Obras que avanzan: cómo un corralón mayorista agiliza costos, tiempos y abastecimiento
El pimpollo es ese corralón que respalda cada proyecto desde el primer día, con más de 50 años de trayectoria abasteciendo obras en todo el país.

Toda obra necesita buenos cimientos. No solo en lo estructural, sino también en lo logístico, en los costos y en la planificación. Por eso, contar con un proveedor mayorista que entienda las necesidades reales de una construcción hace una diferencia clave. El pimpollo es ese corralón que respalda cada proyecto desde el primer día, con más de 50 años de trayectoria abasteciendo obras en todo el país.
Desde 1964, esta empresa familiar ofrece soluciones concretas para profesionales, contratistas, arquitectos y particulares que buscan materiales de calidad, buen precio y un servicio que funcione. Su catálogo incluye productos para construcción tradicional y en seco, griferías, herramientas, sanitarios, impermeabilizantes, bombas, revestimientos, adhesivos y mucho más. Todo centralizado para facilitar el abastecimiento en una sola operación.
Trabajar con un corralón mayorista como el pimpollo significa operar con previsibilidad. Cada pedido se arma según las necesidades del cliente, con asesoramiento técnico, entrega planificada y seguimiento comercial. Esto evita parates de obra, desperdicio de materiales o compras apuradas que encarecen el presupuesto.
Uno de los grandes diferenciales de la empresa es su capacidad logística. Con flota propia, personal capacitado y cobertura nacional, los envíos llegan en tiempo y forma, incluso en zonas alejadas o con obras de gran escala. Esto, sumado a la atención directa y sin intermediarios, permite una relación fluida y resolutiva.
El sitio elpimpollo.com.ar permite consultar el catálogo, hacer pedidos, coordinar entregas y acceder a un equipo comercial que acompaña desde la cotización hasta la descarga. Esta integración entre servicio, producto y atención hace que cada operación sea ágil, clara y profesional.
Construir bien empieza por elegir aliados que estén a la altura del desafío. Y cuando ese aliado entiende el ritmo, el lenguaje y las urgencias de una obra, el proceso fluye. El pimpollo es ese corralón que combina experiencia, stock, asesoramiento y logística para que cada proyecto avance desde el día uno con la solidez que necesita.