La Ciudad

Ladran, Sancho: los perros callejeros tienen quien los cuide

Mascotas abandonadas en la ciudad hubo siempre, pero gracias al trabajo de agrupaciones protectoras asoman soluciones. Políticas municipales y las redes sociales como herramienta.

Foto: Cristian Moriñigo

Cada vez que se realizan las castraciones gratuitas que lleva adelante en los barrios el programa de Sanidad Animal de la Municipalidad, se logra esterilizar entre 35 y 40 perros. El dato, que puede resultar meramente estadístico, habla también a las claras de una problemática sobre la que se puso el foco: las mascotas que son abandonadas por sus dueños de una manera irresponsable o aquellas que directamente nacen y viven en la vía pública.

La figura del perro callejero no es nueva. Son animales que, por andar en la calle, pueden causar problemas con sus pares y también con seres humanos. Se enferman, son atropellados, son víctimas de maltrato, y no tienen la posibilidad de salir de esa situación por sus propios medios. Pero hace ya más de 15 años un grupo de voluntarios viene trabajando de forma silenciosa y sin otro interés que el de ayudar a resolver dicho panorama en Roldán.

Si bien hace sólo cinco años que se agrupó bajo el nombre de Puro Perro, la organización en cuestión tiene mucho más tiempo de vida. En conjunto con protectoras de otras localidades y con un fuerte apoyo del Municipio por un lado y de toda la comunidad por otro, viene realizando un trabajo de hormiga en varios niveles: el de la concientización, el de las castraciones y esterilizaciones, el de la solidaridad ante cada caso de extravío, y el del incentivo para las adopciones.

“Somos un grupo de vecinos que nos fuimos conociendo porque nos gustaban los animales y nos preocupaba la situación de los perros en la calle. Decidimos juntarnos, primero de forma personal haciendo rifas y vacas para poder pagar las esterilizaciones a las veterinarias y ese grupo después fue creciendo”, cuentan en diálogo con El Roldanense Maru Torelli y Claudia Turco, dos de las integrantes de Puro Perro.

Ambas mujeres son oriundas de El Charquito y de América y por eso la movida arrancó en esos barrios, pero no tardó en extenderse por toda la ciudad. “Los animales van a la zona centro, donde hay más cantidad de negocios y donde tienen acceso a comida. Entonces empezamos a ver mucha cantidad de cachorros, animales enfermos, atropellados. Íbamos agrandando el anillo, de los perros del centro, nos venían con perritos de Villa Flores, por ejemplo. Ahí empezamos a movilizarnos por el carrito de esterilizaciones, porque nos encontramos con un número de animales que excedía nuestras posibilidades económicas”, recuerdan.

La importancia de castrar

En relación a las castraciones hay varias creencias populares: que a los perros primero hay que hacerlos tener cría, que los hace menos guardianes, que les trae problemas a futuro. Con la firme intención de derribar todos esos mitos y, por el contrario, trabajar sobre la importancia de esterilizar, desde Puro Perro acercaron al Municipio (en colaboración con otras protectoras) un proyecto de castraciones masivas para ser sostenido en el tiempo.

La agrupación fue escuchada y su iniciativa caló profundo en el área de Sanidad Animal, desde donde de delineó un programa que continúa hasta hoy con números que pueden entenderse como muy exitosos: calculan que desde los inicios de la movida se llegaron a castrar unos 5000 animales.

“Vamos a zonas puntuales como Villa Flores y Beaudrix, porque sabemos que allí está la sobrepoblación de perros. La gente ya nos identifica en esos lugares y es donde mayor convocatoria hemos tenido. Es tan necesario que igualmente viene gente de todos los barrios. Al principio, no estaban mucho en el tema y ahora nos buscan”, relatan Maru y Claudia.

Una muestra palpable de ese éxito es que “ya no se ve tanto la aparición de cajas con ocho o nueve cachorros en lugares clave”, cuentan con alivio las chicas aunque saben que el trabajo que hay por delante todavía es mucho. Y por eso apuntan a educar a los más chicos para que sean agentes conductores de la información.
En ese sentido, el trabajo de concientización que realizan es crucial. “Es la única forma de que la gente entienda que si no quieren ver tantos cachorros en la calle, lo mejor es esterilizar”, dicen las integrantes de Puro Perro. Así, organizan actividades en escuelas donde van en compañía de veterinarios para hablar con niños y niñas que luego llegan a sus hogares y les transmiten la información a los padres.

“Otro paso que tenemos que dar es que la gente tome conciencia de la importancia de dar en tránsito. Por ejemplo, nos encontramos con una perra que dio a luz en la calle. Tanto ella como los cachorros requieren cuidados hasta que se castren y se entreguen en adopción, y que la mamá sea esterilizada. En la calle no se pueden quedar porque están a expensas de peligros, entonces necesitamos para ese animal un tránsito. Nosotros no los abandonamos, nos comprometemos a hacernos cargo de los gastos que demanda el cuidado, de alimentación y de conseguir los adoptantes. Pero mientras tanto necesitamos gente que los cuide”, reclaman.

Una movida solidaria que explotó con las redes sociales

La posibilidad de difusión sin límite y sin costo que otorgan las redes sociales fue un aliado que multiplicó de manera expansiva la tarea que realizan todas las protectoras de animales. “La gente quiere participar y por eso las redes sociales y los grupos de Whatsapp fueron un espaldarazo. Colaboran con dinero, insumos, te acercan cosas. Ven un caso, se conmueven y se comprometen a ayudar. En el tema de perdidos, encontrados y adopciones, fue crucial. Esto no queda sólo en Roldán sino que estamos relacionados con Funes, Rosario, Cañada de Gómez”, señalan desde Puro Perro.

Todo el movimiento solidario que conlleva la tarea de trabajar por los animales tiene también la pata de los profesionales, sin dudas fundamental: veterinarias que donan su trabajo, que consiguen medicamentos o que simplemente esperan el tiempo que sea necesario para que les abonen determinado tratamiento.

Caso testigo: la caniche que movilizó a todo un barrio

Una oscura noche de mediados de marzo caía sobre Las Acequias cuando Fabiana, una vecina que andaba en bicicleta por las calles del barrio, encontró en su camino a una pequeña caniche que lucía en pésimas condiciones: sucia, hambrienta, asustada y enferma.

Frente a la situación, la joven llevó a la perrita hasta su casa donde la alojó por una noche y le dio inicio a una movida solidaria que no sólo involucró a habitantes de la urbanización ubicada sobre la A012, sino que también llegó a distintos puntos de la ciudad y alrededores.

Dado que su situación económica no le permitía solventar por sí sola los gastos que demandaba la recuperación de la caniche y visto que no había noticias de sus dueños, pidió ayuda a través de los grupos de Whatsapp y Facebook que comparten los habitantes del barrio. Así dio con vecinas comprometidas con la causa de los animales abandonados y recibió colaboraciones económicas por parte de varias familias. Hasta llegó la donación de una bolsa de alimento por parte de una pareja que se dedica a comercializar el producto.

Al día siguiente, Madonna –así fue bautizada por sus rulos– fue llevada a una veterinaria local que suele aportar su trabajo a bajo costo para casos del estilo. No tuvo que pasar demasiado tiempo para que los resultados de semejante sumatoria de cariño empezaran a aparecer: tanto el aspecto como el ánimo de la perrita mostraron una marcada mejoría. A tal punto, que próximamente será entregada a una familia rosarina que no tardó en ofrecerse como adoptante.