Venezuela vive una seria crisis institucional que hace una semana ocupa la tapa de todos los diarios del mundo. Con el opositor Juan Guaidó proclamado nuevo presidente por la Asamblea Nacional (con mayoría opositora) y un Nicolás Maduro firme en su postura de rechazar cualquier interrupción a su régimen, miles de ciudadanos salieron a las calles el pasado 23 de enero.

Lo que siguió fue represión, apoyos internacionales a oficialistas y opositores, declaraciones cruzadas y fuerzas armadas en las calles. En el medio, el pueblo, que sigue padeciendo una inflación imposible, desabastecimientos en alimentos y una emigración de la cual Argentina es uno de sus principales testigos.

Alejandra Yusti llegó como parte de ese malón de expulsados hace siete meses a Roldán y desde acá hace un análisis de cómo ve lo que sucede en su país. “Estar lejos es ya bastante complicado, no poder estar con tu familia físicamente y saber que si pasa algo no puedes estar presente, se hace aun peor”, define en diálogo con El Roldanense.

“Venezuela está pasando por un momento crítico e histórico para nosotros. Estamos viviendo en dictadura, en represión, en miseria porque no hay comida, medicinas, no hay nada para trabajar en el sector de la salud, porque tenemos más de un millón de inflación y todos los días los productos suben”, consideró y ejemplificó: “Antes para mi era sencillo mandar dinero a mi familia y que con eso pudieran comprar algo de comida, pero ahora cada día hay tanta inflación que las cosas se volvieron incomprables”.

En ese sentido, analizó: “Lo que sucedió el 23 de enero que fue algo histórico. El pueblo salió a la calle con ganas de expresarse y que todo el mundo viera que hay pobreza, miseria, y que no reconocemos a Maduro como nuestro presidente. Luego de la proclamación de Juan Guaidó como presidente interino, todos los venezolanos salieron a la calle con protestas pacíficas para demostrarle al mundo que estamos con él”.

“Para nosotros es super importante que vayamos a elecciones democráticas donde podamos elegir democrática, pacífica y verdaderamente sin que nadie meta la mano en el sistema electoral y los votos sean realmente contados de forma verdadera. Afortunadamente muchos países del mundo apoyaron a nuestro nuevo presidente interno y nosotros estamos muy contentos porque sentimos que es un gran paso a dar”, sumó.

“Es difícil verlo desde el punto del inmigrante. Sabíamos que salir a la calle significaba que iba a haber muertos y heridos. Yo vivo en un pueblo chiquitico, lleno de gente trabajadora, amorosa. Por ser tan tranquilo las protestas siempre eran chicas, pero el 23 de enero todos salieron a la calle y fue horrible, porque el gobierno arremetió contra los que estaban protestando y hubo cinco muertos, 42 heridos, 12 detenciones de menores de 11 y 12 años y unas diez detenciones de menores de 17 años. Estuve muy preocupada con mi familia, ese día trabajaba y me pude comunicar recién a la noche”, contó.

Alejandra se mostró esperanzada de que lo que viene para su país, es lo mejor: “Lo único que pidió siempre el venezolano es una Venezuela libre, donde no haya escasez, donde se pueda tener calidad de vida, donde podamos estudiar y ejercer nuestra profesión tranquilamente, donde podamos estar con nuestra familia, donde haya futuro, porque Venezuela es un país maravilloso que tiene demasiado para ofrecer. Queremos recuperar nuestra Venezuela y estamos 100 por ciento seguros que estamos cerca”.