Emprendedores

Con la fuerza del metal: empresa local se expande y trae maquinaria desde China

Se trata de un emprendimiento familiar que ha tenido una notable expansión durante esta década, aún cuando llegaron al rubro de trabajos muy diferentes. Incorporaron zinguería y apuestan a más.

La firma Metal 10 es, en sí misma, un emprendimiento familiar. Si bien en 2022 se cumplen 10 años desde que se hicieron cargo del negocio que tiene su base en Tierra de Sueños 2, la expansión que lograron durante el último tiempo los hace proyectar por otro largo período. Es que lo que en un principio fue la venta de productos siderometalúrgicos para la industria y la construcción, hoy suma la fabricación propia de zinguería que complementan techos, tirajes y salidas de ventilación. Y se trata solamente de un primer impulso.

Rosana, su titular, recuerda los días en que solo trabajaban ella y su marido, cuando alquilaban un local, hasta que llegó el momento de abrir uno con sello propio. Luego, a la empresa se sumó su hijo, encargado en un principio del trabajo de reparto. Sin embargo, fueron por más. “Dada la demanda, cada vez se nos hacía más difícil traer los materiales de las fábricas de Rosario por la pérdida de tiempo, la demora y también la necesidad de los clientes de trabajos a medida”, cuenta ella a El Roldanense. “Así fue que con una plegadora casera comenzamos a hacer los plegados nosotros”, rememora.

La pandemia significó un obstáculo, pero también una oportunidad. Dado el faltante de materiales y las demoras de producción, la familia se embarcó en la construcción de un galpón de 300m2 contiguo al negocio. “Nos permitió contar con stock disponible y además poder comprar en cantidad, lo cual mejora los precios de compra y se ve reflejado en el precio final de venta”, describe. Junto a eso, y con la idea de dar mayor visibilidad a lo que hacen, previamente habían abierto un local en la colectora de TDS2, algo que “contribuyó a afianzarnos en el barrio, pero también a atraer a los camioneros y personas que transitan por la ruta”.

Hace 14 años que la familia responsable de Metal 10 vive en Roldán, luego de llegar desde Rosario, y sienten que la ciudad los adoptó definitivamente. “En esta década la remamos. Se trató de buscarle la vuelta para no dejar pasar las oportunidades, y con cautela seguir planteando objetivos de crecimiento y desarrollo”, analiza, y a la vez profundiza: “También, hemos recorrido un camino de responsabilidad y compromiso con el cliente que nos es retribuido con el boca a boca de las recomendaciones. Así, logramos ese lazo de confianza que perdura en el tiempo”.

Lo extraño, a la vez un factor que revaloriza incluso más su actual labor, es que llegaron a la industria siderometalúrgica luego de trabajar en rubros muy distintos. “Mi marido, por legado familiar, fue panadero hasta hace 10 años. Tuvo panaderías con venta al público y también reparto mayorista. En mi caso, trabajé en relación de dependencia en el área de salud”, cuenta, y destaca que pasó desde las tareas administrativas hasta la gerencia, pasando por el área comercial, “gracias a la capacitación y conocimientos que adquirí”.

En paralelo, la evolución no se detiene en el levantamiento del galpón, sino que hay más ideas a futuro. Una de ellas, el desarrollo de la zinguería a nivel mayorista, algo que está llevando a cabo el hijo de Rosana. “Concretamos la compra de una plegadora automática en Buenos Aires que nos permite trabajar mejor y más rápido”, expresa Rosana. También, compraron dos máquinas que permiten realizar caños redondos o rectangulares, y aguardan el arribo de la compra de mayor resonancia. “Esperamos que llegue de China la guillotina automática, la más ambiciosa adquisición y la que completa el paquete”.

Hay momentos en que Rosana lucha contra los prejuicios. Brinda su parecer y argumenta con el apoyo que le brinda una década de experiencia, pero sus interlocutores aguardan que su marido asienta con la cabeza o le dé la razón. Existen ocasiones en que sus clientes hombres se quedan sorprendidos cuando la ven cortar un hierro con una sensitiva, pero ella no se deja amedrentar. Tiene claro cuál es el camino. “A esta altura, no hay rubros masculinos o femeninos, de hecho así lo consideramos en mi familia”, razona. “Es muy loco ver cómo los hombres quedan asombrados de que una mujer sepa de estas cosas”, aduce.

Ha pasado una década desde que Rosana y su familia tomaron las riendas de una empresa con la que hicieron camino al andar. Se han expandido sin prisa, pero a la vez sin pausa, y mediante un recorrido con el que proyectan un mayor crecimiento en los próximos años. “Queremos posicionarnos como proveedores mayoristas de fábricas y empresas constructoras en la zona”, manifiesta. Lo que se dice, saber adaptarse y construir una marca a partir de ello.