Juan Carlos Converti: 40 años siendo “el médico del pueblo”
Especial San Jerónimo Sud- Juan Carlos Converti tiene 66 años, es casado, tiene dos hijas y tres nietos. Es médico hace 42 años, se recibió en la UNR y dice “haber heredado la vocación de su hermano mayor”.
Por: Nelson Tapia – Especial para el Taller de Periodismo de San Jerónimo Sud.
Llegó a San Jerónimo Sud hace 40 años invitado por el Dr. Luis Alcaraz que “se estaba retirando de la profesión”, y trabajó con él un año y medio en su consultorio. Luego alquiló una casa en el pueblo a un vecino, y más tarde conoció a Nora, su actual esposa, con la que se casaría unos años más tarde y formaría su familia en San Jerónimo, localidad que nunca más abandonaría.
Desde entonces, decenas de familias y generaciones enteras pasaron y pasan por su consultorio. Siempre fue considerado por quien no podía acceder a la salud privada y por quien lo necesitara, sin importar días, horarios, y en muchos casos, ni siquiera honorarios.
En estos más de 40 años tuvo que pasar malos y buenos momentos en su profesión, dice. Entre los primeros recuerda como “los más feos o fuertes” los accidentes en la ruta, en épocas que no había Bomberos ni centros de emergencias, en especial cuando los involucrados eran jóvenes, niños o bebés. Entre los “mejores momentos” resalta haber colaborado con varios partos domiciliarios, con la única presencia y asistencia de algún familiar de la parturienta. “El último del que participé se realizó en el Samco local hace tan sólo dos o tres años con la ayuda de una doctora y una enfermera”, recuerda Juan Carlos; al tiempo que resalta: “No había tiempo para derivar a un centro de mayor complejidad”.
Nunca se arrepintió de su profesión porque para él es “un gusto hacerlo” y se detiene en reflexionar sobre la importancia de “la vocación de servicio” que él tiene y, estima, deben tener todos sus colegas, también lo fundamental de “ser solidario con el prójimo”.
Se siente reconocido por el pueblo, especialmente por la gente mayor, que es la que él atiende desde hace más de 30 años y es la que más frecuenta su consultorio. El Doctor reflexionó sobre los reconocimientos y aseguró que valora siempre aquellos “que se hacen en vida”, porque de nada sirve destacar a alguien que ya no está.
Con respecto a la relación entre la profesión y la amistad, resaltó que “primero uno debe ser médico”, aunque son situaciones muy difíciles donde a veces es preferible derivar al amigo a otro médico, ya que “al mezclar amistad y profesión se puede perder objetividad para el diagnóstico”.
En relación a los “movimientos antivacunas” Juan Carlos se mostró totalmente en contra, ya que considera que quienes lo practican, “son personas muy egoístas”. Una madre o padre que decide no vacunar a sus hijos, no se da cuenta que ellos pueden estar “contagiando a un vecino o a un compañero de la escuela o el club. Esos chicos no tuvieron la opción de vacunarse por decisión de sus padres” enfatizó. Por suerte, dice el Dr. Converti, son grupos minoritarios, de lo contrario, por culpa de estos movimientos irresponsables, podrían propagarse de nuevo “epidemias” como consecuencia de la decisión de no vacunarse.
Al preguntarle su opinión sobre la “automedicación”, el doctor afirma que las culpas son compartidas entre el farmacéutico que las da y el paciente que las solicita. La automedicación “tapa el cuadro” y demora el diagnóstico en muchas ocasiones. Por ejemplo, cuando se toman analgésicos en cuadros digestivos, “calman el dolor en lo inmediato pero también encubren la patología que está por debajo”. También, explica el doctor, que en muchos casos la gente toma medicamentos de venta libre que imponen los medios masivos de comunicación, y que en muchos casos no sirven y hacen que la gente gaste más, o gaste dos veces.
Con respecto al apoyo de la familia en la vida profesional, Juan Carlos responde: “Fue fundamental, siempre estuvieron”. Pero reconoce que por la profesión y el “hacer diario” se descuida un poco la familia, y que ahora “ese tiempo” se lo puede dedicar a sus nietos, y que estima que con la jubilación tendrá más tiempo para los suyos.
En esa línea, sobre su retiro dijo que todo va a ser progresivo, que “no bajará las persianas de un día para el otro”. “Aprovecharé para descansar y hacer cosas que me gustan”.
En relación a las nuevas tecnologías en la medicina el doctor Converti dice que van de la mano de la ciencia y avanzando a pasos agigantados, pero a veces “no llega a todos lados al mismo tiempo”. “Para los que vivimos cerca de grandes ciudades como es el caso de San Jerónimo nos parece que sí, pero en pueblos muy alejados o en otras provincias, estas tecnologías no llegan con la misma velocidad, y el diagnóstico lo debe hacer el médico con las herramientas que tiene a mano”. “Las nuevas tecnologías ayudan al diagnóstico, pero no es lo mismo pedir una resonancia teniendo una prepaga de primer nivel, a que la pida un jubilado por ejemplo que se le da un turno a los seis meses” aclaró.
Y sentenció que, aún en el Siglo XXI, con todos los avances y las nuevas épocas que se viven hay una gran carencia y es que “el sistema de salud sigue siendo muy injusto y no es igualitario para todos”.
Con respecto al pueblo que lo vio llegar hace muchos años indicó que “San Jerónimo progresó muchísimo”, pero reconoce que las personas -como toda la sociedad toda- han cambiado en los últimos tiempos. “Hoy las personas son más individualistas y hay menos solidaridad con el prójimo” resaltó el médico. “Prueba de eso es que a veces faltan personas para integrar comisiones o sub comisiones de instituciones del pueblo, o nos quejamos que están siempre los mismos, pero después nadie se compromete para participar”.
Cuando se le pregunta que hubiera sido en la vida de no ser médico responde: “Tal vez sería peluquero, como mi viejo”.
Consultado sobre si cree que la gente lo recordará por su vasta trayectoria, Juan Carlos no duda en contestar que, naturalmente, “uno desaparece de la memoria de la gente con el tiempo”. Y actuando en consonancia con eso, es que no piensa en cómo o quien lo recordará una vez que ya se retire de su consultorio, sino que ofrece cada día sus servicios a la comunidad como el primer día.
En resumidas cuentas, Juan Carlos dedicó toda una vida a su profesión y a la gente. A veces de madrugada, a veces de noche, recorriendo domicilios uno por uno para seguir el estado de evolución de los pacientes, luego de un largo día de consultorio. A veces médico, a veces amigo abrazando y consolando, con aciertos y con errores… como cualquiera de nosotros, pero siempre con la máxima dedicación y empeño.
Médico de nuestros padres, médico de nosotros, médico de nuestros hijos o nietos. O cómo quedará en la memoria de San Jerónimo Sud para siempre, el médico del pueblo.