La Ciudad

El delicioso misterio de la mayonesa de Ramón

La historia de un roldanense que dedicó años de su vida a encontrar “un sabor distinto” y que no descarta llevárselo con él a la tumba.

El cronista de El Roldanense que cada martes por la noche cubre las sesiones del Concejo suele llegar media hora o cuarenta minutos antes del comienzo de sesión. ¿De aplicado, nomás? Tendrá que admitir que no, que la verdad pasa por otro lado: aprovecha para acercarse al boliche de la esquina y pedir una hamburguesa –o dos– y degustar esa mayonesa que sólo puede saborearse en Roldán.

El boliche de la esquina es La Chopería de Ramón Delay, ubicado en la intersección de López e Independencia. Y la mayonesa es su sello distintivo, el componente que logra, entre otros hitos gastronómicos, los más gloriosos lomitos que puedan encontrarse en la región y por qué no –según afirman entusiastas comensales– en el mundo.

“Quería descubrir un sabor que sea distinto. Empecé a buscarlo en el 1978 y lo conseguí más o menos para 1980”, cuenta el mismísimo Ramón, dueño de la deliciosa receta. “En el medio –rememora– habré tirado frascos y frascos de mayonesa que no salía como yo quería: siempre sentía que le faltaba un toque de algo”.

El ingrediente que terminó de darle forma al condimento llegó con la sugerencia de “una amiga de Rosario, medio turca”. Así quedó definida la fórmula, de esencia picantona tan difícil de explicar y tan sencilla de gozar.

Asegura Ramón que no es poca la gente que llega a Roldán desde distintos puntos de la zona especialmente para comer en su boliche. “Amigos que desde hace 20 años nos visitan por la mayonesa”, indica. No resulta extraño.

Ahora bien, la comunidad local podría estar frente a un grave problema: la receta sólo es conocida por su dueño. “No se la conté nunca a nadie y no creo que vaya hacerlo. La ambición de poder y dinero que hay en estos tiempos hace que sea difícil mantener secretos”, lamenta. Así, algún día podría dejar de existir el milagro que se produce cuando la mayonesa de Ramón se combina con un bife o una hamburguesa. Mientras tanto, que se disfrute.