La Ciudad

Es roldanense, aprendió el oficio de sacabollos y viaja por el mundo arreglando autos

Matías Pereyra hoy se encuentra en Turquía pero ya viajó por varios países gracias a su trabajo. “Es un oficio único y hermoso”, describe.

Matías Pereyra llegó el domingo 11 de octubre a Turquía. Trabaja desde las 8 hasta las 20 y por la noche sale a cenar con sus compañeros. Aprendió el oficio de sacabollos hace casi una década, cobra por auto arreglado y ya recorrió varios lugares del mundo. Tiene 33 años y es empleado de una empresa suiza, Hail Professional Solutions. “En el mundo es conocido como reparación express. Reparamos vehículos donde caiga granizo sin dañar la pintura original”, contó a El Roldanense.

Vivió desde muy chico en Roldán, aunque la crisis del 2001 lo hizo abandonar el país con su familia. Viajó a Estados Unidos con su padre, su madre y un hermano, e hizo sus estudios allí. Tiempo más tarde, volvió a Argentina y formó su familia, junto a su esposa y tres hijos: uno de cuatro años, otro de dos y un recién nacido de dos meses. Fue su padre, quien hoy tiene su taller en Houston, el que le “enseñó a amar el rubro vehicular”, asegura Matías. 

El 2010, año de su retorno, fue el punto de partida para su labor actual. “Estuve de encargado de esto, lo hacía para un primo. Caía granizo en Buenos Aires y él llamaba a brasileños para reparar los autos”, dice, y cuenta que en ese momento hizo un viaje en colectivo a San Pablo para continuar aprendiendo. “Estuve tres meses, volví a casa y a practicar. Hasta que empecé a viajar. Los mismos brasileños me invitaron a formar parte de esta empresa, que nos lleva a todos los países con los que tenga contrato de trabajo”, amplía.

Con el tiempo, visitó también Líbano, Croacia, Eslovenia, Italia, Francia, España y Turquía, tanto ahora como en una vez anterior. “El tiempo de cada viaje depende de la cantidad de autos. Por ejemplo, si cae en una fábrica con 20 mil autos dañados, tenemos tres meses de trabajo. Si es una ciudad grande como Estambul, hasta un año”, señala. Durante los fines de semana, aprovecha para hacer turismo: “Salimos a conocer. Las mezquitas, el centro de Estambul que es histórico… Mi esposa también conoce la mayoría de los países. Siempre que estoy terminando el trabajo, ella va y nos quedamos un tiempo”.

Matías asegura que el ritmo de vida actual se facilita al ver que sus hijos aún no han empezado a ir a la escuela. La pasión por los autos, manifiesta, viene de familia. “Toda mi familia está metida en los autos. Tengo tíos con talleres de chapa y pintura, y primos también”, añade, y explica que tiene amigos y conocidos que se encuentran trabajando en otras partes del mundo como Japón y Australia.

“Es un oficio único y hermoso, pero con el tiempo se va a ir quemando porque hay muchas escuelas para aprender y en cada país están enseñando. Por eso, quiero aprovechar ahora e instalarme, va a llegar el momento en que ya no llamen más a brasileños y argentinos”, analiza Matías sobre su trabajo. “Mi objetivo es instalarme en Europa junto a mi familia”, se imagina a futuro. Mientras tanto, busca sacar fruto de este momento y seguir conociendo el mundo.