Por: Martín Brudny
Pre candidato a concejal por Libres del Sur – Frente Amplio por la Soberanía

La última sesión del Concejo Municipal fue una muestra más de cómo no queremos que funcione.

Larga es la lista de ocasiones en las que integrantes del Concejo (que en la última sesión declamaban legislar para TODA la ciudad) obraron contra los intereses de ciudadanos/as que, en grupos o individualmente, expresaron algún interés por resolver algún conflicto colectivo.

Cierto es que la labor legislativa siempre puede dejar un sabor amargo en algún sector, ya que en la resolución de cualquier conflicto alguna de las partes debe ceder, y puede ser que se sienta perjudicada.

Pero no me refiero a eso. Me refiero al ataque, la humillación, la chicana, por parte de quienes se supone deberían representarnos. De quienes tienen una responsabilidad como representantes. De quienes cobran un sueldo, además, por hacerlo.

A vuelo de pájaro, recuerdo la oprobiosa clausura de la Sala de la Banda y las sesiones donde trabajadores y trabajadoras de la Cultura sufrieron maltratos y hasta agresiones por parte de los ediles. Así como los vecinos que reclamaban por los ruidos molestos de un bar clandestino, las madres del grupo de Padres Autismo Roldán, y el permanente menosprecio que recibimos vecinalistas en distintas ocasiones, y que se repitió una vez más con el trabajo realizado por la Vecinal de Tierra de Sueños 2 y 3.

Ese es el Concejo que no queremos.

El Concejo que necesita la ciudad debe estar abierto al reclamo y la propuesta, fomentar con la escucha y acompañamiento a las organizaciones de la sociedad, ser empático con los sectores más desfavorecidos, valorar el trabajo comunitario que se realiza colectiva y solidariamente, con el solo propósito de mejorar la calidad de vida en el sentido más amplio. Como ciudadanía, necesitamos renovar el Concejo. Este año tenemos la oportunidad.