Por Romina Rosso y Soledad Fortunacio (*)

La actividad acuática terapéutica busca potenciar el movimiento, las adaptaciones al medio, la variabilidad de ajustes posturales, las experiencias y la búsqueda de soluciones a los problemas que le plantee al medio. Entre los principales beneficios se pueden encontrar:

• ●  El aprendizaje psicomotor promueve las actividades activas y el manejo en este entorno, facilitando la resolución de problemas. Gracias a las propiedades que proporciona el agua, permite realizar movimientos que fuera de la piscina resultan más difíciles de llevar a cabo, ya sea por miedo a sufrir caídas, a perder el equilibrio o por limitaciones físicas.
• ●  Ayuda a facilitar la integración sensorial gracias a las sensaciones propioceptivas, vestibulares y cinestésicas, que les obligan a una readaptación y ajuste continuo en un medio que antes no conocían y que es diferente al que están acostumbrados.
• ●  Disminuye el estrés y la ansiedad mediante la relajación que se consigue con los movimientos y la temperatura del agua. De esta forma también se puede actuar sobre la vertiente más conductual.
• ●  Mejora las habilidades sociales gracias a la interacción en sesiones grupales con otros niños mejora la comunicación y aprenden a organizarse, compartir, respetar los turnos de juego, etc.