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El joven entrenador roldanense que consiguió el ascenso en la Liga Rosarina y se ilusiona con seguir creciendo

Franco Dezotti dirige a la sexta división de Grupo Ekipo, el club con sede en Funes que festejó el salto de categoría. De familia futbolera, sueña con compartir cuerpo técnico con su padre.

Inmediatamente después de que el árbitro señaló el final del partido, los jugadores y cuerpos técnicos de Grupo Ekipo invadieron la cancha para celebrar el objetivo cumplido. Al obtener 15 de los 18 puntos en la jornada final, el club del Gran Rosario con sede en Funes logró que sus divisiones inferiores asciendan a la primera división de la Liga Rosarina. Y entre todos sus responsables, hay un roldanense, Franco Dezotti, quien dirige a la sexta división y recién comienza con su camino como entrenador.

En diálogo con El Roldanense, Dezotti utilizó la palabra “inefable” para describir una temporada con la que dieron el salto de categoría una fecha antes del cierre. De hecho, es el segundo ascenso en solo dos años para la novel institución. “Es difícil describir con palabras lo que pudimos lograr. Se debe a las ganas, entusiasmo, ambición, entre otras cosas, que recoge cada persona que trabaja de manera íntegra en este proyecto deportivo”, describió, y aseguró que este presente era difícil de imaginar hace solo un par de años.

“Tomé el ascenso como algo dignificante y una gesta que perdurará en el tiempo, con una alegría enorme por lo que significa para los chicos y para cada uno/a que aporta su granito de arena”, contó. Incluso, valora el resultado obtenido porque realiza cotidianamente lo que le apasiona. “Trato de mejorar día a día y de crecer no solo como entrenador sino, más importante aún, como persona. Eso es algo que en Grupo Ekipo tenemos como bandera, la enseñanza basada en valores”, detalló.

La pasión de Franco por el fútbol viene de familia. Es un legado que absorbió de su padre, Adrián, quien fue jugador y actualmente dirige en las inferiores de Rosario Central, y que también prolonga su hermana Martina, actual jugadora del Spezia italiano. “Soy el mayor de los tres hermanos y desde que era bebé mi mamá me llevaba a la cancha a ver a mi papá jugar. En casa se habla mucho de fútbol y competimos continuamente entre nosotros, pero dentro de un ámbito familiar”, detalló, y agregó que ese amor por el juego “está presente en el día a día y hace a nuestra forma de ser”.

Previamente a comenzar su trabajo en Grupo Ekipo, asistió a entrenamientos de diferentes clubes para observar formas de trabajo. Por ejemplo, acudió a Libertad de Paraguay cuando su padre era ayudante de José Chamot, y vio muchas jornadas de la Reserva de Rosario Central. “Cuando puedo, trato de ir a observar distintas categorías y hablar con gente dedicada a esto para seguir creciendo en la profesión. La capacitación es algo continuo, no tiene fin”, señaló él, quien se hizo cargo de un plantel en soledad hace solo dos años.

“Desde mi punto de vista, se puede generar un estilo de juego -dijo sobre su trabajo como director técnico de chicos categoría 2004/05-. Nosotros tratamos de que, dentro de lo que el chico pueda aprender, tenga la posibilidad de ser versátil en el juego y tener esa variabilidad táctica que ayude a su crecimiento como deportista”. Si bien su camino en este rol es incipiente, sabe cómo son los tiempos: “Cada edad tiene un proceso diferente de asimilación de conceptos técnico-tácticos”.

El ascenso del club es un logro muy festejado. Sin embargo, hay una visión institucional más profunda. “El proyecto se basa en tener una enseñanza basada en valores, de educar además de entrenar. Somos conscientes de que lo deportivo es importante, pero creemos que uno es en el fútbol como es en la vida”, definió. “A nivel deportivo, tratamos de no ponernos techo y seguir creciendo con cautela, pero siempre mirando más allá sin olvidarnos de disfrutar el momento, el hoy, recordando lo que hicimos para llegar adonde estamos”, profundizó.

Los festejos se extienden hasta estos días, aunque todavía queda una fecha ante Tiro Suizo, que también puede ascender, y es por eso que Franco aún no se relaja para terminar la temporada de la mejor manera posible. “Respecto a lo que vendrá, la ilusión sigue intacta y crece día a día junto con el grupo de entrenadores y preparadores físicos que conformamos la institución. Los coordinadores nos empujan a buscar siempre más”, valoró Dezotti.

“Creo que los desafíos son parte de la vida, uno los va afrontando a medida que van llegando y sacan lo mejor de uno mismo”, argumentó. Y más allá de esta consecución, hay un ideal que mira de reojo en el horizonte. Su papá fue su entrenador cuando competía en el Regional de España, y hasta llegó a ser su compañero. “Sería un sueño poder compartir con él una ilusión que es común en ambos, la de compartir un cuerpo técnico”, aventuró. Por lo pronto, estos días son para festejar, y para seguir soñando habrá tiempo.