#HistoriasLocales: Kiev, el boliche que fue cuna de la amistad y de parejas roldanenses
La discoteca funcionó durante casi dos décadas por calle Sarmiento al 800 y marcó a una gran generación en la ciudad al ritmo de la música disco. Este fin de semana, una fiesta retro rendirá tributo a aquel boliche que aún perdura en la memoria. Imágenes que mantienen intacta la memoria.
Existen lugares de la ciudad que encapsulan los recuerdos, como si alcanzara con cerrar los ojos y rememorar viejas épocas, noches de felicidad entre amigos. Es lo que a menudo sucede con personas adultas de la ciudad y localidades aledañas cuando se paran en la vereda del actual banco Nación, por calle Sarmiento al 800, y dejan llevar su vista hacia arriba y la edificación del frente. Es en ese momento que se dibuja una sonrisa al recordar Kiev, el boliche bailable que marcó una época en Roldán y dejó una huella indeleble en los vecinos que lo visitaron.Durante 19 años, desde comienzos de los ‘70 hasta el primer lustro de los ‘90, Kiev fue el sitio de referencia para juntarse entre amigos y compartir una noche de fiesta. Los domingos eran su fuerte y había noches que concentraban entre 600 y mil personas. La discoteca fue, además del gran sitio de encuentro entre grupos, una usina de amor y la cuna de parejas que, con el tiempo, se asentaron definitivamente en Roldán. Como si este lugar hubiera tenido un hechizo mágico de Cupido para muchos matrimonios actuales de los+60 en la ciudad.Lo que por casi dos décadas marcó la noche de la región, hoy alberga un gimnasio. Sin embargo, por entonces la terraza del boliche era un lugar ameno al que quienes fueran sus asiduos bailarines destacan por su ambiente sano y siempre matizado por la mejor música de la época. Luego de subir la escalera que aún sigue en pie, el lugar permitía una vista a la calle tanto desde arriba como a través de los ventanales. Los parlantes colgaban y, en el centro del techo, los vidrios de colores hacían efecto con las luces.Recuerdos de épocaEduardo Di Pompo fue uno de sus dueños, quien junto a su socio de apellido Colella firmaron la compra del local, que ya funcionaba como tal, el 24 de marzo de 1973. Eran noches de baile en boites de la zona como Macaco en Cañada de Gómez, Bongo en Casilda, Calahorra en Pérez y Sambae en San Lorenzo. “Yo le compré de contado una parte a Tarré y mi compañero hizo lo mismo con Alonso, que tenía mucha más plata y le financió la compra. Hicimos la sociedad de esa manera, y así surgió Kiev”, relató Di Pompo a la emisora local Roldán FM 92.Las noches de domingo comenzaban pasadas las 20 horas y se extendían hasta las 00:30. No era extraño que, a las 18 horas, se cruzaran en la ciudad los trenes que llegaban desde Rosario y Carcarañá. “Venían chicos de otros lugares. Todos se bajaban en tropilla para venir al boliche”, recordó su dueño, quien trabajó 15 años junto a Colella y tres en soledad, luego de unas reformas. “Habíamos puesto colectivos que manejaba ‘el cheto’ Machado, un muchacho amigo. El primero que pusimos daba toda la vuelta, es decir hacía Zavalla, Pérez, volvía a Roldán y salía hacia Coronel Arnold, Fuentes y Pujato. Luego sumamos otro”, detalló.Cada domingo el boliche se llenaba con hombres que acudían de chombas, camisas clásicas o floreadas, pullover o saco y pantalón estilo oxford, con la botamanga ancha. Las mujeres llegaban con pantalones de vestir o jeans, vestidos o polleras largas, algunas de ellas con labios pintados de colores furiosos. “El gran fuerte era el lento, la gente lo esperaba para bailarlo. No había lugares para formar una pareja, íbamos al boliche. Los hombres sacábamos a bailar a una chica, a otra, hasta que enganchabas a alguien. Todos querían lentos”, contó Carlos De Vicenzo, el DJ, a la radio local.“En un momento, se inauguró la terraza de Kiev con jardín al cielo, tal como decía la publicidad que nos hacía un amigo. El día que más gente metimos fue cuando sorteamos una moto Honda 400, en el ‘83. Esa vez desbordamos”, describió Di Pompo riendo, y recordó que aquella noche hubo 1286 personas. Incluso, hubo algunas que compraron la entrada para no perderse el sorteo pero, al notar que el boliche estaba lleno, observaron lo que sucedía pasando las horas desde la vereda del frente. “Los domingos eran furor, fue algo muy lindo”, rememoró.A la hora de hablar de anécdotas, Eduardo advirtió que se quedaría corto al referirse a los momentos que marcaron esas dos décadas. De todos modos, recordó que había personas que no llegaban en transportes convencionales. “Un amigo de Zavalla me contó que una noche de llovizna llegaron a la disco en tractor. ‘Espera que se lo saco a mi viejo’, le dijo un amigo”, expresó entre carcajadas. “También había gente de Roldán que llegaba a caballo desde el campo, aunque no voy a dar nombres. Lo ataban en la plaza frente al hospital”, añadió.“Una de mis suertes al trabajar con ellos fue que, más allá de la protesta por la plata que invertía, tenía libre cuenta para gastar todo lo que quería”, señaló De Vicenzo. Por entonces, sin servicio de internet, tenía acceso mediante faxes a las listas de la Billboard, y así lograba estar siempre a la vanguardia de la música. “Lo que yo elegía era siempre lo que estaba como n° 1 en el mundo. Soy muy fan de la música de Yanquilandia. Había una rivalidad Estados Unidos – Inglaterra, con los Beatles – Rolling Stones, y empezó a surgir el género pop o disco en inglés”, dijo.Su primera cabina, desde la que dictaba el pulso de la noche, estaba junto a la barra, por lo que no era de fácil acceso. Con los años, su lugar de trabajo pasó a estar junto a la escalera de ingreso y para la gente era mucho más accesible pedir una canción. “Me dieron bolilla cuando hicieron el arreglo y formaron una cabina separada que era un desfiladero de amigos. Tenía acceso directo al boliche y un vidrio que daba a la entrada, era como un exhibidor”, relató él, quien compraba los grandes éxitos de ese tiempo en las disquerías de Rosario.Las mezclas de “Carlitos” quedaron en la memoria de las amigos que llegaban a Kiev, algunos de ellos apostados en la mesa cuya silueta era formada por torres revestidas de piedritas y similares a las del Kremlin de Moscú. Al momento de empezar el baile, utilizaba laderos que eran comodines de la jornada, a los que iluminaba cuando comenzaba la música para llamar gente a la pista. “No se ponía cualquier tema, sino discos de rock y pop matizados con temas lentos en español, que eran como los de las novelas”, recordó.La colección del gran DJ que tuvo Kiev era enorme, pero se fue deshaciendo de ella a medida que llegaron las nuevas invenciones tecnológicas. Tenía una casetera, una video láser y muchos discos que fue vendiendo. Incluso, había domingos en que los arrojaba como boomerang a la gente para quien quisiera quedárselos. “Mi caballito de batalla para hacer que la gente salga a bailar cambiaba permanente, y todos los años modificaba el final”, argumentó Carlos, quien hoy dispone de toda la música que desea en las apps del celular.“Anécdotas hay un montón. En un momento, había salido una ley y muchas personas querían que pusiéramos folclore. Entonces, ¿qué hacíamos?, abríamos el boliche a las 4 de la tarde y poníamos dos o tres horas de música folclórica en cassette”, describió con entusiasmo. Eran las horas previas a la fiesta nocturna, los tragos y los momentos que quedaron en la retina de muchos ciudadanos que aún hoy residen en la ciudad. “Luego ponía hits de disco y enganches distintos a los de ahora, en lugar de ser mix eran más tipo golpe”.Casi con certeza, más de un vecino que circula hoy por la ciudad dejará volar su mente y la imaginación cuando pasa por el frente de lo que, hace 40 años, fue Kiev. Algunos de ellos aún conservan los banquitos que, tras el cierre, fueron puestos a la venta, así como los recuerdos permanecen intactos. Como señala el dicho, “nadie quita lo bailado” a los grupos de amigos que tuvieron esta disco como el trasfondo del inicio de su amistad. Hoy, cuando las luces del gimnasio se apagan, los fantasmas de aquella época vuelven a copar la pista para bailar música disco en la eternidad de la noche.
Llega la Retro Fest en tributo a Kiev
Este sábado por la noche se realizará una gran Retro Fest, con música de los ‘70, ‘80 y ‘90, en tributo a Kiev. Tendrá lugar en el SUM del Paseo de la Estación desde las 22 horas, es organizada por la municipalidad y contará con la presencia de Di Pompo, De Vicenzo y quien fuera otro de los DJ’s de aquella época, Mauro Zorzi. La iniciativa es apoyada por la radio Roldán FM 92 y el club Roldán Rugby manejará el buffet. La entrada a la fiesta es a cambio de un alimento no perecedero.