Al cumplirse dos semanas de la desaparición de Franco Hueso y su posterior hallazgo sin vida en un camino rural de Roldán, sus familiares, amigos y vecinos de Ybarlucea hicieron oir su pedido de justicia y rápido esclarecimiento del crimen en el arco de acceso a esa ciudad, sobre la ruta nacional 34.

Franco tenía 26 años, un hijo de 8 y se dedicaba a hacer changas de albañilería. Alrededor de las 18 del viernes 5 de junio salió de la casa de su mamá en Ybarlucea para ir a ver un trabajo en Funes pero nunca más volvió. Con el paso de las horas su familia hizo la denuncia en la subcomisaria 17ª donde les dijeron que sólo habían hallado la moto en el que el muchacho se conducía.

Tras ello familiares, amigos y vecinos de Franco iniciaron su búsqueda recorriendo los campos y caminos rurales que conectan Ybarlucea y Funes sin suerte. «Continuamos haciéndolo durante toda la noche y la madrugada del dia siguiente», recordó ayer su prima, Verónica.

La peor noticia llegó la mañana del sábado 6 cuando un vecino avistó el cuerpo calcinado del joven, que estaba maniatado, con un tiro en el cráneo, una bolsa de nailon en la cabeza y tapado por maderas usadas para prender fuego, en un camino rural en la zona límite de Ybarlucea y Roldán.

«Desde ese momento tenemos muchas dudas y muy pocas respuestas», dijo Verónica. La mujer recordó que a mediados de semana fueron recibidos por la fiscal Marisol Fabbro, pero sólo les informó que en una chata policial que participó del procedimiento del hallazgo se encontaron manchas de sangre que serán analizadas para saber si pertenecen a la víctima.

«No tenemos nada, nadie a quien culpar, no sabemos qué pensar ni qué pasó con mi primo. Lo que queremos es que se investigue y se haga justicia. Y si en la muerte de Franco tuvo algo que ver la policía que se diga», concluyó Verónica.

Fuente: La Capital