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Una Casa Roja: el reducto cultural que abrió en plena pandemia y no para de crecer

Con la llegada de la primavera están organizando talleres literarios, jornadas de lectura y ciclos de conciertos al aire libre. Un espacio donde se siente la literatura en el cuerpo, ni bien pasar el umbral de entrada.

Una casa Roja es un refugio que fue construido por una familia roldanense, con sus propias manos, en plena pandemia, y que alberga su pasión por la literatura teniendo como principal motivación la difusión de este arte.

A cinco meses de su apertura se consolida como uno de los espacios culturales de la ciudad. Su biblioteca comenzó sobre la base de la biblioteca familiar y desde su apertura se ha ido ampliando gracias a algunas donaciones y a la constante inversión que se realiza mes a mes a fin de poder aportar variedad y calidad al catálogo. Actualmente ofrece más de mil títulos a los que se pueden acceder abonando una cuota mensual muy accesible.

También es una librería que ofrece libros a la venta, para aquellos que atesoran el libro como objeto y prefieren conformar su propia biblioteca personal. Tiene stock de títulos de editorial es muy diversas, y cuyas elección se realiza libro por libro. A su vez muchas ventas se concretan por pedido, la intención es acercar a la ciudad de Roldán el universo de la literatura en todas sus formas intentando asesorar, recomendar y acompañar a quienes son cómplices en esta cofradía de lectores.

Con la llegada de la primavera y la posibilidad de realizar actividades al aire libre desde Una Casa Roja se están organizando una serie de talleres literarios, jornadas de lectura y ciclos de conciertos.

La conformación de este espacio es una apuesta a la cultura de la ciudad y a su gente, y se construye sobre la base de una intuición: mientras era construida se pensaba en esa frase que dice: “Si lo construyes ellos vendrán”, y si algo se ha confirmado es que el acto de la lectura aún convoca e interpela a muchas personas de edad es muy variadas y que la visitan buscando ese libro que activa la imaginación y que nos abre infinitos mundos.

Como reza la frase de Eugenio Carutti que se puede leer en los muros de una casa roja: “El Libro ha dejado de ser un objeto y se revela como un vínculo”.

Desde afuera, al observarla, sentimos que la conocemos de toda la vida. Es una casita; la hemos dibujado alguna vez siendo niños, la hemos visto en algún paraje, nos recuerda a algún galpón herrumbrado en el medio de un campo.

Podemos imaginarla en muchos mundos. Es un icono que nos transporta y nos recuerda al hogar, que nos invita a pasar. Al ingresar sentimos que estamos en el vientre de la ballena, o en el interior de la bodega del barco que va en su búsqueda.