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Marcelo Guiu: “En Roldán levantás una piedra y sacás un jugador de fútbol”

Hoy es profesor en las juveniles de Sportsman, pero en su extensa carrera llegó a integrar cuerpos técnicos de importantes equipos del mundo.

Marcelo Guiu es un apasionado del deporte. Por una lesión fortuita se quedó con las ganas de irse a Estados Unidos a disputar béisbol, deporte con el que llegó a ganar una medalla de plata en un torneo nacional y del cual aprendió una de las cosas que luego serían la base de la promisoria carrera que logró hacer: el estudio del juego para lograr que sea lo más preciso posible.

“Siempre fue una obsesión estudiar parte por parte. Cuando mi abuelo me llevaba de chiquito a ver a Central yo ya veía que las secuencias eran similares. Después practiqué béisbol, que es un deporte en el que la gente va a la cancha a ver quién comete el error, porque las jugadas son precisas, las conoce todo el mundo. Entonces yo empecé a ver de qué manera se podía trabajar eso en el fútbol”, recuerda quien hoy, luego de pasar por la más alta competencia a nivel mundial, dirige la quinta división de Sportsman y es profesor en las juveniles del club local.

Docente de Educación Física de profesión, combina su actividad adentro de las canchas con la enseñanza en escuelas de Funes, Timbúes, Ricardone y también en la Fiscal, donde está al frente de la cátedra de Tecnología. Justamente la combinación de ambas disciplinas fue lo que llevó a ser integrante del cuerpo técnico de Edgardo Bauza en Rosario Central, Colón de Santa Fe, Liga de Quito en Ecuador y el Club Al Nassr en Arabia Saudita.

Hace 25 años, cuando en Argentina casi no existían las computadoras fue el Patón quien le trajo la primera y lo ayudó a perfeccionar un sistema que había desarrollado junto a un socio y que permitía el estudio exhaustivo del propio equipo así como del rival, otorgándole al juego algo de la previsibilidad y precisión con la que soñaba de chico.

“Bauza me dio el gran apoyo. Yo le explicaba que se podían estudiar los rivales y los equipos contrarios con un seguimiento, y se lo mostraba estadísticamente. Él empezó a ver los trabajos y se interesó. No es fácil sentarse con un técnico a decirle que, por ejemplo, un cambio que hizo estuvo mal”, rememora Guiu en diálogo con El Roldanense.

Pero un día Marcelo decidió que era momento de decir basta. Cansado de estar lejos de su familia e incluso de las comidas y los lujos de los hoteles cinco estrellas, se pegó la vuelta al pago a disfrutar de una vida más casera junto a su mujer y sus dos hijos. La afinidad de uno de ellos por el fútbol lo llevó hasta El Porvenir, en San Jerónimo, donde permaneció hasta que al chico dejó de interesarle ese deporte.

El paso siguiente fue ser el coordinador del Club Campaña Carcarañá. Eso fue hasta el año pasado cuando lo llamaron de Sportsman: “La verdad que me sorprendieron. Nunca creí que un club con tan poco espacio pudiera diagramar y meter tanta cantidad de gente en una cancha. En la zona, desde Rosario hasta Córdoba, ninguna ciudad tiene lo que tiene Roldán. En Roldán levantás una piedra y sacás un jugador”, dice el entrenador.A juzgar por su experiencia, sus palabras asoman como más que autorizadas.

Sobre la posibilidad de que el club con sede en Amenábar y Sarmiento tenga una Primera División, Guiu sabe que por calidad de jugadores sería perfectamente factible, pero ahí entran a tallar otras cuestiones como el espacio físico. De todas formas, no es algo que le quite el sueño: “Si se da, se da, pero yo disfruto tanto de dirigir un pibe de Quinta o de Sexta como a uno de Primera”, asegura convencido.