Roldán Puras Historias

De veladas y paqueterías

En los albores del siglo XX, las ciudades de la región pampeana vivieron un periodo de florecimiento cultural a la europea. Y Roldán no fue la excepción.

Al fondo de la imagen se ve el edificio del Pabellón Centenario.

Por Lic. Alicia Florián y Lic. Silvana Fogliato *

En los albores del siglo XX, las ciudades de la región pampeana vivieron un periodo de florecimiento cultural a la europea. Las capitales provinciales y en especial la Capital Federal, tomó los cánones de la arquitectura francesa para los grandes palacios de instituciones públicas mientras las casonas privadas de las provincias se refugiaron en los modelos italiazantes al compás de la fiebre pobladora inmigratoria. Fueron las salas teatrales y los grandes clubes los salones donde el ocio se refugiaba con cada vez más asiduidad en una sociedad que se permitía espacios de encuentros cada vez más frecuentes.

En este periodo los teatros conformaban mundos sociales diversos en sí mismo. En las salas, se juzgaban los comportamientos, la sensibilidad, el aprendizaje –civilizatorio– de la audiencia. La belleza, el buen gusto y las buenas maneras constituían los valores encumbrados que ansiaban tener los sectores encumbrados socialmente [1].

En las ciudades, el teatro de ópera significaba el lucimiento de una burguesía en ascenso pero también el progreso de una sociedad y un espacio urbano considerado culto y en crecimiento constante. El auge de la ópera italiana, tenía lejanos antecedentes vinculados con la alta proporción de inmigrantes genoveses, piamonteses, calabreses como sicilianos, aunque la producción y el consumo teatral también incluyo el sainete español, la zarzuela, la comedia y el drama francés.

En tanto en las ciudades y pueblos de la campaña el corto escapismo que permitía la rutina cotidiana tras la tarea rural del colono significaba la evasión de la mortecina quietud de las tardes campesinas. Estos ratos estuvieron signados por acontecimientos que involucraban a toda la comunidad. Los eventos familiares y sociales, la inauguración de edificios fundamentales para la vida sociocultural del pueblo, las fiestas patrias, las celebraciones religiosas, y las hazañas deportivas constituyeron aspectos necesarios para comprender el tema que aquí esbozaremos [2].

La sociabilidad primaria en Roldán provino de la reunión de familiares y amigos por diferentes motivos, siendo los tradicionales, los casamientos, bautismos, cumpleaños, Navidad y Semana Santa. En el campo abierto, la presencia de la casa-habitación, luego ampliada, y del patio de tierra o mejorado era símbolo de la presencia humana y del contacto. A poco de nacer la población, ya se contaba con un edificio donde se desarrollaban eventos de tipo solidarios conocido como el Pabellón Centenario. El mismo estaba ubicado en la actual calle Malvinas Argentinas, en la esquina donde hoy se encuentra la sede del Banco de la Nación Argentina. Su espacio, al presente lo ocupa la vivienda de la familia D`Alleva. Era una construcción de pisos de madera donde se daban eventos como conciertos de piano y violín, en los cuales el beneficio social y vecinal de la mano de la parroquia local era el motivo excluyente. Gracia a estas veladas se recaudaron fondos para la construcción de aceras, alcantarillado y veredas sin depender de las demoras de la comuna de turno [3].

En la columna del periódico local llamado Roldán en su edición Nº 9 se documenta una Sección Social denominada la Semana Social. En la misma se detallan particularidades de una velada Pro Unión Democrática Cristiana donde los concurrentes pudieron oír el programa de este partido en las palabras del Sr. Abdala Yebara y del delegado rosarino Sr. F. Casiello [4]. La reunión también contaba con la puesta en escena del poema dramático en tres actos y en verso del dramaturgo Belisario Roldán El rosal de las ruinas, que fuera estrenada en la ciudad de Buenos Aires por la compañía de Angelina Pagano el 28 de abril de 1916.

Según la opinión del periódico la velada literaria dramática musical a beneficio del novel Centro de la Unión Dramática Cristiana fundada recientemente en esta localidad, resultaría un acontecimiento social y artístico de vastas proporciones. Dejaba claro las dificultades que representaba para actores y responsables llevar adelante una obra de tal magnitud, lo cual hizo temer a los cronistas y a la población en general que la obra no se luciera en su totalidad y esplendor. Finalmente la compañía actuó bajo la dirección del Sr. Eustaquio López y resultó un éxito festejado por la población roldanense. Así documentó el cronista la noche del estreno:

…el protagonista a cargo del director de la compañía, el de Leonor a cargo de la Sra. López y el de Martín (el vasco) culminó mereciendo los repetidos aplausos que les prodigaron la concurrencia y los altos elogios que durante todos estos días se les continúa tributando. Fueron igualmente muy aplaudidos los demás números del programa. De los profesores Srta. Mimie Delamer y el Sr. Luis Gardella su sentada fama no requiere elogios y menos en particular la Srta. Delamer, cuya técnica, sentimental interpretación y demás aptitudes artísticas son bien conocidas por nuestro público. Estuvo como siempre admirable y como siempre se vio obligada al bis y recibió una calurosa ovación. [5]

La gala mereció un párrafo aparte del cronista por la elegancia de las damas del lugar y destaca la descripción exacta de los atuendos de concurrencia, entre ellas el de la Sra. María Esther L. de Tedín Uriburu, traje negro de gabardina, tapado negro con cuello y puño de piel blanca; Sra. del Dr. Quinteros, de terciopelo azul con adorno de piel; Sra. Isolina R. de Crosio, de tafetán verde con rosa rococó a la cintura; Sra. María S. de Taboada, de tafetán negro; Sra. María K. de Delamer, negro con capa de seda negra; Sra. Amelia C. de Yebara, de satén gris con aplicaciones de mostacillas; Sra. María W. de Breggi, negro de etamina; Sra. Sofía E. Yebara, gabardina verde con piel al cuello; Sra. Juana C.S.W. de Peters; negro tapado de terciopelo y piel; Sra. Adelina K. de Giménez, de sarga azul con piel y seda; Sra. J. Horgui de Florián; de paño gris con aplicaciones bordadas; Sra. M. de López, negro, Sra. de Rosales, gris; Sra. de Gentille, negro, etc.

En cuanto a las señoritas o damitas en edad de merecer y de lucirse en sociedad alegraron con su presencia el Pabellón Centenario a través de las presencias de:

Aurelia M. Rodríguez, traje crep de Chine, crema con adornos de velo; María Breggi, negro con cuello y puño de seda blanca; Catalina Skinner, de granate con adornos de piel; Mimie Delamer, de negro gorget celeste con aplicaciones en encaje; L. Roman charmense rosa con adornos de encaje; María Taboada, lila con adornos de piel; Elena Wilson granate con aplicaciones bordadas; Erna Jensen de gabardina lila; Úrsula Desmoures, azul de gabardina con aplicaciones doradas; Elisa Breggi, negro y adornos de seda blanca; C. Tonella, gris combinado con azul; B. Comini de seda salmón; Anita Yaniselli de paño verde con aplicaciones doradas; Amalia Yaniselli, gris con adornos de piel; M. O Shea gris de paño; Amalia Giacumelli de sarga salmón; Rosa Ferrari, azul marino; M. Garmendia de paño granate; R. Duhalde, gris de paño; Ida Horgui; marrón con bordados; otras varias con hermosos trajes, en cuyos detalles no pudimos observar por falta de tiempo.

En el mismo periódico pero en la sección llamada Se Susurra se volvía a manifestar sobre este evento diciendo que pocas veces se ha visto tan concurrido como en la noche del domingo el amplio local del Pabellón Centenario.


* Licenciadas en Historia. Investigadoras del Instituto de Historia, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario, Pontificia Universidad Católica Argentina.

[1] Sandra Fernández, Sociabilidad, corporaciones, instituciones (1860-1930), Nueva Historia de Santa Fe, Rosario, Prohistoria Ediciones, Diario La Capital, 2006, Págs. 134 a 136.
[2] Sobresalían también los deportes ecuestres, las corridas de toros, los bailes populares, las retretas domingueras y la organización de jornadas al aire libre para el disfrute de la juventud.
[3] Beatriz Moreno de Murray, Peña de Anécdotas, Roldán, 23 de setiembre de 2016.
[4] La Unión Democrática Cristiana se desarrolló entre 1916 y 1919, que se auto disolvió, por solicitud de Mons. Boneo. Editó un diario El Demócrata, cuyo director fue Luis Casiello. Intervinieron todos los hermanos Casiello, principalmente Luis y Francisco, que luego fue diputado provincial por el antipersonalismo en los años treinta. Datos aportados por el Dr. Luis M. Caterina, Rosario setiembre 2017.
[5] Periódico Roldán, La Semana Social: Velada Pro-Unión Democrática Cristiana, Nº 9, Roldán, S/F. (En poder de la Sra. María de Delamer).