La inspiradora historia de Giustina, la roldanense con síndrome de Down que quiere ser profesora de Educación Física
Tiene 18 años y hace diez que vive en Roldán. “Debemos dejar de lado la mirada ajena y apoyar a nuestros hijos sin condicionamientos”, sostuvo la madre de la joven.
A pocos días de nacer, Marina, la mamá de Giustina, se enteró que su hija había sido diagnosticada con Síndrome de Down. Pese a todos los miedos y fantasmas que empezaron aparecer, la condición de la nena -hoy ya adolescente- nunca fue un impedimento para nada. Con mucho acompañamiento familiar, anclado en la firme decisión de nunca cortarle las alas, comenzó un camino de mucho amor y apoyo que derivó en un presente inspirador para todos: con el secundario recién terminado, Giustina estudiará el profesorado de Educación Física en el Inmanuel Kant.
“Cuando mi hija estaba por nacer (habían transcurrido 40 semanas) me enteré del diagnóstico, y en ese momento el pronóstico no era bueno, nos decían que los niños con esa condición no podían llegar a hacer nada, ni caminar ni hablar, y muchas cosas más, pero por suerte todo eso quedó en el olvido”, recordó Marina en diálogo con El Roldanense.
El síndrome de Down es un trastorno genético ocasionado cuando una división celular anormal produce material genético adicional del cromosoma 21. El síndrome se caracteriza por una apariencia física típica, discapacidad intelectual y retrasos en el desarrollo.
“El primer tiempo de su vida ella mostró que era una guerrera porque al principio padeció problemas respiratorios, luego tuvo leucemia y una neumonía pero salió adelante y mostró las ganas que tenía de vivir la vida. Después de esos primeros tiempos y conociendo el diagnóstico siempre buscamos estimularla (mediante fisiatría, psicología, psicopedagogía, etc) y todo lo que era necesario para que pueda ir creciendo de la manera más normal posible y así fue”, relató con orgullo su mamá.
Cada 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad con la finalidad de promover su inclusión y sus derechos en todos los ámbitos de la sociedad y, en ese marco, Marina quiso hacer visible la inspiradora historia de Giustina. “Ella durante los primeros siete años de vida iba a estimularse y eso generó que su vida fuera normal, hizo deporte (patín, hockey, tela) danza y siempre tuvo el apoyo familiar en todo lo que quiso hacer, nunca le cortamos las alas”.
“Cuando ella comenzó a ver que era diferente a las demás personas, nosotros le explicamos de su condición y que no era una enfermedad ni nada malo, le explicamos que así como ella era colorada y de ojos claros, tener síndrome de Down era algo más en su persona”, ahondó Marina y agregó: “En la adolescencia fue un tema que tratamos junto a su psicólogo y también se habló mucho de la posibilidad de formar pareja”.
Su etapa de educación primaria y secundaria Giustina la transitó en el Colegio Nuestra Señora de Los Ángeles de la ciudad de Rosario, donde cursó desde prescolar hasta 5to año. Hoy ya con 18 años tiene pensado hacer el profesorado de educación física en el Inmanuel Kant, donde adaptarán la carrera para que ella pueda cursarla. “Si bien ella no va a poder estar a cargo de un curso, va a poder desarrollar su tarea como auxiliar y eso a mi me genera un gran orgullo, que pueda llevar adelante lo que tanto desea”, expresó su mamá.
“En Roldán asiste al Club de Tierra de Sueños 2 y siempre fue recibida de la mejor manera, incluso va a dar clases y eso hace que se maneje su vida de manera autónoma y pueda interactuar con niños que no tienen síndrome de Down y eso hace que ella crezca permanentemente”, describe Marina y deja un mensaje para los padres que chicos hayan sido diagnosticados con el Síndrome: “Quiero decirles que los niños pueden hacer toda la vida, que no los limiten, hay que darles toda la ayuda y van a poder ser felices, hay que dejar de lado la mirada ajena”.