Atenas, Madrid y Compostela, igual tomaron. “Nos pasó a buscar el taxi a las 5 de la mañana del domingo e íbamos temblando, podíamos escuchar los bombardeos y pensábamos ‘¿nos tocará o no nos tocará?’”, rememoró. Lejos de disiparse, la angustia que cargaban se profundizó cuando les comunicaron, en el caos del aeropuerto, que ese vuelo también se había suspendido y que no había pasajes hacia ningún lado.
Tanto él como su esposa se metieron en colas diferentes con un único objetivo, conseguir un vuelo que les permitiera salir del país. “La gente te empujaba y llevaba por delante, muchos se peleaban por los lugares”, narró. En pleno amanecer israelí y madrugada argentina, pudo contactar con Federico Ziraldo, responsable de la agencia local Nivel Up, quien gestionó para facilitarles una salida. “Él se comportó de manera extraordinaria y se comunicó a las 3AM con la empresa Freeway, mientras en el aeropuerto todo era en hebreo y nadie hablaba inglés”, señaló.
En medio de las gestiones hechas de un lado y del otro, consiguieron salir hacia París a las 10 de la mañana. “Tuvimos suerte de encontrar a una operadora que hablaba un poquito de español, y mi señora se defiende con su inglés. Nos atendió bárbaro y nos acompañó a hacer los trámites”, esgrimió el Vasco, tal como lo conocen sus amigos roldanenses. El avión cerró sus puertas inmediatamente después de que ellos subieron. “Te imaginas el miedo que teníamos de que algún misil o algo así nos impactara”, manifestó.
Fue en ese momento que Efren recordó la insistencia con que había convencido a su esposa de realizar el viaje. “Cargaba con un poco de culpa porque mi mujer no quería ir a Israel, siempre me decía que tenía miedo porque se trata de una zona bélica. En esta oportunidad le dije ‘hace tanto que queremos ir, ahora está todo bien, todo normalizado, ¿por qué no vamos?’”, argumentó. Ese domingo hicieron noche en París y al día siguiente pudieron viajar hacia Compostela, donde “tuvimos paz y nos sentimos más tranquilos más allá de dos o tres días de tensión”.
Cuando aún no habían despegado de Tel Aviv, cruzaron mensajes con familiares que ya se habían enterado de la realidad que se vivía allí. “Yo trataba de no informar plenamente lo que sucedía para evitar que ellos se preocuparan, pero sabían perfectamente lo que ocurría”, apuntó. “Fue la primera vez que fuimos a Israel. Cuando ocurrió esto, imaginate cómo estaba con respecto a mi esposa, pero ella es una persona muy correcta. Tengo una mujer divina, espectacular, Dios me brindó una familia hermosa”, contó emocionado.
“Fue una historia dificilísima, pasamos momentos muy feos, la situación es tremenda y no va a terminar. Gracias a Dios ya estamos en Roldán, después de haberla pasado mal”, expresó. “No le deseo a nadie esta experiencia, pero la podemos contar. Nunca imaginamos que podía pasar algo, todo era normal”, relató. Con los días, el contacto con las otras 44 personas que formaban parte del viaje continuó vía WhatsApp. “Había gente divina de Perú, México, España, y sé que algunos de ellos tuvieron problemas muchísimo más difíciles que nosotros para salir”.
Más allá de que se ocupó de hacer los reclamos por vuelos y hoteles perdidos, la respuesta de la aerolínea fue que las suspensiones se debieron a fuerza mayor. Lejos del conflicto, ambos pudieron disfrutar dos semanas en España, donde visitaron familiares y viajaron al País Vasco. Pasada la angustia y de nuevo en casa, Efren asegura que volverá a viajar, como lo hizo por placer y para jugar al golf o tenis. “A esta altura de mi vida quiero seguir viajando pero ya no para conocer, sino solo para disfrutar y por placer”, expresó.