Perspectivas

Tecnología, juego y pandemia: el uso de pantallas en los más chicos

No sólo las clases se volvieron virtuales sino también el tiempo de ocio y las relaciones sociales se han digitalizado.

Por: Abi Blanco  (*)

Durante el período de confinamiento el uso de dispositivos tecnológicos ha aumentado considerablemente. No sólo las clases se volvieron virtuales sino también el tiempo de ocio y las relaciones sociales se han digitalizado.

En este contexto, las familias hemos tenido o tendremos que plantear estrategias para regular el tiempo de exposición a las pantallas y seleccionar adecuadamente el contenido.

Y en este punto varios son los factores a tener en cuenta. En primer lugar, la edad del niño y el tiempo de exposición. En general existe claro consenso en desaconsejar el uso de pantallas en menores de 18 meses, y a partir de esa edad supervisar y acompañar a los niños para evitar el acceso a contenidos inapropiados, limitando el tiempo de uso a una hora diaria con un máximo de dos horas diarias y lejos de las comidas y tiempo de descanso.

Por otro lado, hay que entender que no todos los dispositivos son iguales, no es lo mismo un niño solo frente a un celular, que una familia compartiendo una película. Tampoco lo es un juego didáctico, que un juego violento.

Independientemente de que existen estudios que demuestran los daños que surgen de una exposición prematura y/o prolongada y que merecen un capítulo aparte, lo que resulta importante es destacar que los niños crecen y aprenden a través del juego y de LOS VÍNCULOS, con ellos se desarrollan la imaginación, la creatividad y las habilidades socioemocionales y que el juego es un catalizador de emociones.

Con esto no se pretende DEMONIZAR las pantallas ni culpabilizarse por el uso de las mismas. Lo importante es preguntarnos qué se están perdiendo los niños al estar frente a ellas y cuánto tiempo compartido con ellos perdemos los adultos.

Entonces, teniendo en cuenta que en este período las relaciones con los pares se ven afectadas, nada mejor que un adulto o un hermano disponible para compartir y jugar. ¡¿A qué??!!! ¡¡¡¡¿¿Con Qué??!!!! Primeramente, podemos preguntarle al niño, que seguramente sabrá que proponer. Jugar es inventar, construir, crear, contar cuentos e historias, cocinar, bailar, pintar, regar.

¡La tecnología está buena, pero jugar y compartir en familia es mucho mejor!!!!!!

(*)Abi Blanco es Pediatra. Mat: 22004 reg.esp: 42/1505 y desarrolla su labor de lunes a viernes en CTR rehabilitación integral .Aquellos interesados pueden contactarse  al centro transdiciplinario mediante sus redes sociales:

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