La Ciudad

El cuento como forma de vida: el escritor roldanense que publicó su segundo libro con 13 relatos

Marcelo Coccino escribió “La maladreja”, una obra compuesta por historias que derivan de vivencias personales y experiencias de vida. A la par, trabaja en dos nuevas obras.

Luego de publicar “Los Trenes del Tiempo”, su primer libro, el escritor roldanense Marcelo Coccino tenía una certeza inequívoca. Iba a seguir escribiendo y continuaría plasmando sus vivencias sobre la hoja en blanco. Sabía que, con el correr del tiempo, esas experiencias se transformarían en una obra nueva. El momento que imaginó llegó hace pocas semanas, cuando salió a las calles “La maladreja”, su nueva publicación compuesta por 13 cuentos que ya está a la venta y pronto se presentará en sociedad.

“Todas las historias son completamente distintas, más allá de algunos puntos de encuentro. Algunas suceden en ciudades pequeñas como las que se encuentran a la vera del río, otras transcurren en grandes localidades, y muchos cuentos se dan en el interior de la provincia”, contó el autor a El Roldanense. Es una de las diferencias sustanciales con su primera obra, cuyos relatos se daban en un pueblo ficticio llamado La Estación, un sitio formado por el paso del ferrocarril que podía asemejarse a Roldán.

Los cuentos que volcó al papel son, en sí mismos, historias que Coccino imagina con naturalidad. “Me sale naturalmente el microrrelato, no así formas más extensas como la novela, y prefiero dejarme llevar. No los busco, llegan en un determinado momento. Son una experiencia de vida, una lectura, algo mínimo o algo significativo”, describió. “Es increíble, pero a veces te sorprende y el relato llega casi entero. En otras ocasiones viene una parte del cuento, y en otro momento llega el resto. Aparece de manera fragmentada y se va armando solo”, señaló.

Lógicamente, una vez que se sienta a plasmar con palabras lo que tiene en su mente, también entra en un proceso de cortar y pulir. “Se trata de limar algunas asperezas, pero el cuento llega. Y lo hace de una forma muy extraña, es inexplicable”, esbozó. “Todo lo que me va sucediendo a diario, lo que voy pensando y sintiendo, es tan fuerte que me tengo que sentar y transformarlo en una historia. Por supuesto, tengo la posibilidad de mover piezas y redirigir la historia, pero muy pocas veces lo hago”, especificó Marcelo.

“Sentí la necesidad de encontrar el espacio para escribir semanalmente. No lo hago de manera profesional y me costaría mucho hacerlo así, perdería libertad con la literatura. Me condicionaría tener que levantarme cada día a escribir hasta tal hora”, confesó el autor, quien a la vez siente que de esa forma la escritura emerge de manera más sencilla. “Va fluyendo, creo que los cuentos que ya vienen armados son los que mejor salen. Claro que luego existe todo un trabajo de edición. Soy bastante desordenado en la escritura, lo hago de ese modo”, expresó.

El título de su nueva obra es, a la par, un recurso que genera intriga en los lectores. “Quiero que el lector se sorprenda de entrada. Hay gente que se arriesga con su significado, personas que van a buscar al diccionario, y está buenísimo que genere misterio”, destacó. “También tomé la decisión de no escribir una especie de resumen para la contratapa. Prefiero que cada uno se asombre a su modo”, profundizó Coccino, quien es traductor literario y da clases de inglés en dos institutos terciarios y una escuela de Rosario.

Precisamente, su profesión despertó el interés por escribir. “El traductor es, justamente, un escritor. Estamos todo el tiempo leyendo textos en otros idiomas, descifrando lo que siente otro, lo llevamos a imágenes para volver a transformarlo en palabras. Es un ejercicio que hago desde los 17/18 años”, argumentó. Y mientras celebra que “La maladreja” vio la luz, trabaja en otros dos libros: “Uno es de historias relacionadas a la traducción y el otro habla sobre anécdotas de un padre con su hija, es decir con mi hija. Ella es fuente de inspiración”.

Coccino aseveró que se interesa por saber qué descubren sus lectores. “Casi nunca es lo mismo que veo yo. En algunos relatos me río, me generan sentimientos muy profundos. Uno siente que está en ese lugar que describe, la literatura es extrañísima y maravillosa en ese sentido”, explicó. “Haber publicado el libro es un sueño, una alegría. Es hermoso verlo publicado e impreso. Saber que hay nuevas personas que escriben, notar que la literatura genera cambios y disrupción, y entender que así podemos ver la mirada del otro, me parece fabuloso”, celebró.