La Ciudad

El roldanense que vuela más alto: restauró un viejo planeador y ahora pilotea su hobby

A los 50 años le “picó el bichito” de surcar los aires. Hizo el curso de piloto y no pudo parar. Conocé su historia.

Un amigo le dijo una vez que si era capaz de manejar en el centro de Rosario, tranquilamente podía ser capaz de volar. Eso fue hace unos 12 años, cuando el roldanense Aníbal Da Campo ya tenía 50, una edad que muchos hubieran considerado demasiado para empezar una actividad como la aviación. Sin embargo él recogió el guante y se animó: hizo el curso de piloto y empezó a conducir aviones.

Tanto en ese momento como en la actualidad, la única finalidad de llevar adelante la actividad fue como recreación. “Fue una pasión de toda la vida pero la pude empezar de grande”, contó en diálogo con El Roldanense al tiempo que reconoció que antes su hobby pasaba por el río y la pesca, “cambié el agua por el aire”, señala.

Aníbal fue electricista y docente, entre otras actividades, y hoy está “felizmente jubilado”. En 2011, cuando ya hacía varios años que le había “picado el bichito” de los aviones, compró un planeador antiguo que estaba tirado en un rincón del Club de Planeadores Rosario, la institución que lo tiene como miembro y que lo contiene en su pasión.

“Lo restauré, lo motoricé y lo habilité como avión experimental. Me llevó unos cuatro años”, contó. El tipo de planeador es un Grunau baby monoplaza. “Le puse de nombre Motor baby porque era un planeador puro y ahora tiene autodespegue y se puede usar como planeador o también con motor”, aclaró.

“La actividad del planeador todos piensan que es un juego, pero es una forma de vida. No sólo se disfruta volando sino que hay que tener gente que te acompañe, respetando las normas de seguridad. Al contrario de lo que todos creen, no es un deporte caro. El que aprende a volar en planeador después sigue con avión y puede tener una salida laboral”, aseguró el aviador roldanense para alentar a otros a que sigan su camino.