Una historia de superación: la tenista roldanense que entrena en Estados Unidos y sueña con ser profesional
Nicole Dufour fue entrenada por su padre durante muchos años, desarrolló su talento en el CCUP, llegó a ser número 1 en Junior y compartió el emprendimiento de comidas con su familia para juntar fondos. En junio fue becada por una prestigiosa universidad.
Las carreras de los deportistas suelen estar marcadas por altibajos, momentos culminantes y puntos de inflexión, de esos que motivan a subirse al tren para no dejar pasar la oportunidad. Es el caso de Nicole Dufour, la tenista roldanense de 22 años que se mudó a comienzos de 2022 a Estados Unidos para progresar en su sueño de convertirse en profesional. Sin embargo, más allá de ese gran objetivo, su desafío personal esconde una gran historia familiar de superación, desde los días en que su padre era el entrenador.A un año y medio de haber desembarcado en Norteamérica, Nicole fue becada por la Universidad Saint Leo Tennis de Tampa, la más grande de Florida. El desarrollo que alcanzó en sus días en el Colegio Agrícola Abraham Baldwin, conocido por sus programas competitivos en torno a este deporte, hizo que pudiera dar el salto. “Le llegó esa oportunidad porque quedó segunda en EEUU a nivel universitario. Las razones económicas siempre fueron un obstáculo en su carrera”, cuenta orgulloso su padre, Cristian, a El Roldanense.Raqueta en mano, su crecimiento fue meteórico en Argentina. Integró el seleccionado, fue tres veces campeona de Sudamérica, ganó un certamen que le permitió jugar el mundial Nike, fue 17° del mundo y número uno del país a nivel junior, hasta que decidió partir en busca en búsqueda de nuevas chances. De hecho, compartió canchas con jugadores de renombre en el tenis argentino de hoy, como Sebastián Baez, Tomás Echeverri, Francisco Cerúndulo y María Lourdes Carlé. Hasta jugó un dobles que ganó junto a Nadia Podoroska.Los recuerdos se agolpan con velocidad en la memoria de Cristian, como esos libritos que te hacen ver una película de imágenes con solo hacer una recorrida rápida con el pulgar. De aquellos días en que vivían en Rosario y realizaban rifas en el kiosco de diarios que atendían hasta la actualidad, presentes en cada feria local con su emprendimiento de comida, han perseguido el sueño de juntar fondos para costear la carrera de su hija. “Viajábamos de noche para ahorrarnos hotel, vendíamos comida, Nicole hacía postres para la venta…”, rememora.Cristian fue el primer entrenador de Nicole, incluso tiempo después de que se mudaron a Roldán hace 13 años. Continuó siéndolo luego de sufrir un ACV a mediados de 2020, por el que estuvo tres semanas en coma en el HECA. “A pesar de que fue un proceso durísimo, tres meses después del ACV seguía entrenándola. Me llevaban en silla de ruedas y sentado le tiraba pelotas”, cuenta emocionado. “Fue una lucha constante, como lo fue entrenar a mi hija sin dinero y a base de esfuerzo”, recuerda.Junto a la evolución lograda con su padre como guía, Nicole creció como tenista de la mano de Cristian Amsler, su profesor en las canchas del Centro Cosmopolita Unión y Progreso (CCUP). Así, logró cruzar fronteras y jugar torneos nacionales, otros internacionales, y conocer estrellas e ídolos de su disciplina, como Gabriela Sabatini. “Es la historia de una familia simple y humilde, que vendiendo pastelitos o diarios intenta salir adelante. Tenemos una sola vida y siempre le enseñé a mis dos hijas que la pasión mueve montañas”, narra hoy su progenitor.Para ejemplificar la resiliencia de Nicole, Cristian pone el foco en uno de los tantos momentos de su carrera en que la acompañó. “Cuando fue a jugar el Mundial, tenía 11 años y yo manejaba un Duna que estaba hecho bolsa. La tuve que ir a buscar a Ezeiza y, cuando bajó del avión, lo primero que me dijo fue ‘papi, viajé en una limusina’”, relató. Luego de felicitarla, llegó la advertencia: “Mi primer comentario fue ‘hija, agarra bien la puerta del auto porque te vas a caer’”, señaló, en un viaje al pasado que retroalimenta los sueños actuales.“Nicole era muy hiperactiva de chica. La anotamos en patín, la hicimos socia en el club Provincial y un día le conseguí una raquetita”, narró sobre los comienzos en las canchas. “La expectativa es que haga lo que más le gusta y le dé felicidad. Su deseo es ser profesional”, argumentó, y añadió que noviembre puede ser la fecha señalada para que ingrese al circuito a través de la universidad. Mientras tanto, Nicole continúa dando forma a su gran aspiración, más allá de tres operaciones de muñeca. De Roldán a Florida, con el desafío de hacer historia en el polvo de ladrillo.
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